La bondad cuenta
La disculpa
Un día en la escuela, algunos de mis compañeros se estaban burlando de otro alumno e insultándolo. Parecía divertido, así que me uní a ellos. Durante algunas semanas, me burlé de él con mis amigos.
Después de varias semanas, el chico me dijo cómo se sentía. Nuestras palabras lo hirieron, aunque él actuara como si no le importara que nos burláramos de él. Me dijo que lloraba todas las noches, y yo casi lloré cuando me lo contó. Quería ayudarlo, y decidí pedirle disculpas por lo que le había dicho.
De modo que el día siguiente me acerqué a él y puse mi brazo sobre sus hombros. Le dije: “Siento mucho haberme burlado de ti”. Él asintió al oírme, y se le llenaron los ojos de lágrimas; sin embargo, los otros niños seguían burlándose de él. Entonces recordé lo que aprendí en mi clase de la Primaria: Hacer lo justo.
Les dije a mis compañeros con valor: “¡Dejen de burlarse de él! ¿Saben lo difícil que esto ha sido para él? Por favor, discúlpense por lo que han hecho y sean sus amigos”.
Pero no cambiaron tan fácilmente; por el contrario, se enojaron conmigo y dijeron: “¿Y ahora qué te pasa? ¡Tú también te burlaste de él!”.
Todavía me sentía mal por lo que había hecho, así que dije: “Ya le dije que lo sentía. Quiero que entiendan cómo se siente y que ustedes también dejen de burlarse de él”.
Uno de ellos le pidió disculpas y los tres nos hicimos buenos amigos. Algunas personas todavía se burlan de él, pero se siente mejor porque nos tiene a nosotros. Haré lo justo al ayudar a un amigo que lo necesite. ●