Llamamientos misionales
Capítulo 3: Lección 1 — El mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo


“Capítulo 3: Lección 1 — El mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo”, Predicad Mi Evangelio: Una guía para compartir el Evangelio de Jesucristo, 2023

“Capítulo 3: Lección 1”, Predicad Mi Evangelio

Capítulo 3: Lección 1

El mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo

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La Primera Visión

Las personas tal vez se pregunten:

  • ¿Dios existe?

  • ¿Cómo puedo sentirme más cerca de Dios?

  • ¿Cómo puedo aprender la verdad en el mundo confuso de la actualidad?

  • ¿Cómo puede ayudarme la religión?

  • ¿Por qué hay tantas iglesias?

  • ¿Por qué tengo tantos desafíos?

  • ¿Cómo puedo hallar la paz en tiempos de turbulencia?

  • ¿Cómo puedo ser más feliz?

  • ¿Cómo podría un profeta ayudar al mundo hoy en día?

Desde el principio del mundo, Dios ha revelado el Evangelio a Sus hijos por medio de profetas, y lo ha hecho mediante Su Hijo, Jesucristo. En la antigüedad, Jesús reveló el Evangelio a profetas como Adán, Noé, Abraham y Moisés, pero muchas personas lo rechazaron.

Hace dos mil años, el mismo Jesucristo enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia. Las personas rechazaron incluso a Jesús. Poco después de Su muerte, hubo un alejamiento generalizado de la verdad y de la Iglesia del Señor. La plenitud del Evangelio y la autoridad del sacerdocio ya no se encontraban en la tierra.

Siglos más tarde, Dios llamó a otro profeta: José Smith. Dios restauró la plenitud del Evangelio por medio de él y lo autorizó a organizar la Iglesia de Jesucristo nuevamente.

Tener la plenitud del Evangelio de Jesucristo en la tierra es una de las grandes bendiciones de nuestros días. El Evangelio nos ayuda a responder las preguntas más profundas y trascendentales de la vida. Los profetas vivientes nos guían durante los tiempos difíciles. La autoridad del sacerdocio de Dios se encuentra nuevamente sobre la tierra para bendecir a Sus hijos.

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Unas misioneras enseñando a una familia

Sugerencias para la enseñanza

Esta sección ofrece una reseña de ejemplo que le ayudará a prepararse para enseñar. Además, incluye ejemplos de las preguntas e invitaciones que podría utilizar.

Al prepararse para enseñar, considere con espíritu de oración la situación y las necesidades espirituales de cada persona. Para enseñarles, busque lo que será de mayor ayuda para ellas. Prepárese para explicar las palabras que las personas podrían no entender. Planifique según la cantidad de tiempo que tendrá, y recuerde mantener breves las lecciones.

Escoja los pasajes de las Escrituras que usará al enseñar. La sección “Fundamento doctrinal” de la lección contiene muchos pasajes de las Escrituras útiles.

Considere qué preguntas hacer mientras enseña. Planifique extender invitaciones que alienten a cada persona a actuar.

Haga hincapié en las bendiciones que Dios promete y exprese su testimonio de lo que enseñe.

Lo que puede enseñar a las personas en 15–25 minutos

Elija uno o más de los siguientes principios para enseñarlos. El fundamento doctrinal de cada principio se provee después de esta reseña.

Dios es nuestro amoroso Padre Celestial

  • Dios es nuestro Padre Celestial y nosotros somos Sus hijos. Él nos creó a Su imagen.

  • Dios nos conoce personalmente y nos ama.

  • Dios tiene un cuerpo glorificado y perfecto de carne y huesos.

  • Dios desea bendecirnos con paz y una plenitud de gozo que perdure por la eternidad.

  • Debido a que Dios nos ama, envió a Su Hijo, Jesucristo, a redimirnos del pecado y la muerte.

Dios revela el Evangelio por medio de profetas en cada dispensación

  • Dios llama a profetas para que sean Sus representantes en la tierra.

  • En la antigüedad, Dios llamó a profetas tales como Adán, Noé, Abraham y Moisés.

  • Un profeta viviente recibe revelación de Dios para enseñarnos y guiarnos en la actualidad.

