A menudo, las enseñanzas del profeta se centran en ayudar a los demás

  • 4 Febrero 2013

El presidente Thomas S. Monson habla durante la Conferencia General de octubre de 2009.

“Ruego que recordemos siempre que el manto de liderazgo no es el manto de la comodidad, sino más bien la vestidura de la responsabilidad. Que nos esforcemos para rescatar a los que necesiten nuestra ayuda y nuestro amor”. —Presidente Thomas S. Monson

El aniversario de cinco años del presidente Thomas S. Monson como Profeta y presidente de la Iglesia fue el 3 de febrero de 2013. Los siguientes son extractos de sus enseñanzas durante los últimos cinco años.

Caridad

“La vida no es perfecta para ninguno de nosotros. En vez de ser prejuiciosos y críticos los unos con los otros, ruego que podamos sentir el amor puro de Cristo hacia nuestros compañeros de viaje en esta jornada por la vida. Que podamos reconocer que cada una está haciendo lo mejor que puede para enfrentar los retos que surgen en su camino, y que nos esforcemos por hacer lo mejor que nosotros podamos para ayudar” (“La caridad nunca deja de ser”, Reunión General de la Sociedad de Socorro de 2010).

Valor

“Al vivir nuestro día a día, es casi inevitable que nuestra fe se ponga en tela de juicio. A veces estaremos rodeados de otras personas y, sin embargo, seremos la minoría o incluso seremos los únicos con un criterio distinto en cuanto a lo que es aceptable y lo que no lo es. ¿Tenemos el valor moral para defender nuestras creencias aunque tengamos que hacerlo solos? Como poseedores del sacerdocio de Dios, es esencial que seamos capaces de enfrentar, con valor, cualquier desafío que se nos presente. Recuerden las palabras del poeta Tennyson: ‘Mi fuerza es como la fuerza de diez, porque mi corazón es puro’” (“Atrévete a lo correcto aunque solo estés”, Conferencia General de octubre de 2011).

En el funeral del élder Jack H. Goaslind Jr. el martes 3 de mayo de 2011, el presidente Thomas S. Monson pone una rosa en el féretro del élder Goaslind. Foto por R. Scott Lloyd.

Gratitud

“Podemos elevarnos a nosotros mismos y a los demás también si nos negamos a permanecer en la esfera del pensamiento negativo y cultivamos en nuestro corazón una actitud de gratitud. Si se cuenta la ingratitud entre los pecados más graves, entonces la gratitud toma su lugar entre las virtudes más nobles. Alguien ha dicho que ‘la gratitud no es sólo la más grandiosa de las virtudes, sino la madre de todas las demás’” (“El divino don de la gratitud”, Conferencia General de octubre de 2010).

Jesucristo

“Gracias a que Él vino a la tierra, tenemos un ejemplo perfecto a seguir. Al esforzarnos por ser más como Él, tendremos alegría y felicidad en la vida y paz cada día del año. Es Su ejemplo que, al seguirlo, hace que dentro de nosotros sintamos más bondad y amor, más respeto y preocupación por los demás.

“Debido a que Él vino, nuestra existencia mortal tiene sentido.

El presidente Thomas S. Monson y su esposa, la hermana Frances J. Monson, y su hija, Ann M. Dibb, posan para una foto después de la reunión sacramental durante el seminario para nuevos presidentes de misión en el Centro de Capacitación Misional de Provo, Utah, el 27 de junio. Fotografía por Gerry Avant.

“Porque Él vino, sabemos cómo llegar a los que tienen problemas o están en peligro, estén donde estén.

“Porque Él vino, la muerte ha perdido su aguijón, la tumba su victoria. Volveremos a vivir porque Él vino.

“Porque Él vino y pagó por nuestros pecados, tenemos la oportunidad de obtener la vida eterna” (“Porque Él vino”, Devocional de navidad de la Primera Presidencia 2011).

Optimismo

“Les suplico que no dejen pasar esas cosas tan importantes al hacer planes para ese futuro ilusorio e inexistente cuando tendrán tiempo para hacer todo lo que quieren hacer. En vez de ello, encuentren gozo en el trayecto: ahora” (“Encontrar gozo en el trayecto”, Conferencia General de octubre de 2008).

“Les testifico que las bendiciones prometidas son incalculables. Aunque las nubes se arremolinen, aunque las lluvias desciendan sobre nosotros, nuestro conocimiento del Evangelio y el amor que tenemos por nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador nos consolarán y nos sostendrán, y darán gozo a nuestro corazón al andar con rectitud y guardar los mandamientos. No habrá nada en este mundo que pueda derrotarnos. Mis queridos hermanos y hermanas, no teman. Sean de buen ánimo. El futuro es tan brillante como su fe” (“Sed de buen ánimo”, Conferencia General de abril de 2009).

Rescate

“Ruego que recordemos siempre que el manto de liderazgo no es el manto de la comodidad, sino más bien la vestidura de la responsabilidad. Que nos esforcemos para rescatar a los que necesiten nuestra ayuda y nuestro amor” (“Las remolachas azucareras y el valor de un alma”, Liahona de julio de 2009, pág. 5).

“En cuanto a los miembros que se han inactivado o que evitan comprometerse, podemos orar para encontrar alguna manera de llegar a ellos. Pedirles que desempeñen alguna función podría ser el incentivo justo que necesitan para volver a activarse. Sin embargo, a veces los líderes que podrían ayudar con esto son reacios a hacerlo. Debemos recordar que las personas pueden cambiar; pueden dejar atrás malos hábitos; pueden arrepentirse de transgresiones; pueden ser poseedores dignos del sacerdocio; y pueden servir al Señor diligentemente” (“Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, Conferencia General de octubre de 2012).

El presidente Thomas S. Monson con Thelma Fetzer de 100 años de edad y su familia en Salt Lake City, Utah, viernes 9 de abril de 2010. Fotografía por Jeffrey D. Allred, Deseret News.

Servicio

“El Salvador enseñó a Sus discípulos: ‘Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará’.

“Creo que el Salvador nos está diciendo que a menos que nos perdamos en dar servicio a los demás, nuestra propia vida tiene poco propósito. Aquellos que viven únicamente para sí mismos al final se marchitan y, en sentido figurado, pierden la vida, mientras que aquellos que se pierden a sí mismos en prestar servicio a los demás progresan y florecen… y en efecto salvan su vida” (“¿Qué he hecho hoy por alguien?”, Conferencia General de octubre de 2009).

El presidente Monson saluda a los miembros de la familia al retirarse del funeral de la hermana Ruth Faust, esposa del presidente James E. Faust, 13 de febrero de 2008. Fotografía por Tom Smart.

Templo

“¿Por qué hay tantos que están dispuestos a sacrificar tanto para recibir las bendiciones del templo? Aquellos que comprenden las bendiciones eternas que se reciben mediante el templo saben que ningún sacrificio es demasiado grande, ningún precio es demasiado caro ni ningún esfuerzo demasiado difícil para recibir esas bendiciones. Nunca es demasiada la distancia que hay que viajar ni demasiados obstáculos que sobrellevar ni demasiada incomodidad que soportar. Entienden que las ordenanzas salvadoras que se reciben en el templo y que nos permiten regresar algún día a nuestro Padre Celestial en una relación familiar eterna, y ser investidos con bendiciones y poder de lo alto, merecen todo sacrificio y todo esfuerzo” (“El santo templo: un faro para el mundo”, Conferencia General de abril de 2011).