Historia de la Iglesia
Capítulo 2: Conforme demostremos que estamos listos


“Conforme demostremos que estamos listos”, capítulo 2 de Santos: La historia de la Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo III, Valerosa, noble e independiente, 1893–1955 (2021)

Capítulo 2: Conforme demostremos que estamos listos

Capítulo 2

Conforme demostremos que estamos listos

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Alguien llena un cuadro genealógico

Mientras los santos disfrutaban de un período de buena voluntad en los Estados Unidos, en el suroeste de Inglaterra un misionero llamado John James era objeto de hostigamientos. En una reunión, un hombre afirmó que los santos de Utah eran unos asesinos. En otra, una persona dijo que los misioneros venían a Inglaterra para seducir a mujeres jóvenes y llevárselas como esposas plurales. Poco después, otra persona intentó convencer a una multitud de que John y su compañero no creían en la Biblia, aun cuando habían estado enseñando de ella durante la reunión.

En una ocasión, un hombre interrumpió a los misioneros para decir que él había estado en Salt Lake City y había visto a doscientas mujeres acorraladas en un cobertizo, donde Brigham Young había acudido personalmente para escoger a todas las esposas que quisiera. John, quien había nacido y crecido en Utah, sabía que esa historia era absurda, pero la multitud se negó a escuchar su respuesta.

John sospechaba que la mayor parte de lo que estos críticos afirmaban saber sobre la Iglesia procedía de William Jarman. William y María, su esposa, se habían unido a la Iglesia en Inglaterra a finales de la década de 1860. Poco después, emigraron a Nueva York con sus hijos y con Emily Richards, la aprendiz de María en un negocio de confección. Ella, sin que María lo supiera, esperaba un hijo de William. Con el tiempo, la familia se trasladó a Utah, donde William se casó con Emily como esposa plural y comenzó un negocio de productos secos con suministros que, al parecer, había robado a su empleador en Nueva York.

La vida en Sion no cambió las costumbres de William. Resultó ser un marido abusivo y tanto María como Emily se divorciaron de él. También fue acusado de hurto mayor, por lo que estuvo en la cárcel hasta que los tribunales desestimaron el caso. Dejó de creer en las enseñanzas de la Iglesia, comenzó a ganarse la vida dando conferencias en contra de ella y regresó a Inglaterra. A menudo, conmovía a la audiencia hasta las lágrimas con una historia desgarradora en la que acusaba a los santos de haber matado a su hijo mayor, Albert1.

Para cuando John James llegó a Gran Bretaña, William ya llevaba años dando conferencias. Él había publicado un libro en el que criticaba a la Iglesia; y en ocasiones, sus seguidores habían atacado a los misioneros. En un pueblo, algunos de los seguidores de William lanzaron piedras a los élderes, alcanzando a uno de ellos en el ojo2.

A pesar del peligro, John estaba decidido a dar a conocer el Evangelio en Gran Bretaña. “Hemos recibido mucha oposición por parte de hombres que han escuchado a Jarman —informó a los líderes de misión—. Creo que hemos sabido resolver los conflictos hábilmente y tenemos la intención de seguir celebrando reuniones”3.


“Jarman continúa dando conferencias en contra de nosotros, utilizando el lenguaje más soez”, escribió el apóstol Anthon Lund a su esposa Sanie, en Utah. Como presidente recién llamado de la Misión Europea, con las Oficinas Generales en Liverpool, Inglaterra, Anthon era muy consciente de la amenaza que William Jarman suponía para la obra del Señor. Muchos misioneros tachaban al conferenciante de loco, pero Anthon creía que era un crítico astuto, cuyos engaños no debían subestimarse4.