El ministerio terrenal y la Expiación de Jesucristo

  • Jesucristo es el Hijo de Dios.

  • Durante Su ministerio terrenal, Jesús enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia.

  • Jesús llamó a doce apóstoles y les dio autoridad para dirigir Su Iglesia.

  • Al final de Su vida, Jesús expió nuestros pecados mediante Su sufrimiento en el Jardín de Getsemaní y durante la Crucifixión. Después de la muerte de Jesús, Él resucitó.

  • Gracias al sacrificio expiatorio de Jesucristo, podemos ser perdonados y quedar limpios de nuestros pecados cuando nos arrepentimos. Esto nos brinda paz y hace posible que regresemos a la presencia de Dios y recibamos una plenitud de gozo.

  • Gracias a la Resurrección de Jesús, todos resucitaremos después de morir. Eso significa que el espíritu y el cuerpo de cada persona volverán a unirse y vivirán para siempre.

La Apostasía

  • Después que los apóstoles de Jesús murieron, hubo un alejamiento generalizado del Evangelio y de la Iglesia de Jesucristo.

  • Durante ese tiempo, la personas cambiaron muchas de las enseñanzas del Evangelio. También cambiaron las ordenanzas del sacerdocio, tales como el bautismo. La autoridad del sacerdocio y la Iglesia que Jesús había establecido ya no se encontraban sobre la tierra.

La restauración del Evangelio de Jesucristo por conducto de José Smith

  • José Smith procuró saber cuál era la iglesia verdadera de Dios para unirse a ella. El Padre Celestial y Jesucristo se le aparecieron en 1820. A ese acontecimiento se le llama la Primera Visión.

  • Dios llamó a José Smith a ser profeta, así como había llamado a profetas en épocas anteriores.

  • El Evangelio de Jesucristo fue restaurado por medio de José Smith.

  • Otros mensajeros celestiales restauraron el sacerdocio y José recibió la autoridad para organizar la Iglesia de Jesucristo.

  • Jesucristo continúa dirigiendo la Iglesia en la actualidad mediante profetas y apóstoles vivientes.

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo

  • El Libro de Mormón es un libro de Escrituras escrito en la antigüedad por profetas en el continente americano. José Smith lo tradujo por el don y el poder de Dios.

  • Junto con la Biblia, el Libro de Mormón nos brinda un segundo testimonio del ministerio, las enseñanzas y la misión de Jesús como nuestro Salvador.

  • Podemos acercarnos más a Dios al leer el Libro de Mormón y regirnos por sus preceptos.

  • Podemos saber que el Libro de Mormón es la palabra de Dios al leerlo, meditar sobre él y orar al respecto. Este mismo proceso nos ayudará a llegar a saber que José Smith fue un profeta.

Orar para saber la verdad mediante el Espíritu Santo

  • La oración es una comunicación en dos direcciones entre Dios y Sus hijos.

  • Mediante la oración sincera, podemos llegar a saber que el mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo es verdadero.

  • A medida que oramos, el Espíritu Santo nos enseña y confirma la verdad.

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Unos misioneros enseñando a unos jóvenes

Preguntas que podría hacer a las personas

Se muestran a continuación unos ejemplos de preguntas que usted podría hacer a las personas. pueden ayudarle a tener conversaciones significativas y a entender las necesidades y la perspectiva de la persona.

  • ¿Qué cree usted en cuanto a Dios?

  • ¿En qué le ayudaría el sentirse más cerca de Dios?

  • ¿Qué sabe usted en cuanto a Jesucristo? ¿Cómo han influido en usted la vida y las enseñanzas de Jesucristo?

  • ¿Cómo encuentra usted respuestas confiables en el mundo confuso de la actualidad?

  • ¿De qué manera le ayudaría el saber que existe un profeta viviente en la tierra hoy en día?

  • ¿Ha escuchado en cuanto al Libro de Mormón? ¿Podríamos compartir con usted por qué es importante?

  • ¿Podría expresarnos sus creencias en cuanto a la oración? ¿Está bien si compartimos con usted nuestras creencias en cuanto a la oración?

Invitaciones que podría extender

  • ¿Pedirá a Dios en oración que le ayude a saber si lo que le hemos enseñado es verdad? (Véase “Ideas para enseñar: La oración” en la última sección de esta lección).

