2020
Las hermanas Bingham y Craven ministran y capacitan en Honduras
Enero de 2020


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Las hermanas Bingham y Craven ministran y capacitan en Honduras

En San Pedro Sula, Honduras, oficiales mundiales de la Iglesia realizaron un devocional transmitido a toda el área para hombres y mujeres jóvenes, e hicieron visitas de ministración y capacitación para líderes.

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en San Pedro Sula, Honduras, recibieron la visita de dos oficiales generales de la Iglesia el día 20 de septiembre del 2019.

Vinieron la hermana Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro; y la hermana Becky Craven, Segunda Consejera de la Presidencia General de Mujeres Jóvenes, junto con sus esposos. Les acompañaron el élder Brian K. Taylor, Setenta Autoridad General y primer consejero del Área Centroamérica; el élder José B. Hernández, Setenta del Área; y sus esposas.

Durante la tarde, realizaron reuniones de ministración y grupos focales de sus respectivas organizaciones con hermanas seleccionadas de cinco estacas de la zona norte. Por la noche, presentaron un devocional para hombres y mujeres jóvenes, sus padres y líderes. El devocional para los jóvenes fue transmitido vía satélite a centros de estaca de toda Centroamérica y ya se encuentra disponible aquí.

Los mensajes impartidos durante las reuniones de ese día incluyeron muchos temas, entre ellos, ser discípulos de Jesucristo, mantenerse fieles a los convenios, ministrar, servir en la Sociedad de Socorro y prepararse espiritualmente.

Ser discípulos de Jesucristo

La hermana Craven recordó a los jóvenes que al bautizarnos tomamos sobre nosotros el nombre de Jesucristo y nos convertimos en Sus discípulos verdaderos. El lema de la Mutual es “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. La hermana Craven dijo que sería hermoso decir “Si me amáis, amen guardar mis mandamientos”. Añadió: “Mostramos nuestro amor a nuestro Padre Celestial y al Salvador Jesucristo siendo discípulos exactos, y encontramos verdadera felicidad cuando somos obedientes con exactitud”.

La hermana Bingham recalcó que un discípulo es un seguidor de Jesucristo, y Él nos hace la invitación “Ven, sígueme” (Lucas 18:22). Les recordó las últimas líneas de “El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”: “Su camino es el sendero que lleva a la felicidad en esta vida y a la vida eterna en el mundo venidero”. Esa es Su promesa para nosotros.

Después del devocional, varios hermanos describieron sus impresiones al respecto. Jeysee B. T. (15 años), Barrio Bello Horizonte, Estaca Bello Horizonte, Managua, Nicaragua, dijo: “En este devocional pude aprender que al tomar el nombre de Jesucristo sobre nosotros y representarlo con mucho amor y reverencia, vamos a infundir paz, gozo y amor en las demás personas”.

Akane R. (16 años), Barrio San Isidro del General, Estaca Cartago, Costa Rica, dijo: “Me gustó y aprendí que, si amamos a Dios, debemos amar guardar los mandamientos que Él nos dio. Debemos ser Sus discípulos, ser Sus seguidores, levantarnos y brillar, ser una luz para las demás personas. Sé que, si yo me esfuerzo por cumplir, me arrepiento, me reconcilio con Dios y voy a Él, mi vida será más feliz y Dios me bendecirá, porque me ama. Él quiere que haga lo correcto porque soy Su hija”.

Hugo Rivera Araya (padre de Akane), añadió: “¡Qué bendición que nuestro Padre Celestial nos ame a todos por igual! El Espíritu Santo me ayudó durante la charla a tomar decisiones sobre cómo mejorar. Una de ellas es tratar mejor a mi esposa y a mis hijos. Voy a escuchar más a los que me rodean, con el fin de poder ayudar a solucionar los problemas y aflicciones que los afectan. También voy a sonreír más a menudo”.

Mantenerse fieles a los convenios

Antes del devocional, la hermana Craven se reunió con grupos focales de mujeres jóvenes. Les recordó a las jovencitas que nuestro Padre Celestial las conoce y las ama. Las instó a mantenerse fieles a los convenios. “El Padre Celestial cuenta con ustedes”, les dijo. “No pueden darse el lujo de ser inactivas. La verdadera felicidad viene cuando estamos involucradas en el verdadero Evangelio”. Las aconsejó sobre la lectura diaria del Libro de Mormón, que es la barra de hierro, y que, al leerlo, escuchamos la voz del Señor.

Explicó que la principal función de las líderes de las clases de Mujeres Jóvenes es ayudar a las demás jóvenes a regresar al Padre Celestial por medio de:

  • Entender su identidad: son hijas de un Padre Celestial.

  • Enseñar que su propósito divino aquí en la tierra es caminar en la senda del convenio, es decir guardar sus mandamientos, recordar siempre al Señor, testificar de Él, seguirlo, predicar el Evangelio y servir a nuestros semejantes.

