Liahona
Un largo camino para encontrar descanso en Jesucristo
Febrero de 2024


Voces de los miembros

Un largo camino para encontrar descanso en Jesucristo

Mi nombre es Astrid Gefferie. Tengo cuarenta y nueve años. Soy profesora de inglés, español y holandés. Crecí en una familia donde realmente no se practicaba el Evangelio de Jesucristo. Aprendimos acerca de Jesucristo en la escuela, pero no asistimos a ninguna iglesia. En mi juventud viví muchas cosas que me hicieron sentir sola, como si nadie se preocupara por mí. Incluso hubo momentos en los que sentí ganas de quitarme la vida.

Después de graduarme de la escuela secundaria, comencé a hacer varios tipos de trabajos y conocí a mi primer esposo. Nos casamos en agosto de 1996 y en diciembre de ese año nació mi hijo Jason.

Un día de noviembre de 1998, escuché que mi hermano menor, Ryan, había sido bautizado en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Esa noticia me sorprendió porque él nunca quiso venir conmigo a las iglesias a las que asistía en ese momento. Pocas semanas después de su bautismo murió de cáncer de pulmón, lo cual fue un duro golpe para la familia. No tuve la oportunidad de preguntarle qué tenía de interesante su iglesia, pero como tenía dudas sobre por qué se unió, acepté recibir a los misioneros en casa. Este fue el punto de inflexión en mi vida.

Asistí fielmente a las lecciones de los misioneros y les hice muchas preguntas. Fui bautizada el 14 de febrero de 1999 y sentí como si hubiera llegado a “casa”. Acepté todos los llamamientos que mi Padre Celestial quería darme, crecí en la fe y seguí fortaleciendo mi testimonio.

Se me presentaron muchas pruebas; me divorcié de mi entonces esposo y recibí ayuda de los miembros para mantenernos a mí y a mi hijo de cuatro años. Durante ese período, mi Padre Celestial nunca se apartó de mi lado, Él me envió un hombre maravilloso llamado Steven. Nos casamos el 17 de noviembre de 2001 y fuimos sellados el uno al otro en el Templo de Santo Domingo en septiembre de 2005.

Ahora soy madre de un hijo más, Jeremy, y dos hijas, Jenice y Janet. Actualmente sirvo a mi Padre Celestial como presidenta de las Mujeres Jóvenes de distrito. Estoy fortaleciendo mi testimonio de la Expiación de Jesucristo todos los días.

Sé que sin el Evangelio restaurado de Jesucristo no sería quien soy hoy. Sé que Jesucristo trae salvación a quienes se sienten agobiados por las dificultades en sus vidas.

Jesucristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”1.

He recibido este descanso en la Iglesia restaurada de mi Salvador Jesucristo y sé que Él lo ofrece a todos los que vienen a Él. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Wanica, Surinam

Nota

  1. Mateo 11:28.