Historia de la Iglesia
5. Este Evangelio de alegres nuevas para todos: Lucy Mack Smith


“5. Este Evangelio de alegres nuevas para todos: Lucy Mack Smith”, At the Pulpit: 185 Years of Discourses by Latter-day Saint Women, 2017, págs. 21–26

“5. Lucy Mack Smith”, At the Pulpit, págs. 21–26

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Este Evangelio de alegres nuevas para todos

Conferencia general

Jardines del templo, Nauvoo, Illinois

8 de octubre de 1845

Varios meses después de la muerte de sus hijos José, Hyrum y Samuel Smith, Lucy Mack Smith (1775–1856) comenzó a escribir su historia1. A los sesenta y nueve años de edad, su salud era precaria y sentía que era “un privilegio, además de mi deber… dar cuenta de ello como mi último testimonio a un mundo del cual pronto habré de partir”2. Afectada por una memoria que se iba deteriorando, y motivada por la indignación y la pena, a veces presentaba una “cronología confusa e información incompleta”; no obstante, el relato de Smith sirve para comprender mejor su personalidad, su actitud, sus emociones y creencias, y para entender el papel de José Smith como profeta3. Smith dedicó el verano de 1845 a las revisiones finales y acabó el manuscrito en octubre, cuando anunció el proyecto públicamente por primera vez en la conferencia general4. Su narración aportó información de una historia institucional de los Santos de los Últimos Días más extensa5.

Smith sentía una necesidad urgente de ser testigo, y a menudo hablaba en público ofreciendo un relato de primera mano de muchos acontecimientos de la historia de la Iglesia. “He relatado una y otra vez muchas cosas pertenecientes a estos asuntos para satisfacer la curiosidad de diferentes personas; de hecho casi me he destrozado los pulmones recitando esas narraciones a quienes estaban ansiosos de escucharlas”, escribió a su hijo William6. En una reunión de la Sociedad de Socorro el 31 de marzo de 1842, ella tuvo “deseos de dejar su testimonio de que el Libro de Mormón es el libro de Dios, que José es un hombre de Dios, un profeta del Señor apartado para guiar al pueblo. Si observamos sus palabras, nos irá bien; si vivimos con rectitud sobre la tierra, nos irá bien en la eternidad”7. Ella habló en otra reunión pública el 23 de febrero de 1845, y describió “las pruebas y los problemas que había afrontado para establecer la Iglesia de Cristo, y las persecuciones y aflicciones” que había experimentado con los asesinatos de sus hijos, José y Hyrum, el año anterior. Hosea Stout registró que quienes la oyeron hablar “se sintieron profundamente conmovidos por las palabras de esta ‘madre’ de las ‘madres en Israel’, porque habló de la manera más tierna y desconsolada de las dificultades por las que había pasado”8.

La edad de Smith y sus crecientes dolencias físicas le impedían tener la actividad de la que antes había disfrutado. En la segunda reunión de la Sociedad de Socorro, en marzo de 1842, ella lloró y dijo a las mujeres que “estaba entrada en años y que no podía quedarse mucho tiempo”. Una semanas más tarde “habló muy lastimosamente de su solitaria situación”, pero también compartió repetidamente su testimonio, mezclado con su historia9. Los santos cuidaron de la viuda. Después de los asesinatos de José y Hyrum Smith por el populacho en junio de 1844, la hermana de la Sociedad de Socorro Sarah M. Kimball visitó a Mamá Smith para ofrecer consuelo, lo cual permitió a Smith dar testimonio de la inocencia de sus hijos10. Wilford Woodruff le dio a Lucy Mack Smith una bendición el 23 de agosto de 1844 en la que la llamaba “la más grande madre en Israel”. Y continuaba: “Has vivido para ser testigo de la caída de tus hijos por la furia de manos gentiles y, como una impenetrable roca en medio de las imponentes profundidades, has permanecido inamovible hasta que Dios te ha concedido [los] deseos de tu corazón, y has visto las llaves del Reino de Dios en manos de tu posteridad”11. El 9 de julio de 1845, los obispos Newel K. Whitney y George Miller ofrecieron una cena pública para los miembros de la familia Smith, entre ellos Lucy y Emma Hale Smith12. Brigham Young prometió cuidar de Lucy Mack Smith en tanto que los santos se preparaban para salir de Nauvoo, Illinois, hacia el Oeste, pero ella permaneció en Nauvoo con sus tres hijas y su nuera Emma13.