  • Ayudar a crear unidad en sus clases para que las jóvenes sientan que pertenecen a la Iglesia de Jesucristo.

Isabel U. (13 años), presidenta de la clase de Abejitas del Barrio Smith, Estaca San Pedro Sula, Honduras, compartió que al entrar en la reunión fue recibida por la hermana Craven con un abrazo y pudo sentir su amor. “Me hizo recordar el lema de las Mujeres Jóvenes: ‘Somos hijas de un Padre Celestial que nos ama y nosotras lo amamos a Él’. El Padre me ha dado la gran bendición de ser una líder y como tal debo dar un buen ejemplo. Debo ministrar a mis Abejitas y ayudarlas con sus desafíos y ayudarlas a que puedan sentir que pertenecen a esta gran organización”.

Ministrar

La hermana Bingham dijo que ministrar es cuidar y amar como lo hizo el Salvador. En nuestra vida debemos incluir a todos. Cada persona necesita sentir que pertenece a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, porque así es como nuestro Padre Celestial desea que nos sintamos. Dijo que la ministración es la clave para ayudar a las hermanas, y las animó a que compartan su testimonio y amor con ellas.

La hermana Craven dijo que es a través de la ministración que ayudamos a los miembros a regresar al Padre Celestial y que somos llamados a recoger Israel de los dos lados del velo. Dijo que debemos recoger a los menos activos para que puedan disfrutar de nuestro gozo.

Joseph Joel G. (16 años), Barrio el Pajón, Estaca Ciudad Don Justo, Guatemala, compartió sus sentimientos: “Aprendí que debo mejorar en cómo poder servir a los demás y ayudarlos a ver el potencial que tienen”.

Fátima Melissa Mendoza (22 años), Barrio Jardines del Valle, Estaca San Pedro Sula, Honduras, expresó: “Soy una discípula de Jesucristo y si amo a mi Salvador, amaré ministrar a mis jovencitas como Él mismo lo haría”.

Abinadí Ch. (12 años), Rama Dolores, Distrito Santa Rosa de Copán, Honduras, dijo: “Jesucristo nos invita a escuchar y comprender a las personas para hacer vínculos de amistad y a los que nos han herido darles el perdón como Jesús nos enseñó”.

Servir en la Sociedad de Socorro

En una capacitación para hermanas de la Sociedad de Socorro, la hermana Bingham recalcó que en la Sociedad de Socorro las hermanas pueden aprender su lugar en el Plan de Salvación, servir a otras personas y ayudar a las hermanas a saber que pertenecen allí. Por medio de la Sociedad de Socorro, pueden aprender a ser mejores madres y esposas.

También recordó que el presidente Russell M. Nelson ve a las hermanas como socias esenciales en la Iglesia. “Él desea que nos levantemos y cumplamos con las cosas que debemos hacer, incluyendo el fortalecer a las familias a través de ‘Ven, sígueme’”.

La hermana Gina de Carpio, de la Estaca San Pedro Sula, Honduras, dijo: “Aprendí que como líderes tenemos la responsabilidad de compartir las bendiciones que hemos recibido e integrar a las Mujeres Jóvenes para que amen el programa de ministración, ya que esta es la clave para llegar al corazón de las jóvenes”.

La preparación espiritual

La hermana Bingham enseñó que debemos anclar nuestra vida a Jesucristo a fin de prepararnos para Su segunda v’enida.

La hermana Craven comentó que en Para la Fortaleza de la Juventud encontramos una guía de principios que nos ayudarán a ser felices. Somos responsables de vivir las normas que se nos han enseñado. El arrepentirnos y reconciliarnos con el Señor es posible mediante la expiación de Jesucristo. Por Él, podemos cambiar para ser más como nuestro Salvador.

El élder Brian K. Taylor dijo que Jesucristo nos está mirando y está complacido con muchos de nosotros, pero hay algunos pocos que necesitan arrepentirse. “¡Háganlo!”, dijo. “Pueden hacerlo porque Jesucristo dio su vida para que nosotros pudiéramos arrepentirnos. Así que, ‘levantaos y venid a mí’ (3 Nefi 11:14)”. “Levantaos y brillad” (D. y C. 115:5) cuando venga la tormenta.

Más impresiones

Keren Á. (12 años), Rama Dolores, Distrito Santa Rosa de Copán, Honduras, expresó: “Aprendí que podemos ser servidores de Jesucristo con el simple hecho de amarlo y de guardar Sus mandamientos. Y estoy dispuesta a cambiar y mejorar mi vida”.

Maryory R. (16 años), Rama Santa Elena Barillas, Estaca Ciudad Don Justo, Guatemala, compartió sus sentimientos: “Siento que debo mejorar en el perdón porque creo que el perdón es una parte muy importante para que podamos tener un espíritu fuerte y un buen testimonio. Así podemos ser más humildes y ayudar a las demás personas a sentir gozo, paz y amistad entre nosotros”.