  • ¿Asistirá a la Iglesia este domingo para aprender más sobre lo que le hemos enseñado?

  • ¿Leerá el Libro de Mormón y orará para saber que es la palabra de Dios? (Usted podría sugerir ciertos capítulos o versículos específicos).

  • ¿Seguirá el ejemplo de Jesús y se bautizará? (Véase “La invitación a ser bautizado y confirmado”, que precede inmediatamente a esta lección).

  • ¿Podemos fijar el día y la hora de nuestra próxima visita?

Fundamento doctrinal

Esta sección le ofrece la doctrina y los pasajes de las Escrituras para su estudio a fin de fortalecer su conocimiento y testimonio del Evangelio, y para ayudarle a enseñar.

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Una familia

Dios es nuestro amoroso Padre Celestial

Dios es nuestro Padre Celestial y nosotros somos Sus hijos. Él nos creó a Su imagen. Él tiene “un cuerpo [glorificado y perfecto] de carne y huesos, tangible como el del hombre” (Doctrina y Convenios 130:22).

Dios nos conoce personalmente y nos ama más de lo que podemos comprender. Él entiende nuestras pruebas, pesares y debilidades, y se ofrece a apoyarnos mientras los experimentamos. Se regocija con nuestro progreso y nos ayudará a tomar las decisiones correctas. Él desea comunicarse con nosotros, y nosotros podemos comunicarnos con Él mediante la oración.

Dios nos ha dado esta experiencia en la tierra para que aprendamos, crezcamos y lleguemos a ser más como Él. Con amor perfecto, desea que regresemos a Él después de que muramos. Sin embargo, no lo podemos hacer por nosotros mismos. Debido a que Dios nos ama, Él envió a Su Hijo, Jesucristo, para redimirnos. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito […], para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16–17).

Dios desea bendecirnos con paz y una plenitud de gozo que perdure por la eternidad. Nos ha brindado un plan que nos da la oportunidad de recibir esas bendiciones. Ese plan se llama el Plan de Salvación (véase la lección 2).

Estudio de las Escrituras

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Moses and the Tablets [Moisés y las tablas], por Jerry Harston

Dios revela el Evangelio por medio de profetas en cada dispensación

Los profetas son los representantes de Dios en la tierra

Una forma importante en que Dios demuestra Su amor por nosotros es llamando a profetas, dándoles la autoridad del sacerdocio e inspirándolos a hablar en Su nombre. Los profetas son los representantes de Dios en la tierra. Amós, un profeta del Antiguo Testamento, escribió que “no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Algunas de las bendiciones que recibimos de los profetas vivientes se detallan a continuación.

Testigos de Jesucristo. Los profetas son testigos especiales de Jesucristo, que testifican de Él como nuestro Salvador y Redentor.

Enseñanzas. Los profetas reciben guía de Dios para ayudarnos a discernir entre la verdad y el error. Nos enseñan a obedecer los mandamientos de Dios y a arrepentirnos cuando fallamos. Condenan el pecado y advierten sobre sus consecuencias.

Las enseñanzas de los profetas nos elevan hacia Dios y nos ayudan a recibir las bendiciones que Él desea para nosotros. Nuestra seguridad más grande reside en seguir la palabra del Señor que se recibe por medio de Sus profetas.

La autoridad del sacerdocio. El profeta actual es el poseedor del sacerdocio que preside en la tierra. El sacerdocio es la autoridad y el poder de Dios; el profeta tiene la autoridad para hablar y actuar en nombre de Dios para la salvación de Sus hijos.

La guía de la Iglesia. La Iglesia de Jesucristo está edificada sobre el fundamento de profetas y apóstoles (véanse Efesios 2:19–20; 4:11–14).

Profetas de la antigüedad

Adán fue el primer profeta en la tierra. Dios le reveló el Evangelio de Jesucristo y le dio la autoridad del sacerdocio. Adán y Eva enseñaron estas verdades a sus hijos y los alentaron a cultivar la fe y a vivir el Evangelio.

Con el tiempo, la posteridad de Adán y Eva se rebeló y se apartó del Evangelio. Eso los llevó a una condición llamada apostasía, es decir, a un alejamiento. Cuando ocurre una apostasía generalizada, Dios retira la autoridad del sacerdocio, la cual es necesaria para enseñar y administrar las ordenanzas del Evangelio.

