2020
Un testimonio de cuando entré por primera vez al templo
Junio de 2020


Voces de los Santos de los Últimos Días

Un testimonio de cuando entré por primera vez al templo

En mayo de 2019 experimenté dos acontecimientos importantes en mi vida: entré por primera vez al templo y me presenté para servir una misión de tiempo completo en Guatemala.

Las ordenanzas en el templo son ceremonias sagradas que bendicen la vida de los hijos de Dios y los preparan para la exaltación. Quienes han hecho convenios con Dios reciben también los garments del templo, una vestimenta que se usa debajo de la ropa y que tiene un profundo sentido religioso.

El 4 de mayo de 2019 pude hacer esos convenios en la Casa del Señor, como preparación para poder servir una misión de tiempo completo a partir del 7 de mayo de ese mismo año en Guatemala.

Como joven dentro de la Iglesia, puedo decir que fue uno de los días más importantes de mi vida. Todo ocurrió en el Templo de Tegucigalpa, Honduras. Ese día pude comprender muchos de los acontecimientos que se encuentran en las Escrituras y saber la importancia y responsabilidad que tenemos sobre nosotros mismos al efectuarlas.

Al sentir las impresiones del Espíritu Santo en la santa Casa del Señor, mi testimonio se fortaleció y me confirmó que Él vive y nos ama. Su mano está extendida y esperando que podamos sujetarnos a ella y fortalecer nuestra fe, para estar preparados para enfrentar los dardos del enemigo.

Entrar al templo y hacer convenios con el Señor nos abre la posibilidad de ser semejantes a Cristo al seguir Su ejemplo de comprender y amar a nuestro prójimo, sin juzgarle ni hacerle sentir culpable por los errores que ha cometido. En cambio, podemos apoyarle e invitarle a ser fortalecido por medio de la luz de Cristo.

Tengo un testimonio de que esta vida es un proceso de aprendizaje y que cada decisión que tomemos tendrá efectos en nuestro futuro inmediato y en la eternidad. Si decidimos obrar bien ante los ojos de Dios, Él nos brindará Su apoyo y nos bendecirá grandemente tanto a nosotros como a las personas que nos rodean. Si hemos cometido un error, tenemos la oportunidad de arrepentirnos para limpiar nuestros pecados por medio de la expiación de Jesucristo. 

Animo y exhorto a todos los que no han entrado al templo para que se preparen para hacer convenios con Dios. Si lo hacen, verán grandes milagros en sus vidas y fortalecerán su fe acerca del evangelio de Jesucristo restaurado aquí en la tierra.