Habiéndose unido a la Iglesia en Dinamarca cuando era un niño, Anthon también comprendía lo difícil que era ser Santo de los Últimos Días en Europa. Cuando enfrentaban oposición a sus creencias, los santos de Utah podían hallar fuerza y seguridad en las grandes comunidades de creyentes; pero al otro lado del Atlántico, ocho mil Santos de los Últimos Días estaban esparcidos por Europa occidental y Turquía. Muchos santos eran conversos recientes que asistían a ramas pequeñas, las cuales solían depender de los misioneros para el liderazgo y el apoyo moral. Cuando hombres como Jarman atacaban a la Iglesia, esas ramas eran especialmente vulnerables5.

Anthon había visto de primera mano las dificultades que experimentaban las ramas al visitar Gran Bretaña, Escandinavia y los Países Bajos en el verano y el otoño de 1893. Incluso en Inglaterra, donde la Iglesia era más fuerte, a los santos les costaba reunirse cuando vivían lejos unos de otros. Los misioneros se encontraban a veces con santos que habían perdido el contacto con la Iglesia por veinte o treinta años6.

En otros lugares de Europa, Anthon encontró problemas similares. Descubrió que, en Dinamarca, un pastor había estado dando sermones en contra de la Iglesia. En Noruega y Suecia, Anthon conoció a misioneros y a miembros de la Iglesia que en ocasiones se enfrentaron a la oposición de los gobernantes y de las otras iglesias de la localidad. En los Países Bajos, los santos tenían dificultades porque, aparte del Libro de Mormón, prácticamente no tenían más literatura de la Iglesia en su idioma.

En todo el continente, los santos estaban dedicados al Evangelio, pero pocas ramas prosperaban realmente y el número de miembros de la Iglesia disminuía en algunas zonas7.

Durante décadas, los santos europeos se habían congregado en Utah, donde la Iglesia estaba más establecida. Pero el gobierno de los Estados Unidos, con la esperanza de detener el matrimonio plural entre los santos, había suspendido el Fondo Perpetuo para la Emigración a finales de la década de 1880, lo que impidió que la Iglesia prestara dinero a los santos pobres que querían trasladarse a Utah. Más recientemente, la crisis económica mundial había sumido a muchos europeos en una pobreza cada vez mayor. Algunos santos que habían estado ahorrando dinero para emigrar se vieron obligados a abandonar sus planes8.

Los funcionarios de inmigración de los Estados Unidos también eran estrictos en cuanto a quiénes dejaban entrar en el país. Como algunas personas todavía temían que los santos europeos vinieran a Utah a practicar el matrimonio plural, los líderes de la Iglesia indicaron a los emigrantes que cruzaran el Atlántico en pequeñas compañías para evitar llamar la atención. De hecho, poco después de que Anthon llegase a Europa, la Primera Presidencia le había reprendido por enviar a un grupo de 138 santos a Utah. No envíe más de 50 emigrantes a la vez, le advirtieron9.

Al no contar con los recursos ni con la autoridad para llevar a cabo una emigración a gran escala, Anthon rara vez hablaba públicamente sobre el recogimiento. Sin embargo, en privado, animaba a los santos a emigrar si podían permitírselo. A finales de noviembre, tras regresar a Inglaterra, conoció a una mujer mayor que había reunido suficiente dinero para viajar a Utah. Le aconsejó que se estableciera en Manti, no muy lejos de donde vivía la familia de Anthon.

“Ella podría servir en el templo —pensó— y disfrutar de sus últimos años”10.


Entre tanto, Leah Dunford estaba de vuelta en Salt Lake City, desde donde le escribía largas cartas a John Widtsoe, quien seguía en la Universidad de Harvard. Tal como había prometido, fue a ver a la madre de John, Anna, una viuda de cuarenta y cuatro años que vivía al sur del Templo de Salt Lake. Durante la visita, Anna le mostró a Leah una estantería hecha por John. Sorprendida por las habilidades de carpintería del académico, Leah dijo: “Estupendo, ahora tendré algo con lo que molestar a John”.

—Oh —dijo Anna—, le escribes, ¿verdad?

—Sí —dijo Leah. De pronto se preocupó de que Anna tuviera algo que objetar, pero Anna le dijo que se alegraba de que John tuviera una amiga como Leah11.

