2000–2009
Fortalecer el hogar y la familia
Abril 2002


Fortalecer el hogar y la familia

“Tres principios que les ayudarán a fortalecer su hogar y la familia son: nutrir con amor, sacrificio y oración”.

Al presenciar la conclusión de las Olimpíadas de Invierno 2002, recordamos a los ganadores de medallas de oro. Un grupo numeroso de atletas, con años de preparación, se congregó para competir, con la esperanza de ganar. Ustedes, las jovencitas de la Iglesia, también se están preparando y están compitiendo para obtener un medallón, a medida que el Espíritu arde resplandeciente en su interior.

El programa de las Mujeres Jóvenes proporciona un maravilloso campo de capacitación que le será útil a cada una de ustedes para alcanzar sus metas, y el lema de las Mujeres Jóvenes es un recordatorio constante de que no estamos solas en la competición; formamos parte del equipo del Señor y Él siempre estará allí para ayudarnos a lograr el éxito.

Como hijas de Dios, algunas de ustedes quizás tengan grandes habilidades atléticas, pero todas han sido bendecidas con muchos talentos y dones. Uno de los dones más importantes es la habilidad que poseen para “fortalecer [su] hogar y la familia”, una nueva frase que se ha añadido al lema de las Mujeres Jóvenes. ¿La reconocen? Una de las asignaciones que se nos han dado como jovencitas y mujeres en el reino es amar y fortalecer a nuestra familia.

Esta noche, ruego que el Espíritu arda en su interior, que tengan un deseo más grande de fortalecer a su familia ahora y de prepararse para su futura familia. Las Escrituras nos enseñan de muchas maneras la forma de fortalecer a nuestra familia. No hay maestro más excelente que el Salvador. Al estudiar Sus enseñanzas y seguir Su ejemplo, ustedes pueden mejorar su vida familiar. Hablemos acerca de tres principios que les ayudarán a fortalecer su hogar y la familia:

  • Nutrir con amor

  • Sacrificio

  • Oración

Nutrir con amor

¿Quién no disfruta jugar con un niño o tener a un recién nacido en los brazos? Las mujeres nacimos con la habilidad natural de amar y de nutrir a los demás. Nutrir con amor significa apoyarse, alentarse, valorarse y amarse mutuamente. ¿Lo hacemos con nuestra familia?

El Salvador mismo nos enseñó a nutrir con amor. Muchas veces Él dijo: “¡…cuántas veces os he juntado como la gallina junta sus polluelos bajo las alas, y os he nutrido!” 3 Nefi 10:4).

Al congregar a su familia, ustedes pueden hacer mucho para que reine allí un espíritu de unidad. ¿Cuándo fue la última vez que dieron un abrazo a su mamá o a su papá y les dieron las gracias por todo lo que hacen? Los padres son los que más nutren con amor, pero ellos también necesitan que se les nutra con amor.

Como mujeres, podemos juntar a nuestros pequeños bajo nuestras alas con amor y ternura. Hace poco observé a una madre que le hablaba a su niña de dos años; ésta lloraba y la mamá no entendía qué era lo que quería. Le dijo: “No llores; usa tus palabras y dime qué te pasa”. Ella había demostrado tal respeto por esa pequeña de dos años, que ésta dejó de llorar y empezó a expresarse. Esa madre está aprendiendo a nutrir con amor.

Cuando nuestro Padre Celestial presentó al Salvador ante el mundo, demostró cuidado amoroso al emplear una voz suave. En las Escrituras dice lo siguiente: “…oyeron una voz como si viniera del cielo… y no era una voz áspera ni una voz fuerte… a pesar de ser una voz suave, penetró hasta lo más profundo de los que la oyeron” (3 Nefi 11:3).

Esto puede ser un modelo de la forma en que debemos hablar a nuestra familia en el hogar. Al hablar a aquellos a quienes amamos, no utilicemos una voz fuerte, sino una suave. De ese modo se dirige nuestro Padre Celestial a Sus hijos.

Sacrificio

El segundo principio es el sacrificio. Como mujeres jóvenes, ustedes están aprendiendo a sacrificarse cada día. Nos sentimos tan impresionadas por todo lo bueno que están haciendo.

  • Cuando sus madres tienen que trabajar, ustedes cuidan a sus hermanitos después de la escuela; ayudan a preparar la cena y a acostar a los pequeños.

  • Los fines de semana no salen a fiestas porque no desean ver películas indecentes.

  • Miles de ustedes se levantan a las cinco de la mañana todos los días para asistir a seminario matutino antes de entrar a la escuela.

El Salvador está tan orgulloso de ustedes; Él sabe por lo que pasan; Él comprende lo difícil que es hacer sacrificios. El Salvador nos enseñó a sacrificar. Él sacrificó Su vida por toda la humanidad.

Después de que resucitó, lo primero que enseñó a los nefitas fue la forma en que se había sacrificado. Él dijo: “…he bebido de la amarga copa que el Padre me ha dado… me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas” (3 Nefi 11:11). Había hecho lo que el Padre Celestial deseaba que hiciese.

