2020
Lo que aprendí de la expiación de Jesucristo al repartir la Santa Cena
Junio de 2020


Voces de los Santos de los Últimos Días

Lo que aprendí de la expiación de Jesucristo al repartir la Santa Cena

Durante la oración sacramental, vino a mi mente una Escritura que me hizo recordar el sufrimiento y el amor de Jesucristo por nosotros. 

Nunca olvidaré cuando el hermano Moisés De León, presidente de la Rama Morales, me dijo: “Esteeven, hoy va a repartir la Santa Cena”. Estaba sorprendido porque no tenía mucho tiempo de haber recibido el Sacerdocio Aarónico, así que, aunque estaba dispuesto a hacerlo bien, estaba muy nervioso. 

Recuerdo que lo primero que pensé fue que necesitaba orar para pedirle ayuda a mi Padre Celestial. Le pedí que me diera la fuerza y sabiduría para hacerlo de la mejor manera. Inmediatamente después de mi oración, sentí que la paz llegaba a mi alma. 

Durante la oración de la Santa Cena, vino a mi mente la Escritura que se encuentra en Juan 6:35 cuando Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene nunca tendrá hambre; y el que en mí cree no tendrá sed jamás”. 

El pan que se parte y bendice durante la reunión sacramental es un recordatorio de Su cuerpo y Su sufrimiento físico. El agua que tomamos es un símbolo de Su sangre que derramó por nosotros. Sé que Él me ama porque derramó Su sangre y padeció con humildad soportándolo todo por amor.

Ese domingo, con la ayuda de otros jóvenes, recibí la bandeja del pan y luego la del agua, y repartí por primera vez la Santa Cena con mucha calma. Sé que fue el Espíritu Santo quien me dio esa paz y me dio testimonio del Padre Celestial y del sacrificio expiatorio de Su hijo Jesucristo.

Cuando terminamos, nuevamente hice una oración para agradecerle a Dios la oportunidad que tengo de meditar y recordar cada semana lo que el Salvador hizo por mí y por toda la humanidad, y por permitirme ser un medio para compartir esos sacramentos con otras personas.