Tras completar un curso de salud y aptitud física, Leah estaba pensando en continuar su formación en una universidad en el Medio Oeste de los Estados Unidos. Sin embargo, su madre había consultado con Joseph F. Smith y con George Q. Cannon y creyó que no era conveniente enviarla sola a un lugar donde la Iglesia no estaba establecida.

Decepcionada, Leah entonces se matriculó en una escuela gestionada por la Iglesia en Salt Lake City, en la que recibió clases de ciencias naturales y química impartidas por James E. Talmage, el presidente de la escuela y el erudito más respetado de la Iglesia. Aunque Leah disfrutaba de sus clases y aprendía muchas cosas de sus profesores, envidiaba las posibilidades de John en Harvard.

“Ojalá fuese un hombre —le dijo—. Los hombres pueden hacer cualquier cosa sobre la tierra, pero si las mujeres piensan en otra cosa que no sea atender a los hombres o cocinar sus comidas, ‘están actuando fuera de su esfera’”.

Ella halló un inmenso apoyo en el profesor Talmage, quien le dijo a Leah que le gustaría que más mujeres jóvenes aspiraran a enseñar en las escuelas de la Iglesia. John también la apoyó. “No puedo elogiar lo suficiente tu determinación de dedicarte al bien de los demás —escribió—. Te daré toda la ayuda que pueda con fe y oración”12.

Un domingo de diciembre de 1893, Anna Widtsoe fue a la casa de Leah para visitarla. Le habló de su conversión en Noruega y de sus primeras experiencias en la Iglesia. “Fue una visita encantadora —informó Leah a John—. Me siento tan egoísta e indigna cuando escucho cuánto se han sacrificado algunas personas por su religión”.

Leah se lamentaba de que los santos de su edad parecían más interesados en ganar dinero que en progresar espiritualmente. Para fortalecer a la nueva generación, la Iglesia había establecido la Asociación de Mejoramiento Mutuo de las Mujeres Jóvenes y la Asociación de Mejoramiento Mutuo de los Hombres Jóvenes en 1870. Los jóvenes de estas organizaciones solían reunirse una noche entre semana para estudiar el Evangelio, desarrollar talentos y buenos modales y disfrutar de la compañía de los demás. Estas organizaciones también publicaban dos revistas: la Gaceta de la mujer joven [Young Woman’s Journal] y el periódico Contributor, así como manuales para ayudar a los líderes de los jóvenes a preparar lecciones sobre las Escrituras, la historia de la Iglesia, la salud, la ciencia y la literatura13.

Los hombres jóvenes también podían aspirar al servicio misional, que les ayudaría a crecer espiritualmente. Sin embargo, esta oportunidad no estaba oficialmente al alcance de las mujeres. Las mujeres jóvenes adultas podían servir a sus vecinos a través de la Sociedad de Socorro, pero la generación de Leah solía considerarla como una organización anticuada para sus madres. Para obtener más fortaleza espiritual, Leah solía reunirse con su congregación local, ayunaba con regularidad y buscaba otras oportunidades para estudiar el Evangelio.

En la víspera de Año Nuevo, Leah asistió a una reunión especial con las jóvenes de la clase de la Escuela Dominical de su madre en Provo. Zina Young y Mary Isabella Horne, que habían pertenecido a la Sociedad de Socorro en Nauvoo, visitaron la clase y hablaron de los primeros días de la Iglesia y del llamado profético de José Smith.

“Tuvimos un festín espiritual”, le dijo Leah a John. Una a una, todas las jóvenes de la sala compartieron su testimonio. “Fue la primera vez que compartí mi testimonio o hablé a una multitud sobre un tema religioso —escribió—. Todas lo disfrutamos mucho”14.


El primer día de 1894, George Q. Cannon se despertó lleno de gratitud al Señor por el bienestar de su familia. “Tenemos alimentos, vestimenta y refugio —escribió en su diario—. Nuestras casas son cómodas, y no necesitamos nada para aumentar nuestra comodidad física”15.