Nuestro Padre Celestial desea que creemos una familia recta. Es posible que el llegar a ser esposa y madre les limite las oportunidades de tener una carrera, pero puede ser una experiencia sumamente gratificante. Cuando era una joven madre, recuerdo que les tocaba esta canción a mis niñas mientras danzaban en la habitación; quizás parezca un poco ridícula, pero la letra expresa muy bien mis sentimientos:

Cuando crezca, quiero ser una mamá y tener una familia:

Uno, dos, o tres hijitos míos solamente.

De todos los trabajos que hay, no hay otro mejor.

Tendré una familia.

Los querré todo el día y les daré galletitas, leche y globos amarillos.

Los consolaré cuando se hagan daño; les contaré cuentos y les cantaré lindas cancioncitas.

(Janeen Brady, “I Want to Be a Mother”, en Beloved Songs, 1987, págs. 10–13).

Creo que se lo pueden imaginar. El ser madre es una gran bendición y no un sacrificio.

Oración

Tercero, el Salvador nos enseña a orar.

Al esforzarse por fortalecer a su familia, la oración debe formar parte constante y diaria de su vida; la oración las protegerá del adversario, les dará paz y ayudará a su familia a amarse más los unos a los otros.

Cuando visitó a los nefitas, el Salvador tuvo sólo unos cuantos días para enseñarles la plenitud del Evangelio. Durante la mayor parte del tiempo, fijó la atención en la oración. ¿Sabían que desde el capítulo 17 al 20 de Tercer Nefi, se menciona la oración unas 44 veces? Muchas veces mandó a la gente que orara; Él se arrodilló en el suelo y oró por ellos; les enseñó a orar; bendijo a los niños y oró al Padre por ellos; les mandó tener siempre una oración en el corazón.

Tal vez en una actividad de la Mutual podrían llevar sus Escrituras, leer en voz alta esos cuatro capítulos y subrayar las partes en las que se mencione la oración, así como compartir relatos y testimonios en cuanto al poder de la oración. Les prometo que sentirán el Espíritu del Señor y obtendrán un testimonio más grande de la oración.

Nuestros profetas han dicho que no se preocupan por los jóvenes que oran dos veces al día. Pues bien, si ellos no se preocupan por nosotros, entonces no tenemos que preocuparnos de nosotras mismas, en tanto que oremos con sinceridad dos veces al día.

Escuchen un relato maravilloso de la madre del profeta José Smith acerca de la noche en que él fue a obtener las planchas de oro. Ella escribe lo siguiente: “[Esa noche] me quedé despierta hasta muy noche… José llegó cerca de las doce… y fue y me preguntó si tenía un baúl con cerrojo y llave… y al no tener uno me sentí sumamente alarmada… Pero José… dijo: ‘No importa; me las puedo arreglar muy bien… sin ello; tranquilízate, todo saldrá bien’ ”.

Al poco rato, José y Emma se fueron, tomando un caballo y una carreta. (Ahora presten atención a lo que dijo la madre de él). “Pasé la noche en oración y súplica a Dios, ya que la inquietud de mi mente no me permitía dormir”. Las súplicas de una madre, una recta hija de Dios, dio consuelo al Profeta y protegió las planchas de oro. A lo largo de los años, sus oraciones constantes sirvieron para fortalecer su hogar y su familia (véase Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, editado por Preston Nibley, 1979, pág. 102).

¿De qué manera pueden utilizar la oración para fortalecer a su familia? Debido a que nuestro Padre Celestial les ama tanto, Él desea que se dirijan a Él. A pesar de las aflicciones que puedan tener, ustedes pueden orar acerca de cualquier cosa.

  • Pueden orar a fin de recibir ayuda para cumplir con las reglas familiares, como por ejemplo, regresar a casa a tiempo.

  • Pueden orar para que su familia tenga el deseo de estudiar juntos las Escrituras.

  • Pueden orar para tener una mejor comunicación con sus padres.

  • Pueden orar para ser más pacientes con una hermana o un hermano, ayudándoles a resolver sus problemas.

¡Oren en cuanto a las dificultades que les preocupan! No se den por vencidas. Nuestro Padre Celestial puede dar respuesta a sus oraciones, y lo hará. Muchas de mis oraciones han sido contestadas, pero también hay muchas que aún no lo han sido. Nuestras oraciones serán contestadas en el tiempo del Señor, cuando estemos listas.

Esta noche he hablado en cuanto a tres principios que les serán útiles para fortalecer su hogar y su familia:

  • Nutrir con amor

  • Sacrificio

  • Oración

El Salvador, nuestro Redentor y Amigo, nos ha mostrado el camino. Es posible que al poner en práctica Sus enseñanzas nunca ganen las medallas olímpicas de plata y de oro, pero el obtener el medallón a la Joven Virtuosa les proporcionará una recompensa mucho más grande y mantendrá resplandeciente en el interior de cada una el fuego del Espíritu Santo. Al estudiar las Escrituras y obtener un amor hacia ellas, ruego que encuentren otras maneras significativas de fortalecer su hogar y su familia. En el nombre de Jesucristo. Amén.