Mamá Smith tenía setenta años cuando pronunció este discurso en una conferencia general celebrada en el templo de Nauvoo14. La conferencia tuvo lugar en medio de la violencia desatada el mes anterior contra los Santos de los Últimos Días en las afueras de Nauvoo; Brigham Young había accedido públicamente a que los santos se fueran de Nauvoo la primavera siguiente15. En la conferencia, Young y otros líderes hablaron del inminente éxodo. El 8 de octubre de 1845, el último día de una conferencia que duró tres días, Smith expresó su deseo de subir al púlpito para responder al debate sobre la marcha al Oeste. Según el periódico de la Iglesia Times and Seasons, “ella habló por un largo espacio de tiempo y de manera audible para que la mayor parte de la vasta asamblea pudiera escucharla”16. Smith expresó sus convicciones religiosas y compartió su testimonio al mismo tiempo que relataba acontecimientos de los albores de la historia de la Iglesia. Este es el primer informe de la intervención de una mujer en una conferencia general17.

Hermanos y hermanas, he estado observando a esta congregación. Por mucho tiempo he esperado el momento en que el Señor me diera fuerzas para contemplarles a ustedes y a mis hijos18. Me siento solemne. Deseo que todos miren en su corazón para averiguar la razón por la que han venido a este lugar, ya sea para seguir a Cristo por buena o mala fama, o por cualquier otra causa. Quiero darles un consejo. Quiero tener tiempo para hablar sobre mi esposo, y sobre Hyrum y José. Quiero darles a todos un consejo. Brigham Young ha cumplido con el encargo; lo ha arreglado completamente. He esperado mucho tiempo para preguntarles si estarían dispuestos a aceptar artículos robados o no19. Quiero saber si creen en tales cosas. Hay algo de lo que deseo hablar. Puede que aquí haya dos mil personas que nunca conocieron al señor Smith ni a mi familia. He criado a once hijos, siete de ellos varones20. Los crié en el temor de Dios. Cuando tenían dos o tres años de edad les dije que quería que amasen a Dios con todo su corazón. Les dije que hiciesen el bien.

Deseo que todos ustedes hagan lo mismo. Dios nos da a nuestros hijos, y nosotros somos responsables. En el temor de Dios les advierto. Quiero que tomen a sus pequeñitos y les enseñen en el temor de Dios. Quiero que les enseñen acerca de José en Egipto y esas cosas y, cuando tengan cuatro años de edad, les encantará leer la Biblia. Supongo que nunca hubo una familia más obediente que la mía. Solo tenía que decirles las cosas una vez. Enseñen a sus hijos a trabajar y traten de criarlos para su tranquilidad. No les permitan jugar fuera de la casa21. Si no puedo hablar a unos cuantos miles aquí, ¿cómo voy a conocer a millones y hablar en la gloria celestial? Quiero que los jóvenes recuerden que amo a los niños, a los jóvenes y a todo el mundo. Quiero que sean obedientes a sus padres. Sean buenos y amables, y hagan en secreto lo mismo que harían en presencia de millones. Les llamo hermanos, hermanas e hijos. Si me consideran una madre en Israel quiero que lo digan. (El presidente B. Young se levantó y dijo: “Todos aquellos que consideren a Mamá Smith una madre en Israel, sírvanse indicarlo diciendo ‘Sí’”. Exclamaciones de “¡Sí!”)22.