El año anterior había sido bueno para la Iglesia. Los santos habían dedicado el Templo de Salt Lake; la Sociedad de Socorro y el Coro del Tabernáculo habían tenido éxito en la Feria Mundial de Chicago y la Iglesia había evitado por poco la ruina financiera. A finales de diciembre, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos también había concedido al territorio de Utah el permiso para solicitar la condición de estado, con lo que los santos estaban un paso más cerca de un objetivo que llevaban persiguiendo desde 1849.

“¿Quién podría haberse atrevido a predecir algo así sobre Utah? — escribió George en su diario—. Ningún otro poder sino el del Todopoderoso podría haber efectuado esto”16.

Sin embargo, a medida que avanzaba el nuevo año, George y otros líderes de la Iglesia se enfrentaron a nuevos problemas. El 12 de enero, el gobierno de los Estados Unidos devolvió unos 438 000 dólares que había confiscado a la Iglesia en virtud de la Ley Edmunds-Tucker. Desafortunadamente, los fondos recuperados no fueron suficientes para pagar los préstamos de la Iglesia, y aunque los líderes de la Iglesia estaban agradecidos por el dinero, creían que el gobierno había devuelto menos de la mitad de lo que había tomado de los santos17.

Puesto que el dinero seguía siendo escaso, la Primera Presidencia siguió pidiendo préstamos para financiar las operaciones de la Iglesia. Con la esperanza de crear puestos de trabajo estables y aportar ingresos al territorio, la Iglesia también invirtió en varias empresas locales. Algunas de estas inversiones ayudaron a los santos a encontrar trabajo. Otras inversiones no tuvieron éxito, lo que aumentó la deuda de la Iglesia18.

A principios de marzo, Lorenzo Snow, el Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, buscó el consejo de la Primera Presidencia sobre cómo realizar la obra del templo por sus antepasados inmediatos. Él estaba especialmente interesado en el sellamiento de hijos a padres que no habían aceptado el Evangelio en sus vidas19.

Los primeros sellamientos de hijos a padres habían ocurrido en Nauvoo. En aquel entonces, varios santos cuyos padres no eran miembros de la Iglesia optaron por ser sellados por adopción a los líderes de la Iglesia. Creían que actuando de esa forma, se asegurarían un lugar en una familia eterna y los uniría a la comunidad de los santos en la otra vida.

Después de que los santos llegaron a Utah, los sellamientos por adopción y de los hijos a los padres no se realizaron hasta que el Templo de St. George fue dedicado en 1877. Desde entonces, muchos más santos habían elegido ser sellados por adopción a las familias de los apóstoles u otros líderes de la Iglesia. De hecho, la práctica habitual de la Iglesia era no sellar a una mujer con un hombre que no hubiera aceptado el Evangelio en vida, lo que significaba que, en ese momento, una viuda Santo de los Últimos Días no podía ser sellada a su esposo fallecido si él no se había unido nunca a la Iglesia. En ocasiones, esta práctica podía resultar difícil de soportar20.

George Q. Cannon se había sentido incómodo con los sellamientos por adopción durante muchos años. De joven, en Nauvoo, había sido sellado por adopción en la familia de su tío, John Taylor, aunque sus padres habían sido miembros fieles de la Iglesia. Otros miembros de la Iglesia también habían elegido ser sellados a apóstoles en lugar de a sus propios padres, fieles Santos de los Últimos Días. Ahora, George creía que esta práctica había creado cierta segregación entre los santos, como la que se evidencia entre clanes. En 1890, él y sus hermanos cancelaron su sellamiento a la familia Taylor y, en su lugar, fueron sellados en el Templo de St. George a sus propios padres fallecidos, afirmando los lazos de afecto natural dentro de su familia21.