El Antiguo Testamento registra muchos casos de apostasía generalizada. Para poner fin a esos períodos, Dios renueva el contacto con Sus hijos llamando a otro profeta. Él revelaba las verdades del Evangelio nuevamente a esos profetas y les daba autoridad del sacerdocio. Algunos de esos profetas fueron Noé, Abraham y Moisés. Lamentablemente, en un patrón que se repitió a través del tiempo, las personas con el tiempo rechazaron a los profetas y apostataron.

Estudio de las Escrituras

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O My Father [Oh, mi Padre], por Simon Dewey

El ministerio terrenal y la Expiación de Jesucristo

Jesucristo es el Hijo de Dios. Jesús y Su Expiación son fundamentales en el plan de Dios para nosotros. Su Expiación abarca Su sufrimiento en el Jardín de Getsemaní, Su padecimiento y muerte en la cruz, y Su Resurrección.

Desde la época de Adán y Eva, las personas esperaron anhelosamente la venida de Jesucristo como su Salvador y Redentor. El Padre Celestial envió a Jesús a la tierra hace más de 2000 años.

Jesús llevó una vida perfecta y sin pecado. Enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia. Llamó a doce apóstoles y les confirió la autoridad del sacerdocio para enseñar y efectuar sagradas ordenanzas, como el bautismo. También les dio autoridad para dirigir Su Iglesia.

Al final de Su vida, Jesús llevó a cabo la Expiación por nuestros pecados mediante Su sufrimiento en Getsemaní y durante Su crucifixión. Gracias al sacrificio expiatorio de Jesucristo, podemos quedar limpios de nuestros pecados cuando nos arrepentimos. Esto hace posible que regresemos a la presencia de Dios y que recibamos una plenitud de gozo.

Después de que Jesús fue crucificado, resucitó y obtuvo así la victoria sobre la muerte por el poder del Padre Celestial. Gracias a la Resurrección de Jesús, todos resucitaremos después de que muramos. Eso significa que el espíritu y el cuerpo de cada persona volverán a unirse, y todos viviremos para siempre con un cuerpo perfecto y resucitado (véase “La Expiación de Jesucristo”, en la lección 2).

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El profeta José Smith

El profeta José Smith enseñó: “Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 51–52).

Estudio de las Escrituras

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La Apostasía

Tras la muerte de Jesucristo, Sus apóstoles procuraron conservar pura la doctrina de Cristo y de mantener orden en la Iglesia; sin embargo, muchos miembros de la Iglesia se apartaron de los apóstoles y de la doctrina que Dios había enseñado.

Después de que los apóstoles fueron muertos, hubo un alejamiento generalizado del Evangelio y de la Iglesia de Jesucristo. A ese alejamiento a veces se le llama la Gran Apostasía. Debido a ella, Dios retiró la autoridad del sacerdocio de la tierra. Con ello se perdió, entre otras, la autoridad necesaria para dirigir la Iglesia. Como resultado, la Iglesia que Jesús había establecido ya no se encontraba sobre la tierra.

Durante ese tiempo, la personas cambiaron muchas de las enseñanzas del Evangelio. Gran parte del conocimiento sobre la verdadera naturaleza del Padre Celestial, de Jesucristo y del Espíritu Santo se distorsionó o se perdió. Las personas también cambiaron las ordenanzas del sacerdocio, tales como el bautismo.

Siglos más tarde, hombres y mujeres que buscaban la verdad intentaron reformar las enseñanzas y las prácticas que se habían cambiado. Buscaron mayor luz espiritual y algunos de ellos hablaron de la necesidad de una restauración de la verdad. Sus esfuerzos llevaron a la organización de muchas iglesias.

Ese período de tiempo dio como resultado un marcado énfasis en la libertad religiosa, lo cual abrió el camino para la restauración de la verdad y de la autoridad de Dios.

Los profetas y apóstoles habían predicho la apostasía (véase 2 Tesalonicenses 2:1–3). También habían predicho que el Evangelio y la Iglesia de Jesucristo serían restaurados en la tierra (véase Hechos 3:20–21). Si no hubiera habido una apostasía, no habría sido necesario que se efectuara una restauración.