Me ha dolido escucharles decir “vieja Mamá Smith”: “Ahí va la vieja Mamá Smith”. Me ha dolido mucho.

Deseo hablar de los muertos. El pasado 22 de septiembre hizo dieciocho años que José sacó las planchas de la tierra, y el lunes pasado23 hizo dieciocho años desde que José Smith, el profeta del Señor…

Fue una mañana cuando mi hijo vino a mí y me dijo que había sacado esas planchas de la tierra, y dijo: “Vaya y dígales a los tres (la familia Harris) que he sacado las planchas de la tierra24, y quiero que Martin me ayude. Deseo extraer algunos de los caracteres y enviarlos a Nueva York”25.

Ahora tengo setenta años. Hace dieciocho años que comencé a recibir este Evangelio de alegres nuevas para todos26. Lo he reunido todo en un registro histórico, y deseo que este pueblo sea tan bueno y tan amable de imprimirlo antes de irse al Oeste27. Martin Harris fue la primera persona que ayudó a José en esta tarea de imprimir el Libro de Mormón28, porque el Evangelio no podía ser predicado hasta que estuviera impreso. Aquí solo estaba mi familia y Martin Harris para hacerlo todo. Tan pronto comenzaron, el diablo empezó a rugir y a tratar de destruirlos. Pero un poco antes de que nos expulsaran de nuestra casa y hogar, José fue a Pensilvania29. Hyrum y Samuel tuvieron que trabajar todo el día en el bosque, y por la noche tuvieron que acarrear la madera y conseguir los medios para ayudar a José a publicar el libro. Dos de ellos vigilaban la casa30.

Así fue como comenzó todo, y miren ahora a esta congregación, que habla de ir al Oeste, con qué facilidad puede hacerse. Mi familia pudo trabajar y conseguir los medios para imprimir el Libro de Mormón. No se desalienten ni digan que no pueden conseguir carromatos y cosas; como dice Brigham, han de ser completamente honestos o no llegarán allá31. Si sienten enojo tendrán problemas.

Mi familia se esforzó para imprimir el libro. El ángel del Señor les dijo qué hacer. El lunes hizo dieciocho años que comenzaron.

Miles se han unido a la Iglesia desde entonces, y no han conocido a José, a Hyrum, a [Don] Carlos ni a William. Todos se han ido menos el pobre William; y él se ha marchado y no sé adónde32.

Tengo tres hijas en casa; ellas nunca han tenido nada, pero han trabajado en beneficio de la Iglesia33. Después de que el libro fuera impreso, Samuel tomó algunos ejemplares para venderlos y le cerraron la puerta tres veces34. Fue a casa del hermano Green, un predicador metodista35. Samuel dijo: “¿No quiere comprar un libro?”. “¿Qué es?”, preguntó ella, y Samuel respondió: “Es un Libro de Mormón que mi hermano José ha traducido de unas planchas que ha sacado de la tierra”. Le preguntó a su esposo, pero él no quiso comprarlo, y Samuel dejó un ejemplar hasta su regreso. Él tenía que venderlos para comprarnos provisiones. Quiero hablar de esto para que no se quejen de los tiempos difíciles. Entró en una casa y pidió el desayuno a cambio de un libro36. Volvió a casa de la hermana Green y ella dijo que tenía que devolverle el libro. Samuel lo tomó y la miró fijamente37. Más tarde ella me dijo que nunca había visto a un hombre mirar así; supo que tenía el Espíritu de Dios. Él respondió: “El Espíritu me prohíbe tomar este libro”. Ella se arrodilló y le pidió que orase con ella. Leyó el libro y se hizo mormona38. Y así comenzó la obra, y luego se propagó como la semilla de mostaza39.