Mientras la Primera Presidencia analizaba el caso de la familia de Lorenzo, George propuso una posible solución: “¿Por qué no hacer que el padre de Lorenzo, junto con sus hermanos, sean sellados a su abuelo —preguntó—, y luego hacer que su abuelo y sus hermanos sean sellados a sus propios padres, y así sucesivamente hasta donde sea posible?”

Wilford Woodruff y Joseph F. Smith parecían complacidos con la propuesta de George. Ambos albergaban sus propias preocupaciones en cuanto al sellamiento por adopción, pero el presidente Woodruff no estaba listo para aprobar ningún cambio en la práctica. George mantuvo la esperanza en que el Señor revelaría pronto Su voluntad en cuanto al asunto22.

“Lo cierto es que no se ha sabido mucho sobre esta doctrina de adopción —observó George en su diario—. Es nuestro privilegio saber sobre estas cosas, y confío en que el Señor será bondadoso con nosotros y nos dará conocimiento”23.


Albert Jarman, el hijo de la persona que más criticaba a la Iglesia públicamente en Inglaterra, no había sido víctima de un espeluznante asesinato. En la primavera de 1894, él se hallaba sirviendo una misión en Gran Bretaña, y su presencia era la prueba de que su padre no decía la verdad24.

Nada más llegar al campo misional, Albert había querido hacer frente a su padre de inmediato, pero Anthon Lund, su presidente de misión, percibió que Albert no estaba preparado para enfrentarse a alguien tan astuto y sagaz. En lugar de ello, envió al joven a Londres, animándole a estudiar el Evangelio y a prepararse contra los ataques de su padre. Mientras tanto, el presidente Lund le aconsejó: “Escríbale una bonita carta”25.

Albert escribió a su padre en cuanto se instaló en Londres. “Mi querido padre —comenzó—, espero y ruego sinceramente que pronto veas el error de decirle a la gente que los mormones asesinaron a tu hijo.

“Ya estás entrado en años, y me duele mucho cuando leo y oigo a la gente repetir lo que has dicho —continuó—. Estaría encantado de estrechar la mano de un padre arrepentido, y orgulloso de tenerte y respetarte una vez más”26.

Mientras esperaba la respuesta de su padre, Albert predicó y enseñó en Londres. “Estoy estudiando lo más que puedo —informó a María Barnes, su madre—. Todavía no soy un gran predicador, pero espero serlo antes de volver a casa”.

Albert no tardó en recibir una respuesta breve y apresurada de su padre. “Será mejor que vengas —escribió William en una carta—. Estaré feliz de verte”.

Conociendo lo violento que podía ser William, María estaba preocupada por su hijo, pero Albert le dijo que no se preocupara de que su padre le hiciera daño. “No tendrá el poder”, le aseguró Albert. Lo que más deseaba era hablar con William o con cualquier otro familiar que tuviera en Inglaterra.

“Deseo compartirles mi testimonio —escribió— si Dios quiere que lo haga”27.


Entre tanto, en Salt Lake City, Wilford Woodruff anunciaba a sus consejeros y al Cuórum de los Doce Apóstoles que había recibido una revelación sobre la ley de la adopción. “He sentido que somos demasiado estrictos con respecto a algunas de nuestras ordenanzas del templo —declaró en la víspera de la Conferencia General de abril de 1894—. Este es el caso especialmente de los maridos y los padres que han muerto”.

“El Señor me ha indicado que es correcto que los hijos sean sellados a sus padres, y estos a sus padres hasta donde sea posible obtener los registros —continuó—. También es correcto que las esposas cuyos maridos nunca escucharon el Evangelio sean selladas a esos maridos”.

El presidente Woodruff creía que todavía tenían mucho que aprender sobre las ordenanzas del templo. “El Señor nos lo hará saber —les aseguró—, conforme demostremos que estamos listos para recibirlo”28.