Estudio de las Escrituras

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La restauración del Evangelio de Jesucristo por conducto de José Smith

La Primera Visión y el llamamiento de José Smith como profeta

Durante los siglos en que la plenitud del Evangelio de Jesucristo no se encontraba en la tierra, el Padre Celestial continuó acercándose a Sus hijos. Con el paso del tiempo, Él preparó el camino para que fueran bendecidos nuevamente con la plenitud de Su Evangelio. Cuando las circunstancias fueron las correctas, llamó a José Smith como el profeta mediante el cual el Evangelio y la Iglesia de Jesucristo serían restaurados.

José Smith vivía en el este de los Estados Unidos en una época de gran agitación religiosa. Los miembros de su familia eran devotos a Dios y buscaban la verdad. Muchas iglesias afirmaban tener la verdad y José deseó saber cuál era la correcta (véase José Smith—Historia 1:18). La Biblia enseña que hay “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). A medida que José asistía a diferentes iglesias, se fue sintiendo confundido en cuanto a cuál debía unirse. Más tarde dijo:

“Eran tan grandes la confusión y la contención entre las diferentes denominaciones, que era imposible que una persona tan joven como yo […] llegase a una determinación precisa sobre quién tenía razón y quién no […].

“En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?” (José Smith—Historia 1:8, 10).

Al igual que muchas personas, José Smith también tenía preguntas en cuanto a la salvación de su alma. Deseaba recibir el perdón de sus pecados y ser limpio ante Dios. A medida que buscaba la verdad entre las diversas iglesias, leyó esto en la Biblia: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).

Gracias a este pasaje, José decidió preguntar a Dios lo que debía hacer. En la primavera de 1820, se retiró a una arboleda cercana a su casa y se arrodilló a orar. Existen cuatro relatos de la visión que ocurrió después, registrados por José Smith o por escribientes bajo su dirección (véase Ensayos sobre Temas del Evangelio, “Relatos de la Primera Visión”). En el relato que está canonizado como Escritura, José describió su experiencia de esta manera:

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The First Vision [La Primera Visión], por Linda Christensen y Michael Malm

“[V]i una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí […]. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!” (José Smith—Historia 1:16–17).

En esta visión, Dios el Padre y Su Hijo, Jesucristo, se aparecieron a José Smith. El Salvador le dijo que no se uniera a ninguna de las iglesias.

En otro de los relatos de la visión, José compartió que el Salvador también le dijo: “Tus pecados te son perdonados […]. He aquí, Yo soy el Señor de gloria. Fui crucificado por causa del mundo para que todos los que crean en mi nombre puedan tener vida eterna”.

Después de la visión, José contempló: “Mi alma se llenó de amor y por muchos días me regocijé con gran gozo y el Señor estuvo conmigo” (Joseph Smith History, circa Summer, pág. 3, josephsmithpapers.org; se han actualizado la ortografía y la puntuación).

Mediante esa visión, José Smith llegó a ser testigo de Jesucristo y aprendió verdades importantes acerca de la Trinidad. Por ejemplo, aprendió que el Padre Celestial y Jesucristo son seres distintos. Cuando Ellos lo llamaron por su nombre, aprendió que lo conocían personalmente. Cuando a José se le dijo que había sido perdonado, aprendió que Dios es misericordioso. Esa experiencia lo llenó de gozo.

Tal como Dios lo había hecho con muchos profetas anteriores, Él llamó a José Smith para que fuera el profeta por medio del cual se restauraría la plenitud del Evangelio en la tierra. Esa restauración contribuiría a que los hijos de Dios hallaran gozo en este mundo y vida eterna en el mundo venidero, todo ello por medio de Jesucristo.

La restauración del sacerdocio y de las llaves del sacerdocio

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Upon You My Fellow Servants [Sobre vosotros, mis consiervos], por Linda Curley Christensen y Michael Malm

Después de la aparición del Padre y del Hijo, otros mensajeros celestiales fueron enviados a José Smith y a su compañero, Oliver Cowdery. Juan el Bautista apareció como ser resucitado y les confirió el Sacerdocio Aarónico y las llaves del mismo. El Sacerdocio Aarónico incluye la autoridad para bautizar.

