2019
El llamado de Dios por medio de su profeta
Junio de 2019


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El llamado de Dios por medio de su profeta

Desde el último mensaje del presidente Thomas S. Monson, pronunciado en la sesión general del domingo 2 de abril de 2017, surgió en mí una gran necesidad de hacer algo más que simplemente leer el Libro de Mormón —en aquella oportunidad, el presidente Monson había exhortado a la congregación a escudriñar el Libro de Mormón—.

Ya lo había leído durante la misión (una vez) y después de ella (siete veces). En esta ocasión, sentí el deseo de realizar algo diferente: idear un plan que contribuyera al bienestar de mis hermanos de la Rama Orellana, en la Amazonía ecuatoriana.

Mi mente pensaba día a día, durante dos meses (mayo y junio del 2018) en cómo poder unir a mis hermanos y aprender en conjunto sobre el Libro de Mormón. De esta manera, las ideas fueron tomando forma hasta que me decidí y hablé con mi presidente de rama. Su disposición para ejecutar el plan, que incluía la organización de una actividad, fue determinante.

El domingo 1 de julio de 2018, al terminar la reunión sacramental, le pedí al presidente que me ayudara a elegir un nombre para esta actividad. Él me recomendó el nombre de “El club de la lectura”. Me pareció estupendo por el sentido acogedor que encierra el término ‘club’, así los asistentes se sentirían más hermanados.

Luego de tener el nombre de la actividad, esta se anunció en la reunión sacramental del domingo 8 de julio del mismo año. Asimismo, se indicó la frecuencia con que esta se realizaría: una vez por semana, los miércoles a las 7 pm.

La dinámica consiste en la lectura y análisis de un capítulo por semana y aunque esto solo ocurre una vez por semana, nos hemos sentido inspirados porque el Salvador nos ha mostrado sus misterios. ¡Cuán agradecido estoy por el Libro de Mormón!

No tiene precio el conocimiento y la certeza de que Dios vive y que desea salvarnos. Tampoco la sangre derramada del profeta José Smith, quien dejó su legado como fruto ante el mundo: El Libro de Mormón, el cual contiene la plenitud del Evangelio eterno.

Les testifico de su veracidad solemnemente.

Personalmente, no tengo una historia favorita porque todo el libro es una joya escondida en la que, en cada lectura, con espíritu de oración, se despliegan sus misterios. Sin embargo, lo que debo destacar es que, desde el primer capítulo, se exhorta a ser humilde como Lehi. De igual forma, se extiende la invitación a estar receptivos a la voluntad de Dios, a obrar por fe y a aceptar el llamado de predicar el arrepentimiento.

Como padre de tres preciosos hijos, esta experiencia me ha inspirado a que se cumplan en mí las primeras líneas de Nefi que dice: “nací de buenos padres” (1 Nefi 1:1). Deseo que cuando ya no esté en este mundo, mis hijos puedan decir lo mismo de mí por haberles enseñado los principios correctos, los cuales se replicarán a toda mi posteridad.