El Progreso Personal: una guía para acercarnos a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo

Soy una joven de 18 años que acaba de salir de la organización de las Mujeres Jóvenes. Los últimos seis años disfruté cada etapa de mi vida, desde ser una “abejita”, hasta convertirme en una “laurel”. En todo este tiempo, el Progreso Personal fue una guía y una luz para estar cerca del Padre Celestial y de Jesucristo. Cada meta que trabajé me sirvió para ser una mujer virtuosa, una mujer de bien.

Deseo que las jovencitas sepan que, así como yo, ellas también pueden cumplir metas y proyectos que les ayudarán en su crecimiento espiritual. Cada meta que nos sugieren cumplir tiene un significado y enseñanza. Por esa razón, el Progreso Personal no se debe trabajar a la ligera, o como diría mi mejor amiga “solo para obtener la firma” de la líder. Más bien hay que tener un verdadero entusiasmo y el deseo de descubrir lo que nuestro Padre Celestial y Jesucristo desean que aprendamos y pongamos en práctica en nuestras vidas.

En noviembre de 2017 presenté mi último proyecto. Elegí hacer una presentación visual con imágenes de las metas que he alcanzado, a manera de representar mi fe en Jesucristo. Fue hermoso compartir con mis líderes y las jóvenes de mi barrio y sus madres esta experiencia y hablar de la importancia de la fe en mi vida y de todo lo que aprendí al trabajar en mi Progreso Personal.

Sé que somos hijas especiales del Padre Celestial, que Él nos ama y que envió a Su hijo Jesucristo para que pudiéramos ser salvos. Qué gozo es poder saber que podemos regresar a vivir en su presencia, si tan solo cumplimos con lo que se nos pide.

Sé que podemos ser una luz al mundo. Podemos tener fe en las cosas que no se ven pero que sabemos que existen y veremos milagros en nuestras vidas.