Liahona
Un pequeño gran sacrificio
Abril de 2024


Voces de los miembros

Un pequeño gran sacrificio

Al buscar la definición de la palabra sacrificio en Temas y preguntas en la aplicación Biblioteca del Evangelio, encontramos: “Sacrificar es renunciar a algo valioso o precioso, a menudo con la intención de lograr un propósito u objetivo de mayor valor”.

Últimamente he pensado en qué podría significar un gran sacrificio para mí. Recuerdo que en una clase de la Iglesia, nos invitaron a pensar en cuáles eran o son aquellos sacrificios que realizamos de manera personal en nuestra vida diaria. Al meditar sobre esta invitación, realmente no sentí que hubiera algo en particular a lo que yo estuviera renunciando.

Sin embargo, luego de una experiencia pude entender un poco mejor el significado de lo que es un sacrificio.

Me había enterado que una de mis compañeras de trabajo se encontraba en la difícil situación de sufrir la pérdida de un ser querido. Luego de tomarse una licencia laboral, volvió y nos tocó trabajar juntas. Entonces esa tarde se me ocurrió que podía comprarle un regalo para recibirla, quizás algo simple como una golosina. Antes de salir de casa, preparé mi mochila y también guardé el Libro de Mormón de bolsillo que había comprado en mi misión. Me dije que si tenía algo de tiempo en el trabajo podía tomarme unos minutos para leerlo. Salí antes y al final no llegué a comprarle nada.

Cuando fue el momento de irnos, ella dijo que se iba conmigo. Caminamos juntas hablando de otras cosas. En el momento que subimos al colectivo y nos sentamos, ella me preguntó: “¿A dónde iban las personas cuando morían?”. Me hizo muy feliz el tener la oportunidad de compartir el Plan de Salvación con ella. En un momento de la conversación, sentí muy fuerte en el pecho que tenía que darle mi Libro de Mormón, pero al instante también pensé: “No, no puedo darle ese libro, es mi libro, de mi misión”.

En ese momento, en mi interior la mente y el corazón se debatían, hasta que tomé la decisión de hacer un sacrificio, un gran sacrificio. Le dije: “Tengo que darte un libro, pero cuídalo porque es muy importante para mí. Te lo presto, léelo y después te voy a regalar uno igual, pero nuevo”.

Ella lo aceptó y le sonreí a pesar de que por dentro sentía una gran tristeza por haber perdido el libro. Al día siguiente me levanté temprano, tomé un Libro de Mormón nuevo que tenía en casa y le escribí una dedicatoria. Dos días después nos tocó trabajar juntas de nuevo. Apenas la vi, la saludé y se lo regalé. Para mi sorpresa, sin que le hubiera dicho algo, me devolvió mi viejo ejemplar de bolsillo. Ahora las dos somos felices, tengo el libro de vuelta y ella el Evangelio.

No sé cuándo ella decidirá aprender más sobre el Evangelio, pero como le dije en el colectivo, tal vez sea hoy, mañana o en el futuro cuando esté preparada para recibir estas cosas.

Sé que el mejor regalo que le pude haber dado fue el Libro de Mormón y no la golosina que pensé en un principio. Testifico que estas cosas son verdaderas, que el significado de lo que es un sacrificio es diferente para cada persona. Y aunque sea algo muy difícil, vale la pena hacerlo, porque tarde o temprano podremos ver las bendiciones en nuestra vida y en la de quienes nos rodean. En el nombre de Jesucristo. Amén.