Después de que la Iglesia comenzara a crecer, fuimos expulsados de un lugar a otro, a Kirtland y luego a Misuri40. William enfermó, y también la esposa de Samuel y otros 41, y durante la persecución del populacho yo cuidé de veinte o treinta personas enfermas42. Yo estaba bien de salud; podía cuidar de treinta enfermos entonces mejor de lo que puedo sentarme en una silla ahora.

Mientras William yacía enfermo vio en una visión venir al populacho. Dijo que vio venir a miles y miles, y añadió: “Madre, usted será expulsada”, y continuó: “Si muero, quiero que cuide de mi esposa y que lleve mi cadáver adondequiera que vaya”. El populacho llegó el primer día que William estuvo en condiciones de caminar hasta la puerta. Diez de ellos entraron en mi habitación después de llevarse a José y a Hyrum a su campamento43. Había miles azuzando y chirriando en mis oídos. ¿Cómo creen que me sentí? ¿No sienten compasión por mí?

Mientras estuvieron en el campamento no pude verlos, y ahora mis hijos están muertos. Vinieron diez hombres y dijeron: “Hemos venido a matar al cabeza de familia”. “¿Quieren matarme?”, repliqué yo, y ellos asintieron. Les dije: “Quiero que hagan rápido su trabajo, porque entonces seré feliz”44. Luego dijeron: “Maldita sea; estos mormones están tan dispuestos a morir como a vivir”. Luego procesaron a José y a Hyrum y los sentenciaron a ser fusilados en quince minutos. Un hombre entró y dijo: “Mamá Smith, si quiere volver a ver a José debe ir ahora, porque lo van a fusilar en el condado de Jackson”45. Me tomó de la mano y nos costó muchísimo pasar entre la muchedumbre hasta llegar al carromato.

Los hombres alzaron sus espadas y juraron que no los vería. Por fin llegué al carromato y extendí mi mano. Él la agarró y la besó. Yo dije: “José, déjame escuchar tu voz una vez más”. Replicó él: “Dios la bendiga, mi pobre madre”. Se los llevaron atados y esposados46. Todo ese tiempo mi hijo William y su esposa estuvieron enfermos47. La esposa de Samuel y otras personas estaban enfermas, y yo estaba al cuidado de todos48. Después de eso tuvimos que irnos.

Luego José fue a la ciudad de Washington49. Durante tres días llovió a raudales, pero tuvimos que viajar y no teníamos nada para cobijarnos. Caminé diez kilómetros (seis millas) por el fondo del río. Tenía la ropa tan empapada que apenas podía caminar, y cuando llegamos al río Quincy nevó y llovió y granizó50. Hicimos nuestra cama sobre la nieve helada y nos cubrimos con una cobija; nos quitamos los calcetines empapados e hicimos lo mejor que pudimos. Por la mañana, la cobija estaba congelada. No pudimos hacer fuego a causa de la nieve51. Entonces José fue a la ciudad de Washington, ya que se le había revelado que había de apelar personalmente al gobernador y al presidente, y el Señor dijo que, si no prestaban atención a su causa, Él afligiría al país52. Cuando llegó a casa, predicó entre la casa del señor Durfee y la Mansión. Dijo a los hermanos y a las hermanas que había hecho todo lo posible por ellos: “Están resueltos a no hacernos justicia mientras permanezcamos en Nauvoo”53. Pero dijo: “Mantengan el buen ánimo. Nunca les faltará el pan como sucedió en el pasado”; y prosiguió: “Todos estos casos se registran en la tierra, y lo que se registra aquí, se registra en los cielos54. Ahora bien”, dijo, “expondré este caso de expropiación a la que hemos sido sometidos, etc. Voy a llevarlo ante el más alto tribunal de los cielos”. Lo repitió tres veces. Yo ni imaginaba que nos dejaría tan pronto para llevar ese caso a los cielos. Nunca se nos hubiera podido hacer justicia hasta que él lo llevara allí.

