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“5: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“5: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Aprender — Tiempo máximo: 60 minutos

Leer:

La depresión afecta a toda nuestra vida de una manera u otra. Pensar y conversar sobre el análisis de hoy podría ser difícil para usted u otras personas. Animamos a todos a que sean compasivos cuando estudien este capítulo. Si se siente abrumado, no dude en solicitar un descanso.

1. La diferencia entre la tristeza y la depresión

Leer:

La tristeza y la depresión se describen como sentimientos de pesar, desdicha y aflicción, y son una parte normal de nuestra experiencia aquí en la tierra. La tristeza y la depresión pueden aparecer por las dificultades derivadas de un rechazo, las relaciones interpersonales, las desilusiones y otras aflicciones. Son elementos difíciles, pero esenciales, de nuestro crecimiento. El élder Bruce C. Hafen enseñó que el Padre Celestial quería que tuviéramos experiencias dolorosas en la vida para que, en última instancia, pudiéramos experimentar el gozo más plenamente (véase “A Willingness to Learn from Pain”, Ensign, octubre de 1983, págs. 64, 66).

El trastorno depresivo mayor, o la depresión grave, es diferente. Es un estado o condición emocional que afecta a nuestros pensamientos, emociones, percepciones y comportamientos. El élder Jeffrey R. Holland habló de la diferencia entre la tristeza normal y la depresión y el trastorno depresivo mayor: “Cuando hablo de esto, no estoy hablando de tener un mal día, ni de vencimientos tributarios u otros momentos de desaliento que todos tenemos. Todos sentiremos ansiedad o desánimo en alguna ocasión […]. Pero hoy hablo de algo más serio, de una aflicción tan severa que restringe de modo significativo la capacidad de la persona para funcionar plenamente” (“Como una vasija quebrada”, Liahona, noviembre de 2013, pág. 40).

El trastorno depresivo mayor puede ocurrir sin una explicación clara de su causa, o puede ser el resultado de reacciones poco saludables a acontecimientos dolorosos. Cuando experimentamos una depresión grave, a menudo nos sentimos insensibles o ajenos a nuestras emociones. Es posible que experimentos sentimientos de vergüenza, culpa u odio hacia nosotros mismos, los cuales probablemente interfieran en nuestro funcionamiento todos los días. La depresión grave también interfiere en nuestra capacidad de lidiar positivamente con los desafíos a medida que surgen.

Además, tal como leímos en nuestra última reunión, la tristeza y la depresión pueden afectar a nuestra capacidad de sentir o entender las impresiones del Espíritu (véase Reyna I. Aburto, “En sol y sombra, Señor, acompáñame”, Liahona, noviembre de 2019, págs. 57–60).

Analizar:

¿En qué se diferencian la tristeza y la depresión?

Ver:

Like a Broken Vessel Part 1” [Como una vasija quebrada, Parte 1], disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [1:38].

2. Factores que pueden conducir a desafíos emocionales

Leer:

El ser conscientes de por qué tenemos esos sentimientos puede ayudarnos a ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás. Sentimientos como la tristeza o la depresión pueden deberse a varios factores, entre ellos los siguientes:

Factores que pueden conducir a desafíos emocionales

Biológicos: factores físicos relacionados con nuestro cuerpo

  • La genética

  • Una enfermedad o lesión grave

  • Dieta y falta de actividad física

  • Uso indebido de drogas o medicamentos ilegales

  • Variaciones climáticas estacionales

  • Cambios químicos u hormonales

Psicológicos: sucesos emocionales

  • Acontecimientos importantes y cambios en la vida

  • Muerte o pérdida

  • Abuso o maltrato

Psicológicos: interacciones sociales con otras personas, que generan fuertes emociones

  • Conflictos

  • Soledad y aislamiento

  • Presiones sociales

  • Traición o confianza destruida

Espirituales: sucesos difíciles que ponen a prueba nuestra fe

  • Las consecuencias de las decisiones

  • Vivir en un mundo problemático

Analizar:

¿De qué manera el saber de dónde provienen los sentimientos difíciles nos ayuda a ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás?

3. Síntomas del trastorno depresivo mayor

Leer:

Los siguientes síntomas pueden ser signos de un trastorno depresivo grave o una depresión clínica. La mayoría de las personas experimentarán estos síntomas a veces a lo largo de su vida, pero si usted experimenta varios síntomas durante períodos prolongados, eso podría indicar que tiene problemas más profundos. Si tres o más de estos síntomas persisten durante un período de tiempo, limitan su capacidad para funcionar o resultan difíciles de superar a pesar de los esfuerzos personales y familiares, usted debe buscar ayuda profesional.

