Se rededicó el Templo de Buenos Aires, Argentina, bajo un cielo azul entre miles de miembros fieles

Por Por Jason Swensen, redactor de noticias de la Iglesia

  • 10 Septiembre 2012

Los líderes de la Iglesia que estaban presentes en el evento incluían al presidente Henry B. Eyring, primer consejero de la Primera Presidencia; los élderes D. Todd Christofferson y M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles; el élder William R. Walker, de los Setenta, y el élder Mervyn B. Arnold, de la Presidencia del Área Sudamérica Sur.  Foto por Jason Swensen.

Puntos destacados del artículo

  • El presidente Henry B. Eyring, primer consejero del presidente Monson en la Primera Presidencia, presidió en cada una de las tres sesiones de la rededicación.
  • El templo se cerró en las últimas semanas de 2009. Durante el periodo de la nueva construcción, se agregaron dos alas al edificio original.
  • Casi 100.000 personas visitaron el templo durante el período del reciente programa de puertas abiertas y más de 12.000 miembros de todo el país contribuyeron a la celebración cultural el 8 de septiembre.

“Se puede sentir el Espíritu en todo el país. Hay mucho entusiasmo por regresar a la casa del Señor”. —Carlos Fernández, presidente del Templo de Buenos Aires, Argentina

El 17 de enero de 1986, el presidente Thomas S. Monson pronunció unas palabras que han sobrevivido al paso del tiempo mientras presidía la dedicación del Templo de Buenos Aires, Argentina: “Siento que al dedicar este templo estamos también rededicando nuestra vida, un día para hacer promesas en nuestro corazón”.

Tres décadas han pasado desde esa histórica apertura del primero y único templo de Argentina. En la actualidad, hay templos diseminados por Sudamérica y se está construyendo un segundo templo argentino en la ciudad de Córdoba.

El 9 de septiembre de 2012, las palabras del presidente Monson demostraron nuevamente ser relevantes y proféticas.

Miles de argentinos Santos de los Últimos Días se reunieron bajo un cielo azul para la rededicación del Templo de Buenos Aires, Argentina. Decenas de miles más participaron en los centros de reuniones que se extienden a lo largo de esta nación sudamericana. Una vez más, se instó a los miembros a rededicar su vida y corazón a Dios, al tiempo que su amado edificio se rededicaba al Señor.

“Este templo será otra vez una bendición para este país”, dijo el miembro Claudio Salerno.

El presidente Henry B. Eyring, primer consejero del presidente Monson en la Primera Presidencia, presidió en cada una de las tres sesiones de la rededicación. Dos miembros del Quórum de los Doce, el élder M. Russell Ballard y el élder D. Todd Christofferson, también participaron, junto con el élder William R. Walker, miembro de los Setenta y director ejecutivo del Departamento de Templos de la Iglesia.

También asistió la Presidencia del Área Sudamérica Sur: el élder Mervyn B. Arnold, el élder Jorge F. Zeballos y el élder Francisco J. Viñas.

Ubicado a pocos kilómetros del aeropuerto internacional en una autopista principal, las paredes del templo construidas con granito de la zona y seis agujas, son un símbolo de bienvenida para todos los que viajan a Buenos Aires, que a menudo se denomina como “París de Sudamérica”.

El amado templo cerró durante las últimas semanas de 2009. Durante casi un cuarto de siglo el templo había servido como un refugio espiritual para los miembros en toda Argentina. Pero el edificio necesitaba renovarse para satisfacer la demanda de una Iglesia creciente en esta región.

Durante el período de la nueva construcción, se agregaron dos alas al edificio existente, aumentando considerablemente su tamaño original. El templo renovado está rodeado de jardines, bancos y senderos. Hay fuentes en los dos extremos.

La reciente construcción fue ejecutada respetando el diseño original y distintivo del templo. Son prominentes los vitrales verticales en todas sus paredes exteriores que contienen los familiares colores azul y blanco de la bandera argentina. Los jardineros patriotas incluso han captado ese mismo modelo de color en muchos de los diseños florales que rodea el edificio.

