2020
Renovar nuestro compromiso con el día de reposo
Junio de 2020


Mensaje del Área

Renovar nuestro compromiso con el día de reposo

Me encantan las Escrituras, no solo porque contienen las leyes divinas, los mandamientos de un amoroso Padre Celestial y las enseñanzas de profetas, sino, además, porque están llenas de experiencias de éxito y fracaso que son aplicables a nuestras vidas. Así podemos conocer aquellas experiencias positivas y aprender de ellas, y también a evitar aquellas que podrían conducirnos a perder nuestro galardón.

Aun en estos tiempos de conmoción, donde por primera vez desde la Restauración, la Iglesia de Jesucristo se ha visto en la necesidad de cerrar templos y limitar las reuniones masivas para evitar el contagio de un virus que está declarado como pandemia, los miembros podemos encontrar paz y seguridad en las Escrituras y, en especial ahora, en las palabras de nuestro profeta, quien en forma visionaria comenzó a fines de 2018 a exhortarnos a vivir más plenamente el Evangelio en el hogar y apoyado por la Iglesia. Aún los jóvenes están en su preocupación y por eso también nos presentó un nuevo programa en que los jóvenes establecen sus propias metas, y apoyados en el hogar avanzan hacia una mayor conversión al evangelio de Jesucristo.

El hogar se convierte entonces en un refugio para los santos, en un lugar de aprendizaje e instrucción y una bendición para tiempos de conmoción.

Quisiera referirme a uno de los mandamientos que más nos cuesta vivir y que es especialmente confuso para los jóvenes; me refiero a santificar el día de reposo. Este mandamiento que se dio al pueblo de Israel en los tiempos de Moisés sigue vigente hoy para bendecir a su pueblo: “Seis días trabajarás, pero el día séptimo os será santo, día de reposo dedicado a Jehová”1. En las revelaciones modernas se nos ha dicho que “este es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo”2.

El mandamiento de santificar el día de reposo es simple en palabras, pero confuso de aplicar, debido a que estamos siempre tratando de interpretar qué se puede y qué no se puede hacer en este día. Nuestros líderes han sido muy claros al indicarnos que lo que haga en el día de reposo es una señal de mi compromiso con el Señor y una manifestación de mi grado de conversión al evangelio de Jesucristo.

Claramente, una de las principales actividades que me permite santificar el día de reposo es el participar dignamente de la Santa Cena, nutrirme de la buena palabra, y prestar servicio. También es un momento de descanso y renovación física de nuestro cuerpo y de la renovación de nuestro espíritu.

El participar dignamente de la Santa Cena en el día de reposo me permitirá iniciar la semana con una disposición diferente, enfocado en hacer buenas obras y sintiendo la compañía constante del Espíritu Santo que me ayudará, aconsejará y guiará por la senda de los convenios.

Al nutrirme de la buena palabra, aumentará mi fe en mi Padre Celestial y en Jesucristo (la fe viene por oír la palabra), lo cual alejará el temor cuando enfrente desafíos y pruebas durante la semana que se inicia. Podré entender que el Señor peleará mis batallas, para lo cual me pide que confíe en Él, y que me esfuerce y sea valiente. En el día de reposo tengo la maravillosa oportunidad de aprender sobre las verdades eternas y compartir, con mi familia, amigos y conocidos, los aprendizajes a medida que participamos en las noches de hogar, o lecciones en que acompañamos a los misioneros, o simplemente cuando se den las circunstancias normales de compartir en forma natural las buenas nuevas del Evangelio.

El prestar servicio en la obra del Señor siempre ha sido una parte importante para edificar Su Iglesia. En el día de reposo tenemos la oportunidad de servir donde nos llame el Señor a través de Sus líderes, “sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo”3. El prestar servicio de una manera más elevada y santa a través de la ministración es un ejemplo de que entendemos el primer y gran mandamiento al cumplir el segundo gran mandamiento4.

Una de las mayores bendiciones que creo se asocian al día de reposo, y que normalmente comienza en el día anterior (aunque debería ser durante toda la semana), es que podemos estar más centrados en Jesucristo y Su expiación, al arrepentirnos y recibir Su perdón sanador que nos da un bienestar espiritual y una paz que proviene de Él.

En estos días de conmoción mundial, nos fortalece saber que cada día de reposo es una nueva oportunidad que nos da Dios para partir de cero, y comenzar con renovadas fuerzas para enfrentar una semana incierta en cuanto a las cosas del mundo, pero con la certeza de que, si seguimos la voz del profeta, nos irá bien.

Que el Señor nos ayude a valorar la importancia de este día santo que nos ha dado, para dejar de lado el mundo y evitar cosas que nos alejen del Espíritu, y centrarnos en las cosas eternas, renovar nuestro espíritu, cargarlo de amor y compromiso de servirle siempre, y trabajar en Su viña, en esta la última dispensación denominada del cumplimiento de los tiempos, donde todas las cosas serán reunidas en Cristo5, donde el recogimiento de Israel y la preparación de la segunda venida del Salvador deben ser nuestro foco principal; de esta forma, además, nos mantendremos sin mancha ante el mundo. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Éxodo 35:2.

  2. Doctrina y Convenios 59:10.

  3. Doctrina y Convenios 1:38.

  4. Marcos 12:30–31.

  5. Véase Efesios 1:10.