El domingo siguiente, en la conferencia general, el presidente Woodruff le pidió a George Q. Cannon que leyera a la congregación un pasaje de la sección 128 de Doctrina y Convenios. En el pasaje, José Smith decía que Elías volvería el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres en los últimos días. “[L]a tierra será herida con una maldición” —declaró el profeta José—, a menos que entre los padres y los hijos exista un eslabón conexivo de alguna clase”29.

El presidente Woodruff regresó entonces al estrado. “No hemos recibido toda la revelación —declaró—, ni lo sabemos todo sobre la obra de Dios”. Habló de cómo Brigham Young había continuado la obra de José Smith de construir templos y organizar las ordenanzas del templo. “Pero no recibió todas las revelaciones que pertenecen a esta obra —recordó el presidente Woodruff a la congregación—. Ni tampoco el presidente Taylor, ni Wilford Woodruff. No habrá fin para esta obra hasta que se perfeccione”.

Después de señalar que los santos habían actuado de acuerdo con toda la luz y el conocimiento que habían recibido, el presidente Woodruff explicó que él y otros líderes de la Iglesia habían creído desde hacía mucho tiempo que el Señor tenía más que revelar sobre la obra del templo. “Queremos que desde ahora los Santos de los Últimos Días investiguen su genealogía hasta donde puedan llegar y se sellen a sus padres y madres —declaró—. Que sellen los hijos a sus padres y sigan esta cadena tan lejos como sea posible”.

También anunció el fin de la norma que impedía sellar a una mujer con un marido que hubiera muerto sin recibir el Evangelio. “Muchas mujeres han sufrido por causa de esto —dijo—. ¿Por qué privar a una mujer de ser sellada a su marido debido a que él nunca escuchó el Evangelio? ¿Qué sabe ninguno de nosotros en cuanto a él? ¿Acaso no escuchará el Evangelio y lo aceptará en el mundo de los espíritus?”.

Recordó a los santos la visión que tuvo José Smith de su hermano Alvin en el Templo de Kirtland. “Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer —dijo el Señor—, serán herederos del reino celestial de Dios”.

“Así será con vuestros padres —dijo el presidente Woodruff sobre aquellas personas que están en el mundo de los espíritus—. Habrá muy pocos, si es que los hay, que no aceptarán el Evangelio”.

Antes de concluir su sermón, instó a los santos a reflexionar sobre sus palabras y a encontrar a sus antepasados muertos. “Hermanos y hermanas —dijo—, continuemos con nuestros registros, llenémoslos en rectitud ante el Señor, cumpliendo este principio, y las bendiciones de Dios nos acompañarán y aquellos que sean redimidos nos bendecirán en los días venideros”30.

  1. James, Journal, 18–28; Howard, “William Jarman”, págs. 61–66, 70–79.

  2. Howard, “William Jarman”, págs. 70–79; James, Journal, 28; “From Various Missionary Fields”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 18 de septiembre de 1893, tomo LV, pág. 609.

  3. From Various Missionary Fields”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 11 de septiembre de 1893, tomo LV, pág. 603. Tema: Inglaterra

  4. Anthon Lund a Sarah Ann Peterson Lund, 16 de agosto de 1893, Letterbooks, tomo I, págs. 40–41, Anthon H. Lund Papers, BHI; Anthon Lund a Wilford Woodruff, 20 de marzo de 1895, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI; Howard, “William Jarman”, págs. 84–85; Rasmussen, Mormonism and the Making of a British Zion, págs. 117–119; véase también, “Abstract of Correspondence”, Latter-day Saints’ Millennial Star, July 17, 1893, 55:471; Aug. 7, 1893, 55:520.

  5. J. M. Sjodahl, “Apostle Anthon H. Lund”, en Lives of Our Leaders, págs. 202–210; “Why We Gather”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 13 de marzo de 1893, tomo LV, págs. 180–182; “Statistical Report of the European Mission”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 9 de abril de 1894, tomo LVI, págs. 230–231; Rasmussen, Mormonism and the Making of a British Zion, págs. 101–102, 117–119; Santos, tomo II, capítulo 39.

