Autosuficiencia
Mi fundamento: Nuestro cuerpo es un don de Dios


“3: Mi fundamento: Nuestro cuerpo es un don de Dios”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“3: Mi fundamento: Nuestro cuerpo es un don de Dios”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Mi fundamento: Nuestro cuerpo es un don de Dios — Tiempo máximo: 20 minutos

Meditar:

¿Qué bendiciones ha recibido por el hecho de tener un cuerpo?

Ver:

La mayor creación de Dios”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [2:51]. (¿No tiene el video? Lea la transcripción de “La mayor creación de Dios”).

La mayor creación de Dios

Si no le es posible ver el video, lea el siguiente guion.

Presidente Russell M. Nelson:

Imagen
dos niñas acostadas mirando al cielo

Cualquiera que estudie las funciones del cuerpo humano seguramente ha “visto a Dios obrando en su majestad y poder” [Doctrina y Convenios 88:47].

Cada ojo tiene un lente que puede autoenfocarse. Hay nervios y músculos que controlan los dos ojos para crear una imagen tridimensional. Cada oído está conectado a un equipo compacto, diseñado para convertir ondas de sonido en tonos audibles.

El corazón es una bomba increíble. Tiene cuatro delicadas válvulas que se abren y se cierran más de 100 000 veces al día. Piensen en el sistema inmunológico del cuerpo. Percibe el dolor; genera anticuerpos. El cuerpo renueva sus propias células dañadas y regula los niveles de sus propios ingredientes vitales.

Los muchos atributos admirables de su cuerpo atestiguan su propia “naturaleza divina” [2 Pedro 1:4]. El apóstol Pablo lo describió como un “templo de Dios” [1 Corintios 3:16]. ¿Por qué? Porque su cuerpo es el templo de su espíritu y la manera en que utilizan su cuerpo afecta a su espíritu. Dios es el Padre de nuestros espíritus. Somos parte de Su propósito divino. Cuando nos creó físicamente, fuimos creados a Su imagen.

El desarrollo del espíritu tiene una importancia eterna. Cuando verdaderamente conocemos nuestra naturaleza divina, controlamos nuestros apetitos. Enfocamos nuestros ojos en imágenes, nuestros oídos en sonidos y nuestras mentes en pensamientos que sean de beneficio para nuestra creación física como templos de nuestro Padre Celestial. Por esos dones físicos, ¡demos gracias a Dios!

Analizar:

¿De qué forma el tener un cuerpo físico nos prepara para llegar a ser como nuestro Padre Celestial?

Leer:

Las siguientes declaraciones de líderes de la Iglesia:

“Dado que nuestro cuerpo físico es tan fundamental en el plan de felicidad del Padre y en nuestro progreso espiritual, Lucifer pretende frustrar nuestro progreso al tentarnos a usar nuestro cuerpo de forma indebida” (David A. Bednar, “Continuamente prontos para orar”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 34).

“La única seguridad definitiva en esta vida consiste en nunca dar el primer paso tentador hacia donde no debemos estar ni para hacer lo que nunca debiéramos hacer […]. [Como seres humanos, todos tenemos apetitos físicos que son necesarios para nuestra supervivencia]. Esos apetitos son absolutamente esenciales para la perpetuación de la vida. Entonces, ¿qué es lo que hace el adversario? […]. Nos ataca por medio de nuestros apetitos. Nos tienta a que comamos lo que no debemos comer, a que bebamos lo que no debemos beber y a que amemos como no debemos amar” (Russell M. Nelson, en “Advice from the Prophet of the Church to Millennials Living in a Hectic World”, 18 de febrero de 2018, newsroom.ChurchofJesusChrist.org).

Analizar:

¿De qué manera el tratar mal nuestro cuerpo puede afectar a nuestra resiliencia emocional?

Leer:

Los pasajes de las Escrituras:

“El alma será restaurada al cuerpo, y el cuerpo al alma; sí, y todo miembro y coyuntura serán restablecidos a su cuerpo; sí, ni un cabello de la cabeza se perderá, sino que todo será restablecido a su propia y perfecta forma” (Alma 40:23).

“Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo […] y sus debilidades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos” (Alma 7:11–12).

Analizar:

¿Cómo puede Jesucristo fortalecernos para que podamos perseverar bien o incluso superar cualquier limitación física que podamos tener?

Comprométase:

Escogeré una manera de tratar mejor mi cuerpo, como un templo.