Liahona
Celebrando 40 Años de Bendiciones en el Templo de la Ciudad de México
Enero de 2024


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Celebrando 40 Años de Bendiciones en el Templo de la Ciudad de México

Este mes celebramos una ocasión especial, un hito importante que marca cuarenta años de bendiciones, paz y servicio en el Templo de la Ciudad de México. Este majestuoso edificio ha sido un faro espiritual en nuestro país y su impacto positivo se ha sentido en toda la región.

Un sueño hecho realidad

Hace cuatro décadas, un sueño comenzó a tomar forma. Los fieles Santos de los Últimos Días en México y en toda América Latina anhelaban un lugar sagrado donde pudieran acercarse a Dios, recibir revelación y fortalecer sus familias. Ese sueño se hizo realidad con la dedicación del Templo de la Ciudad de México el 2 de diciembre de 1983.

Spencer W. Kimball, presidente de la Iglesia, anunció la edificación del Templo de la Ciudad de México el 3 de abril de 1976. Dos años después dio inicio la construcción del templo. El 25 de noviembre de 1979 el Elder Boyd K. Packer, entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, dio la palada inicial.

Un faro de luz y esperanza

El 2 de diciembre de 1983 el Presidente Gordon B. Hinckley dedicó el templo como un lugar santo de adoración: “Te damos gracias por esta gran nación, la República de México… Padre, te damos gracias por los muchos miles en esta parte de tu viña cuyos corazones han sido tocados por el poder de Tu Espíritu y que han tomado sobre sí el nombre de Tu Hijo Jesucristo”, dijo en la oración dedicatoria.

“Bendice a tus santos en esta gran tierra y a aquellos de otras tierras que usarán este templo. La mayoría tiene en las venas la sangre del padre Lehi. Has cumplido tu antigua promesa. Muchos miles que caminaban en tinieblas han visto una gran luz”. Desde ese día, el templo ha sido un faro de luz y esperanza para todos los que lo visitan. Ha sido un lugar de paz, consuelo y fortaleza.

Los jóvenes han encontrado inspiración en la pila bautismal, en sus diferentes salas y en las ordenanzas sagradas que allí se realizan. En este lugar santo, muchas personas han sentido la presencia del Espíritu Santo, han hallado respuestas a preguntas de la vida y recibido guía divina.

Un centro de servicio y amor

El templo también ha sido un centro de servicio y amor. A lo largo de estos cuarenta años, miles de Santos de los Últimos Días han dedicado tiempo y recursos para ayudar a sus semejantes, tanto dentro como fuera del templo. La labor de indexación, la obra a favor de los antepasados, la historia familiar y el servicio voluntario como obreros, han sido algunas de las maneras en que la Obra del Templo ha contribuido al bienestar de los Santos.

Un legado de fe y sacrificio

No podemos hablar de la historia del Templo de la Ciudad de México sin mencionar el legado de fe y sacrificio que lo hizo posible. Nuestros padres y abuelos dedicaron tiempo y recursos para que este lugar santo se convirtiera en una realidad. Sigamos honrando ese legado a medida que continuamos visitando el templo, sirviendo a los demás y buscando la paz y la guía de Dios en nuestras vidas.

Hoy celebramos 40 años de bendiciones en el Templo de la Ciudad de México. Que esta celebración nos inspire a seguir adelante con fe, servicio y amor. Que el templo continúe siendo un lugar de encuentro con lo divino y de fortalecimiento de nuestras familias.