2019
En pos de la verdadera santidad
Marzo de 2019


Voces de los Santos

En pos de la verdadera santidad

Aquí, en los Estados Unidos, donde llevamos viviendo más de treinta y cinco años, la religión todavía juega un importante papel en la vida de los ciudadanos.

Los medios de comunicación, de base religiosa, indudablemente ayudan en la propagación de valores fundamentales como la unidad familiar y el poder de la fe como instrumento para el progreso; y, sin embargo, está habiendo un descenso en cuanto al número de creyentes que frecuentan iglesias y que adoran de manera formal.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, siendo la depositaria de revelaciones adicionales, proporciona a la sociedad entera las razones que indican la necesidad de mantener las instituciones religiosas en la mejor condición posible.

De hecho, en sociedades que se secularizan, la voz de la razón es incompleta, al no considerar todos los puntos de vista que, dentro del pluralismo, deben tener un foro de expresión.

El pensamiento moderno ha echado a un lado la religión como algo innecesario y poco útil. De hecho, se la ridiculiza. Con el paso del tiempo, conceptos auténticos se han diluido en las opiniones personales, las tradiciones y las supersticiones que han originado rechazos. Es muy difícil aceptar lo que no se conoce, y más aun lo que no entendemos. Y uno de los temas que más ha sufrido en este proceso es la exposición correcta del tema de la Divinidad.

El conocimiento restaurado de la verdadera naturaleza de Dios valida el enorme valor de la religión como el medio que mejora la condición humana. Hay ciertas normas de vida que transforman al hombre, que hacen de él un mejor ser humano. De ahí lo valioso de todo este asunto, al considerar que podemos cambiar. Las capillas y los templos son los lugares de reunión donde se aprenden estos principios.

Con frecuencia, los predicadores cristianos presentan programas religiosos televisados para grandes audiencias, terminan sus prédicas pidiendo a sus seguidores que se unan a una iglesia de base bíblica, si todavía no lo han hecho, y les dicen que escuchar sermones no es suficiente. Es necesario practicar lo que se está aprendiendo.

Nuestras conferencias generales son básicamente una invitación a seguir los principios y las enseñanzas de un gran Maestro, quien enseñó cómo se debe vivir. Jesucristo predicó con el ejemplo. Su vida valida la buena influencia que la religión organizada puede tener sobre el individuo, la familia y la comunidad.

Y hay algo más. Cada domingo, un clero laico se organiza para dirigir reuniones y enseñar clases a niños, jóvenes y adultos en un programa que sigue los pasos y la doctrina de Jesús de Nazaret. Él fue el Maestro perfecto y nos ha pedido que lo imitemos y, con esa imitación sincera y persistente, nos llega un profundo cambio; no algo puramente cosmético, sino una modificación real hacia la verdadera santidad.