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The Voice of Peter, James, and John [La voz de Pedro, Santiago y Juan], por Welden C. Andersen

Poco tiempo después, Pedro, Santiago y Juan —tres de los apóstoles originales de Cristo— aparecieron como seres resucitados y confirieron el Sacerdocio de Melquisedec y las llaves del mismo a José Smith y a Oliver Cowdery. Este sacerdocio es la misma autoridad que Cristo dio a Sus apóstoles en la antigüedad.

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Image of Moses Elias and Elijah descending into the Kirtland temple and appearing to Joseph Smith.

En el Templo de Kirtland, Moisés, Elías y Elías el Profeta se aparecieron a José Smith y a Oliver Cowdery y les entregaron la autoridad y llaves del sacerdocio adicionales necesarias para llevar a cabo la obra de Dios en los últimos días. Moisés entregó las llaves del recogimiento de Israel; Elías entregó la dispensación del evangelio de Abraham; Elías el Profeta entregó las llaves del poder para sellar (véase Doctrina y Convenios 110:11–16; véase también Manual General, 3.1).

La organización de la Iglesia

A José Smith se le indicó que organizara la Iglesia de Jesucristo una vez más sobre la tierra. Por conducto de él, Jesucristo llamó a doce apóstoles.

Los profetas de las épocas de la Biblia se refirieron al tiempo en que vivimos como los últimos días. Es el tiempo justo antes de la segunda venida de Jesucristo. Es por eso que la Iglesia se llama La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (véase Doctrina y Convenios 115:3–4; véase también 3 Nefi 27:3–8).

Profetas y apóstoles vivientes en la actualidad

Al igual que Jesús llamó a apóstoles durante Su ministerio terrenal para dirigir Su Iglesia, Él ha llamado apóstoles para dirigirla hoy en día. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles son profetas, videntes, y reveladores.

Solo al Apóstol de mayor antigüedad se le llama el profeta, ya que preside toda la Iglesia y tiene la autorización única de hablar en nombre del Señor. Él es el sucesor autorizado de José Smith. Él y los apóstoles actuales pueden seguir su línea de autoridad hasta Jesucristo en una cadena ininterrumpida de ordenaciones que comenzó cuando José Smith fue ordenado a manos de los mensajeros celestiales.

Estudio de las Escrituras

Aprenda más acerca de este principio

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo

El Libro de Mormón es un antiguo volumen de Escrituras sagradas semejante a la Biblia. La Biblia es un testimonio de Jesucristo, y el Libro de Mormón es un segundo testimonio de Su ministerio, Sus enseñanzas y Su misión como nuestro Salvador.

José Smith fue guiado por un mensajero celestial, llamado Moroni, a un cerro en el que un registro antiguo había estado enterrado durante siglos. Ese registro, grabado en planchas de oro (hojas delgadas de metal), contenía los escritos de profetas en cuanto a los tratos de Dios con algunos de los antiguos habitantes de las Américas. José Smith tradujo esos anales por el don y el poder de Dios.

Los profetas del Libro de Mormón sabían acerca de la misión de Jesucristo y enseñaron Su Evangelio. Después de que Jesús resucitó, se apareció a esas personas y las ministró personalmente; Él les enseñó y estableció Su Iglesia.

El Libro de Mormón nos ayuda a acercarnos más a Dios a medida que aprendemos, entendemos y ponemos en práctica las enseñanzas que contiene. El profeta José Smith dijo que “un hombre [o mujer] se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro” (Enseñanzas: José Smith, pág. 67).

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Un hombre leyendo

Para saber que el Libro de Mormón es la palabra de Dios, debemos leerlo, meditar sobre él y orar al respecto. Un profeta del Libro de Mormón prometió que Dios nos revelaría la verdad del libro a medida que oráramos con un corazón sincero, con verdadera intención y con fe en Cristo (véase Moroni 10:3–5). Estudiar el Libro de Mormón es esencial para lograr una conversión duradera.

Conforme leamos el Libro de Mormón y oremos al respecto, aprenderemos verdades en cuanto a Jesucristo que serán una bendición para nuestra vida. También llegaremos a saber que José Smith fue un profeta de Dios y que el Evangelio y la Iglesia de Jesucristo han sido restaurados por medio de él.