El Señor tiene incluso al jefe de policía allá55. Ellos conocen todos nuestros padecimientos, ¿y creen que nuestro caso no está siendo juzgado? Creo que harán más por nosotros allí de lo que podrían hacer si estuvieran aquí. Siento que si cada alma se quedara en casa, serían bendecidos. Siento como si Dios estuviera afligiendo al país, un poco aquí y allí, y siento que el Señor dejará que el hermano Brigham se lleve a este pueblo de aquí. No sé si yo iré, pero si el resto de mi familia va, yo iré, y ruego que el Señor bendiga a los líderes de la Iglesia, al hermano Brigham y a todos ustedes, y cuando yo salga de este mundo deseo encontrarlos a todos. Aquí yacen mis muertos, mi esposo y mis hijos56. Quiero que mis huesos descansen aquí, para que en la resurrección pueda levantarme con mi esposo y mis hijos, si es que mis hijos se van. Y suplico a Dios que todos mis hijos se marchen. Ellos no se irán sin mí, y si yo me voy deseo que mis huesos sean traídos de vuelta para que reposen con mi esposo e hijos57.

  1. Smith recibió ayuda de Martha Knowlton Coray, una maestra de escuela de Nauvoo, y de su esposo, Howard Coray, que había servido como escribiente e historiador de José Smith. El Cuórum de los Doce Apóstoles alentó a Smith a que escribiera su historia. (Howard Coray, “Journal of Howard Coray”, documento mecanografiado, pág. 16, Biblioteca de Historia de la Iglesia [CHL, por sus siglas en inglés]; Lucy Mack Smith a William Smith, 23 de enero de 1845, pág. 2, Biblioteca de Historia de la Iglesia).

  2. Lucy Mack Smith, History, 1844–1845, 18 libros, libro 1, Biblioteca de Historia de la Iglesia; véase también Coray, “Journal of Howard Coray”, pág. 16.

  3. Jan Shipps, Mormonism: The Story of a New Religious Tradition, Urbana: University of Illinois Press, 1987, págs. 95–96; Richard Lyman Bushman, Joseph Smith: Rough Stone Rolling, Nueva York: Alfred A. Knopf, 2005, págs. 8–9.

  4. Lavina Fielding Anderson, editora, Lucy’s Book: A Critical Edition of Lucy Mack Smith’s Family Memoir, Salt Lake City: Signature Books, 2001, pág. 90.

  5. Shipps, Mormonism, pág. 92.

  6. Lucy Mack Smith a William Smith, 23 de enero de 1845, pág. 4.

  7. Nauvoo Relief Society Minute Book, 31 de marzo de 1842, pág. 24, en Jill Mulvay Derr, Carol Cornwall Madsen, Kate Holbrook y Matthew J. Grow, editores, The First Fifty Years of Relief Society: Key Documents in Latter-day Saint Women’s History, Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2016, pág. 45.

  8. Lucy Mack Smith habló en una reunión en casa del obispo Jonathan Hale, en la cual alentó a los padres a que criasen a sus hijos en obediencia. (Hosea Stout, Journal, 23 de febrero de 1845, Biblioteca de Historia de la Iglesia; también en Juanita Brooks, editora, On the Mormon Frontier: The Diary of Hosea Stout, 1844–1861, Salt Lake City: University of Utah Press, 1964).

  9. Nauvoo Relief Society Minute Book, 24 de marzo de 1842, pág. 17; 19 de abril de 1842, pág. 31, en Derr et al., First Fifty Years, págs. 38, 50.

  10. Sarah M. Kimball a [Serepta] Heywood, aprox. 1844, Joseph L. Heywood Letters, Biblioteca de Historia de la Iglesia.

  11. Wilford Woodruff, Journal, 23 de agosto de 1844, Biblioteca de Historia de la Iglesia.

  12. “Dinner to the Smith Family”, Nauvoo Neighbor, 16 de julio de 1845.