  6. Anthon Lund a Sarah Ann Peterson Lund, 16 de agosto de 1893; 25 de agosto de 1893, Letterbooks, tomo I, págs. 40–41, 53, Anthon H. Lund Papers, BHI; Anthon Lund a la Primera Presidencia, 10 de noviembre de 1893, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI; James, Journal, 21.

  7. Anthon Lund ta la Primera presidencia, 10 de noviembre de 1893, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI; “The Mission in Denmark”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 13 de noviembre de 1893, tomo LV, págs. 740–742; “The Mission in Sweden and Norway”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 20 de noviembre de 1893, tomo LV, págs. 756–759; “The Netherlands Mission”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 27 de noviembre de 1893, tomo LV, págs. 773–774; “Una breve historia de la Iglesia en los Países Bajos”, Historias mundiales, ChurchofJesusChrist.org/study/history/global-histories; Mulder, Homeward to Zion, pág. 96; véase también Lund, Journal, 24 de sept.–25 de oct. de 1893.

  8. Why We Gather”, Latter-day Saints’ Millennial Star, 13 de marzo de 1893, tomo LV, págs. 180–182; Firmage and Mangrum, Zion in the Courts, págs. 241–242; Anthon Lund to First Presidency, 10 de noviembre de 1893; Anthon Lund a Wilford Woodruff, 12 de septiembre de 1893, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI; Anthon Lund a Sarah Ann Peterson Lund, 25 de agosto de 1893, Letterbooks, tomo I, pág. 53, Anthon H. Lund Papers, BHI; Lund, Journal, 23 de julio de 1893; 3 de enero de 1894; 2 de julio de 1894.

  9. Anthon Lund a Wilford Woodruff, 12 de septiembre de 1893, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI; Strong, Our Country, págs. 111–118; la Primera Presidencia a Brigham Young, hijo., 11 de febrero de 1892; la Primera Presidencia a Anthon Lund, 29 de mayo de 1894, First Presidency Letterpress Copybooks, tomo XXVIII.

  10. Lund, Journal, 30 de noviembre de 1893. Tema: Emigración

  11. Leah Dunford a John A. Widtsoe, 26 de septiembre de 1893, Widtsoe Family Papers, BHI; véase también Leah Dunford a John A. Widtsoe, 21 de agosto de 1893; 10 de septiembre de 1893; 18 de septiembre de 1893; 3–4 de noviembre de 1893, Widtsoe Family Papers, BHI.

  12. Leah Dunford a John A. Widtsoe, 10 de septiembre de 1893; 18 de septiembre de 1893; 26 de septiembre de 1893; 3 de noviembre de 1893; John A. Widtsoe a Leah Dunford, 10 de noviembre de 1893, Widtsoe Family Papers, BHI. Tema: Academias de la Iglesia

  13. Leah Dunford a John A. Widtsoe, 20 de diciembre de 1893, Widtsoe Family Papers, BHI; Gates, History of the Young Ladies’ Mutual Improvement Association, págs. 101–102, 124–125, 181–183, 301; L.D.S. Young Men’s Mutual Improvement Association Manual; Guide to the First Year’s Course of Study in the Young Ladies’ Mutual Improvement Association. Temas: Organizaciones de los Hombres Jóvenes; Organizaciones de las Mujeres Jóvenes; Publicaciones de la Iglesia

  14. Leah Dunford a John A. Widtsoe, 3 de noviembre de 1893; 4 de enero de 1894, Widtsoe Family Papers, BHI; Leah Dunford to Susa Young Gates, Mar. 26, 1893; Mar. 12, 1896, Family Correspondence, Susa Young Gates Papers, BHI.