Síntomas de depresión

  • Sentirse constantemente triste, indefenso, desesperanzado o inútil

  • Poca energía y motivación

  • Cambios en el apetito y pérdida o aumento de peso

  • Problemas para conciliar el sueño, mantenerse dormido o despertarse

  • Pérdida de interés en actividades que solía disfrutar

  • Dificultades para concentrarse, recordar o tomar decisiones

  • Pensar en la muerte y el suicidio*

Analizar:

¿De qué manera el ser consciente de los síntomas de depresión nos ayuda a medida que nos volvemos más resilientes emocionalmente? ¿Cómo puede ayudarnos a apoyar a los demás?

Leer:

* Si usted u otras personas piensan en la muerte o el suicidio, busque ayuda profesional de inmediato y acuda a la sala de urgencias del hospital más cercano y comuníquese con su familia, un amigo, su obispo u otro líder de la Iglesia. Los pensamientos suicidas siempre se deben tomar en serio.

En suicide.ChurchofJesusChrist.org o mentalhealth.ChurchofJesusChrist.org puede consultar las líneas telefónicas de ayuda y recursos.

Cualquier persona en Norteamérica puede llamar a la Red Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800-273-8255.

4. Maneras de obtener ayuda

Leer:

La hermana Reyna I. Aburto enseñó: “Como otras partes del cuerpo, el cerebro está sujeto a enfermedades, traumas y desequilibrios químicos. Si nuestra mente padece, es apropiado que procuremos ayuda de Dios, de las personas que nos rodean y de profesionales médicos o de la salud mental […];

“es normal sentirnos tristes o preocupad[o]s de vez en cuando. La tristeza y la ansiedad son sentimientos humanos naturales. No obstante, si constantemente estamos tristes y si el dolor no nos permite sentir el amor del Padre Celestial y Su Hijo, y la influencia del Espíritu Santo, entonces quizá suframos de depresión, ansiedad u otra afección emocional” (“En sol y sombra, Señor, acompáñame”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 57).

5. El duelo o pesar

Leer:

Casi todas las personas pasarán por un duelo en algún momento de su vida, ya sea debido a la muerte de un ser querido, a otra pérdida o a grandes cambios en la vida, como la pérdida de un empleo o la ruptura de una relación. Gracias al Evangelio, nuestros convenios y el conocimiento de que volveremos a ver a nuestros seres queridos, es posible que pensemos que no deberíamos tener problemas con el duelo. Sin embargo, no es así. Incluso el Salvador lloró cuando murió Lázaro, porque lo amaba (véase Juan 11:35–36). El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Ese llanto es una de las más profundas expresiones de amor puro; es una reacción natural de completo acuerdo con el mandamiento divino: ‘Viviréis juntos en amor, al grado de que lloraréis por los que mueran’ [Doctrina y Convenios 42:45]” (“Las puertas de la muerte”, Liahona, julio 1992, pág. 80).

Todas las personas sufrirán el duelo de manera diferente y en momentos distintos. Mientras pasan el duelo, la mayoría de las personas experimentan las emociones que se enumeran a continuación, aunque sin un orden o momento específico.

  • Negación: No podemos creer que eso haya sucedido. Podríamos encontrarnos en un estado de conmoción o fingir u olvidar por un tiempo lo que esté sucediendo.

  • Ira: Podríamos sentirnos enojados con nosotros mismos, con nuestros seres queridos e incluso con Dios. La ira es una expresión del valor que le damos a lo que hemos perdido.

  • Negociación: Tal vez pensemos que se trata de una pesadilla y tratamos de negociar con Dios para revertir las cosas. Es posible que nos hagamos preguntas tipo “Y si…”, por ejemplo, “¿Y si voy al templo cada semana?”, a fin de obtener un resultado específico.

  • Tristeza: Experimentamos una profunda tristeza por nuestra pérdida. Esa tristeza puede ser poderosa y abrumadora, pero no es necesariamente una depresión clínica; es una parte normal del proceso de duelo.

  • Aceptación: La aceptación consiste en admitir que la pérdida ha ocurrido. No significa que nos sintamos felices por la pérdida o que traicionemos el recuerdo de lo que hemos perdido; simplemente aceptamos la realidad de la pérdida para poder comenzar a seguir adelante.

Analizar:

¿Cómo puede ayudarnos el comprender las emociones más frecuentes del duelo?

Leer:

Todas las personas sufren de manera diferente. Es posible que a algunos les resulte difícil dormir y comer. Otros tal vez quieran estar con otras personas, mientras que otros tal vez deseen estar solos. Hay quienes puedan sentir emociones intensas y otros quizás no. Algunos podrían superar el duelo rápidamente y a otros podría llevarles mucho tiempo. No existe una manera correcta de vivir el duelo.

