2020
El propósito de mi bautismo
Octubre de 2020


El propósito de mi bautismo

Antes de mi bautismo, me senté solo y oré para que mis amigos aparecieran milagrosamente.

Imagen
man sitting in chapel foyer

Ilustración por Julia Yellow.

Cuando era niño y vivía en los suburbios de Taipéi, Taiwán, nunca escuché hablar sobre los misioneros; por esa razón, la primera vez que tuve contacto con ellos, tuve curiosidad en cuanto a su mensaje. No pasó mucho tiempo antes de que estuviera ansioso por seguir sus enseñanzas y poner en práctica el Evangelio en mi vida. Sentí que esa era una manera de descubrir si realmente hay un Dios.

En menos de un mes, me habían enseñado el Evangelio y los mandamientos que se enseñan antes del bautismo. Recibí paz por medio de la oración, recibí revelación personal al estudiar las Escrituras y nunca me perdí una reunión de la Iglesia. Decidí que debía bautizarme.

El mayor desafío que enfrenté en ese momento fueron los problemas que surgieron en mi relación con algunos de mis amigos porque se oponían a mi participación en la Iglesia. Oré mucho en cuanto a esos problemas, pero nuestra relación solo pareció empeorar.

Los invité a mi bautismo, pero ignoraron totalmente mi invitación. Realmente no sabía qué hacer. Antes de mi bautismo, me senté a solas en el sofá del vestíbulo de la capilla y oré para que mis amigos aparecieran milagrosamente para poder contarles sobre los cambios positivos que había hecho en mi vida y demostrarles que al bautizarme estaba tomando la decisión correcta.

Mis amigos nunca se presentaron, pero mientras oraba con fervor a Dios, sentí una impresión. En ese momento, sentí gran amor de mi Padre Celestial. Sabía que Él estaba allí y que realmente había escuchado mi oración.

En un principio, deseaba bautizarme simplemente por todas las cosas maravillosas que estaban sucediendo en mi vida, pero en ese momento entendí el propósito de mi bautismo.

La impresión que recibí fue como la voz del Señor que me hablaba con ternura, directamente a mí, y me decía: “No necesitas demostrarle nada a nadie. Solo tienes que demostrarme que estás dispuesto a venir a Mí y permanecer fiel a mi Evangelio por el resto de tu vida”.