  15. George Q. Cannon, Journal, Jan. 1, 1894. Tema: George Q. Cannon

  16. Woodruff, Journal, Dec. 13 y 31, 1893; Lyman, Political Deliverance, pág. 7; Santos, tomo II, capítulos 10, 21, 36 y 37; George Q. Cannon, Journal, Dec. 14, 1893. Tema: Utah

  17. Woodruff, Journal, Jan. 9 y 13, 1894; George Q. Cannon, Journal, Jan. 12 and 15, 1894; Feb. 4, 1896; Jan. 6, 1898; Abraham H. Cannon, Diary, 10 y 12 de enero de 1894. Tema: Legislación antipoligamia

  18. Alexander, Things in Heaven and Earth, págs. 308–309; Alexander, Mormonism in Transition, pág. 3; Joseph F. Smith, “True Economy”, Deseret Evening News, 16 de diciembre de 1893, pág. 9; Arrington, Great Basin Kingdom, págs. 380–412; Quinn, Wealth and Corporate Power, págs. 109–111. Tema: Publicaciones periódicas de la Iglesia

  19. George Q. Cannon, Journal, Mar. 15, 1894.

  20. Stapley, “Adoptive Sealing Ritual”, págs. 56–104; Irving, “Law of Adoption”, págs. 303–310; véase también Anthon Lund a Heber J. Grant, 19 de junio de 1894, Letterbooks, tomo I, pág. 323, Anthon H. Lund Papers, BHI; y Heber J. Grant a Anthon Lund, 14 de julio de 1894, Letterpress Copybook, tomo XVIII, pág. 281, Heber J. Grant Collection, BHI. Tema: Sellamiento

  21. George Q. Cannon, Mar. 15, 1894; Nauvoo Sealing Record A, Sealings and Adoptions of the Living, págs. 1846–1857, microfilm 183, 374, Special Collections, BHF; George Q. Cannon, Journal, Oct. 15, 1890; Abraham H. Cannon, Diary, 15 de octubre de 1890; Stapley, “Adoptive Sealing Ritual”, págs. 104–105.

  22. George Q. Cannon, Journal, Mar. 15, 1894; Abraham H. Cannon, Diary, 18 de diciembre de 1890; véase también Stapley, “Adoptive Sealing Ritual”, págs.104–108.

  23. George Q. Cannon, Journal, Dec. 18, 1890.

  24. “Jarman and Jarman”, Deseret Evening News, 24 de marzo de 1894, pág. 5; Howard, “William Jarman”, pág. 84.

  25. Albert Jarman a Maria Bidgood Barnes, antes del 19 de febrero de 1894, Jarman Family Papers, Huntington Library, San Marino, CA; Anthon Lund a Wilford Woodruff, 20 de marzo de 1895, First Presidency Mission Administration Correspondence, BHI.

  26. Albert Jarman a Maria Bidgood Barnes, antes del 19 de febrero de 1894; 9 de marzo de 1894, Jarman Family Papers, Huntington Library, San Marino, CA; “Jarman and Jarman”, Deseret Evening News, 24 de marzo de 1894, pág. 5.

  27. Albert Jarman a Maria Bidgood Barnes, 19 de febrero de 1894; 23 de febrero de 1894; 27 de abril de 1894, Jarman Family Papers, Huntington Library, San Marino, CA; “Jarman and Jarman”, Deseret Evening News, 24 de marzo de 1894, pág. 5.

  28. George Q. Cannon, Journal, Apr. 5, 1894; Abraham H. Cannon, Diary, 5 de abril de 1894. Tema: Wilford Woodruff

  29. “The Law of Adoption”, Deseret Evening News, 14 de abril de 1894, pág. 9; Doctrina y Convenios 128:18; Bennett, Temples Rising, págs. 298–301.

  30. “The Law of Adoption”, Deseret Evening News, 14 de abril de 1894, pág. 9; Doctrina y Convenios 137:7; Bennett, Temples Rising, págs. 299–300; Stapley, Power of Godliness, págs. 42–44. Véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Wilford Woodruff, 2005, págs. 180, 184, 196. Temas: Ajustes en la obra del templo; Historia familiar y genealogía; Construcción de templos