Los miembros de la zona aprecian las mejoras que eran necesarias realizar en el templo.

“Tenemos un gran deseo de regresar”, dijo Marta Romero, un miembro de Córdoba. “Estamos deseosos de servir en el templo. Hay tanto entusiasmo”.

La hermana Romero llama al templo rededicado su segundo hogar durante los próximos años, al prestar servicio junto a su esposo, el presidente Mario Romero, segundo consejero de la presidencia del templo.

Cuando el presidente Romero dirige la mirada hacia el gran templo, en su mente regresa a la década de 1970, cuando él y su joven familia se embarcaron en un viaje en autobús de 30 horas para participar en la inauguración del primer templo de Sudamérica en Sao Paulo, Brasil.

Su entusiasmo por regresar al templo se equipara al de muchos de sus compañeros argentinos que carecían de los recursos para asistir a un templo fuera del país. Pero nunca carecieron de fe o dignidad.

“Mantuvieron la recomendación del templo aún cuando no podían asistir al templo”, dijo él.

Como el líder del sacerdocio que preside en el sur de Sudamérica, el élder Arnold visita a propósito un barrio diferente cada domingo. Se dio cuenta de un tema en común durante las recientes reuniones de ayuno y testimonio: un creciente entusiasmo y afán por regresar al templo.

“A muchos miles de los santos en Argentina no les ha sido posible ir a un templo por tres años durante la época en que el Templo de Buenos Aires [permaneció cerrado], y viajar a Uruguay, Paraguay, Bolivia o Chile [era imposible] debido a sus limitados presupuestos”, dijo. “Cuán agradecidos están los santos de que una vez más tendrán ese privilegio”.

La rededicación del templo es una bendición inigualable para toda el Área Sudamérica Sur, agregó. Los cielos están abiertos.

“Mientras estaba sentado escuchando en el salón celestial la práctica del coro para la [rededicación], fue como si los ángeles del cielo se hubieran unido a ellos para cantar alabanzas al Señor”.

El presidente del templo Carlos Fernández, un converso a la Iglesia, dijo que el alcance del templo ya se extiende más allá de los miembros que asistían regularmente antes de su cierre hace tres años. Muchas familias que nunca habían visitado por dentro un templo dedicado asistirán por primera vez en los próximos días. Además, una nueva generación de jóvenes está ansiosa por hacer su parte y servir.

Casi 100.000 personas visitaron el templo durante el período del reciente programa de puertas abiertas, a pesar de las condiciones constantes de frío y humedad, dijo él. Muchos se fueron con lágrimas en los ojos por lo que habían presenciado. Otros pidieron hablar con los misioneros.

“Se puede sentir el Espíritu en todo el país”, dijo él. “Hay tanto entusiasmo por regresar a la casa del Señor”.

La esposa del presidente Fernández, la hermana Beatriz Fernández, dijo que la rededicación del templo ha servido como un poderoso símbolo en la vida de muchas personas en Argentina. Ellos han aceptado el desafío, dijo ella, que el presidente Monson dio hace décadas.

“Hemos visto a las personas dedicar su vida a este templo. Sabemos de tantos sacrificios que se han hecho”.

El obispo Ariel Calvo, quien preside el Barrio Vicente López, Estaca Buenos Aires Norte, Argentina, dijo que el templo rededicado ayudará a garantizar que Sudamérica (y Argentina) siga siendo un poder en la Iglesia.

“Es nuestro trabajo como líderes brindar experiencias espirituales a la juventud”, dijo él. “Siempre encontrarán las mayores experiencias espirituales dentro del templo”.

Al finalizar cada sesión de rededicación se veía a las familias salir tomados del brazo. Sus experiencias compartidas en las diferentes plantas del Templo de Buenos Aires invocaron las palabras del salmista: “Juntos nos comunicábamos en dulce consejo, y en la casa de Dios andábamos en amistad” (Salmos 55:14).