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El presidente Russell M. Nelson

“[L]es prometo que si cada día estudian el Libro de Mormón con espíritu de oración, cada día tomarán mejores decisiones. Les prometo que cuando mediten en lo que estudien, se abrirán las ventanas de los cielos y recibirán respuestas a sus preguntas y dirección para su vida. Les prometo que si cada día se sumergen en el Libro de Mormón, estarán vacunados contra los males de esta época” (Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, págs. 62-63).

Estudio de las Escrituras

Aprenda más acerca de este principio

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Una mujer orando

Orar para saber la verdad mediante el Espíritu Santo

Puesto que Dios es nuestro Padre, Él nos ayudará a reconocer la verdad. Podemos saber que el mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo es verdadero a medida que leamos el Libro de Mormón y oremos a Dios. Cuando oramos con fe y verdadera intención, Él responderá nuestras preguntas y guiará nuestra vida.

Dios por lo general responde nuestras oraciones por medio del Espíritu Santo. Cuando oramos, el Espíritu Santo nos enseña y confirma la verdad. Las comunicaciones provenientes del Espíritu Santo son poderosas. Suelen llegar como una seguridad serena por medio de nuestros sentimientos, pensamientos e impresiones (véanse 1 Reyes 19:11–12; Helamán 5:30; Doctrina y Convenios 8:2).

El estudio regular de las Escrituras (particularmente del Libro de Mormón), la asistencia cada semana a la reunión sacramental y la oración sincera nos ayudan a sentir el poder del Espíritu Santo y a descubrir la verdad.

Estudio de las Escrituras

Aprenda más acerca de este principio

  • Guía para el Estudio de las Escrituras: “Oración

  • Bible Dictionary (en inglés): “Prayer

  • Temas del Evangelio: “Oración

Reseña de lección corta a intermedia

La siguiente reseña es un ejemplo de lo que podría enseñar a alguien si solo tuviera una cantidad de tiempo limitada. Al utilizar esta reseña, elija uno o más principios para enseñar. El fundamento doctrinal de cada principio se ha proporcionado anteriormente en la lección.

Al enseñar, haga preguntas y escuche. Extienda invitaciones que ayuden a las personas a aprender cómo acercarse más a Dios. Es importante invitar a la persona a que se reúna con ustedes nuevamente. La duración de la lección dependerá de las preguntas que usted haga y del tiempo que dedique a escuchar.

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Unos misioneros hablando con un hombre

Lo que puede enseñar a las personas en 3–10 minutos

  • Dios es nuestro Padre Celestial y Él nos creó a Su imagen. Él nos conoce personalmente y nos ama. Él desea bendecirnos con paz y con una plenitud de gozo que perdure por la eternidad.

  • Jesucristo es el Hijo de Dios. Su misión fue la de hacer posible que quedemos limpios de nuestros pecados, que venzamos la muerte y que recibamos la vida eterna.

  • Dios llama a profetas para que sean Sus representantes en la tierra. En la antigüedad, llamó a profetas tales como Adán, Noé, Abraham y Moisés. Un profeta viviente recibe revelación de Dios para enseñarnos y guiarnos en la actualidad.

  • Durante el ministerio terrenal de Jesús, Él estableció Su Iglesia. Después de que los apóstoles de Jesús murieron, hubo un alejamiento generalizado del Evangelio y de la Iglesia de Jesucristo. Las personas cambiaron muchas enseñanzas del Evangelio y ordenanzas del sacerdocio, tales como el bautismo.

  • Dios llamó a José Smith a ser profeta, así como había llamado a profetas en épocas anteriores. El Padre Celestial y Jesucristo se le aparecieron. El Evangelio de Jesucristo fue restaurado por medio de él.

  • El Libro de Mormón es un volumen de Escrituras. Al igual que la Biblia, es un testamento de Jesucristo y nos ayuda a acercarnos más a Dios a medida que lo leemos y ponemos en práctica los preceptos que contiene. José Smith lo tradujo por el don y el poder de Dios.

  • Por medio de la oración sincera, podemos comunicarnos con Dios. Podemos saber que el mensaje de la restauración del Evangelio de Jesucristo es verdadero.