Las sugerencias siguientes pueden ayudarlo a entender mejor el duelo y a sobrellevarlo, o le permiten ayudar a otras personas que lo estén viviendo:

  • Permítase sentir, llorar y experimentar todo lo que pueda o no sentir como parte del proceso.

  • Cuídese. Coma de manera saludable, duerma lo suficiente y trate de hacer ejercicio.

  • Descubra los sentimientos que esté experimentando y reconozca que son normales y saludables.

  • Establezca expectativas realistas sobre cuánto tiempo podría necesitar y dé un paso a la vez.

  • Reconozca que los sentimientos de felicidad, gozo y paz no suponen deslealtad al recuerdo de lo que ha perdido.

  • Exprese sus pensamientos y sentimientos al escribir sobre su pérdida, así como su esperanza para el futuro.

  • Si esos sentimientos se vuelven abrumadores, quizás necesite buscar la ayuda de un profesional.

Leer:

No tiene por qué pasar el duelo solo y puede recurrir a los demás en los momentos de necesidad. Puede encontrar apoyo en familiares, amigos, líderes de la Iglesia y, lo más importante, en el Salvador.

La hermana Sharon Eubank enseñó acerca de cómo puede ayudarnos el Salvador: “Cuando nos agobian las tragedias, cuando la vida es tan dolorosa que no podemos respirar, cuando hemos recibido una serie de golpes, como el hombre en el camino a Jericó, y se nos da por muertos, Jesús se presenta y echa aceite en nuestras heridas, nos levanta con ternura, nos lleva a un mesón y nos cuida [véase Lucas 10:30–35]. A aquellos de nosotros que estamos afligidos, Él dice: ‘… aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros, de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas […] para que sepáis de seguro que yo, el Señor Dios, visito a mi pueblo en sus aflicciones’ [Mosíah 24:14]. Cristo sana las heridas” (“Cristo: La luz que resplandece en las tinieblas”, Liahona, mayo de 2019, pág. 74).

A medida que experimentamos el duelo, puede parecernos insoportable y tal vez sintamos el deseo de aislarnos de otras personas. Sin embargo, recuerde que podemos encontrar apoyo por medio de otras personas.

Ver:

El amor expiatorio de Cristo sana los corazones acongojados”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [3:22].

Analizar:

¿Qué podemos aprender del relato del video sobre cómo superar el pesar?

6. Maneras de ofrecer ayuda

Leer:

Tal vez conozca a alguien que haya perdido a un ser querido, que esté pasando por un momento difícil o que haya sido diagnosticado con depresión u otra enfermedad. Puede ser difícil saber qué decir o hacer cuando esté con esa persona. Es posible que se sienta avergonzado o incómodo al mostrar emoción o estar cerca de alguien que esté manifestando sus emociones. A continuación, en la columna izquierda, hay varios ejemplos de frases que no son demasiado útiles, que tal vez haya escuchado usar a algunas personas al tratar de ayudar a alguien que está viviendo un duelo. En la columna derecha hay frases útiles que podría usar en su lugar.

Menos útil

Más útil

Menos útil

  • “Sé exactamente cómo te sientes”.

    • Aunque hayamos pasado por algo muy similar, siempre es mejor hacer preguntas y escuchar cómo se siente la persona.

  • “Solamente debes tener fe; todo saldrá bien”.

    • Por supuesto que debemos tener fe, pero eso no cambia el hecho de que algo resulte doloroso o no. Es importante estar presente con la persona.

  • “Al menos tú…”.

    • Cuando comenzamos las frases con “al menos”, minimizamos lo que la persona está viviendo.

  • “Dios tiene un plan”.

    • Esto puede dar la impresión de que intentamos resolver rápidamente el problema, en lugar de realmente escuchar y amar.

  • “Ellos están en un lugar mejor”.

    • Decir esto no hace que la persona deje de echar de menos a su ser querido.

Más útil

  • “No sé qué decirte en este momento, pero me alegro de que me lo hayas contado”.

  • “Háblame de lo que sientes ahora”.

  • “Te aprecio mucho”.

  • “Puedes contar conmigo”.

  • “Es normal sentirse así”.

Leer:

Cada persona es única y tendrá diferentes necesidades. Aunque usted diga todas las cosas correctas, la otra persona podría seguir sintiéndose mal. El sentirse dolido y disgustado es una parte natural de estar triste o deprimido. Lo más importante que puede hacer es presentarse, escuchar y ofrecer amor y bondad.

Sugerencia:

En la sección “Recursos” que se encuentra al final de este capítulo puede consultar una lista de recursos para lidiar con diversos desafíos de la vida.

Analizar:

¿Cómo podría ayudar a alguien que esté pasándolo mal emocionalmente?