  13. William Clayton y Thomas Bullock, “Conference Minutes”, Times and Seasons, tomo VI, nro. 16, 1 de noviembre de 1845, pág. 1014. Emma Smith permaneció alejada de Brigham Young y de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. (Bushman, Rough Stone Rolling, págs. 554–555).

  14. El periódico de la Iglesia publicó sobre esta conferencia que “unos cinco mil santos sintieron el indescriptible gozo y la gran satisfacción de reunirse por primera vez en la Casa del Señor en la ciudad de José”. (“First Meeting in the Temple”, Times and Seasons, tomo VI, nro. 16, 1 de noviembre de 1845, pág. 1017).

  15. Brigham Young, “To the Brethren of the Church of Jesus Christ of Latter Day Saints, Scattered Abroad throughout the United States of America”, Times and Seasons, tomo VI, nro. 16, 1 de noviembre de 1845, pág. 1018.

  16. Clayton y Bullock, “Conference Minutes”, pág. 1013. El periódico Times and Seasons dio un informe de esta conferencia e incluyó una breve sinopsis del discurso de la hermana Smith. El discurso se había publicado previamente con notas explicativas en Ronald W. Walker, “Lucy Mack Smith Speaks to the Nauvoo Saints”, BYU Studies, tomo XXXII, nros. 1–2, 1991, págs. 276–284.

  17. La siguiente mujer que habló en una sesión de conferencia general fue Zina D. H. Young, que habló brevemente en una reunión combinada de sacerdocio y Mejoramiento Mutuo el 7 de octubre de 1879. (“General Conference. Second Day”, Deseret News, 15 de octubre de 1879; véase también el Apéndice en esta publicación).

  18. Dos meses antes de la conferencia, el hijo de Lucy, William Smith, observó que “Mamá Smith está bastante indispuesta este verano”. (William Smith a J. Grant Jr., 12 de agosto de 1845, en Nauvoo Neighbor, 20 de agosto de 1845).

  19. Smith se refiere a comentarios que Brigham Young había hecho acerca de mormones que robaban en respuesta a las amenazas que percibían de quienes se oponían a los Santos de los Últimos Días. Desde el conflicto de 1838 en Misuri, facciones antimormonas habían alegado con frecuencia que los mormones robaban mercancía. (Historian’s Office, General Church Minutes, 1839–1877, 8 de octubre de 1845, Biblioteca de Historia de la Iglesia; véanse también “Affidavits”, Quincy [IL] Whig, tomo VIII, nro. 26, 16 de octubre de 1845, págs. 1–2; y John E. Hallwas y Roger D. Launius, editores, Cultures in Conflict: A Documentary History of the Mormon War in Illinois, Logan: Utah State University Press, 1995, págs. 243–245).

  20. Nueve de los hijos de Smith vivieron hasta llegar a la edad adulta: Alvin, Hyrum, Sophronia, José, Samuel, William, Katharine, Don Carlos y Lucy. Un hijo nació muerto y otro murió en la infancia. (“Joseph Smith Pedigree Chart”, accedido el 3 de septiembre de 2015, josephsmithpapers.org).

  21. Los consejos que solían darse en Nauvoo en aquella época en cuanto a la crianza de los hijos incluían la advertencia de tener a los muchachos en casa en lugar de dejarlos deambular por las calles causando problemas. (“Boys”, Nauvoo Neighbor, 30 de abril de 1845; Brigham Young, sermón, 4 de mayo de 1845, General Church Minutes).

  22. Sobre el uso histórico de la expresión “madre en Israel”, véase Carol Cornwall Madsen, “Mothers in Israel: Sarah’s Legacy”, en Women of Wisdom and Knowledge: Talks Selected from the BYU Women’s Conferences, editado por Marie Cornwall y Susan Howe, Salt Lake City: Deseret Book, 1990, págs. 179–201.

  23. Cuando Lucy Mack Smith dijo “el lunes pasado hizo dieciocho años”, su estimación le falló por una semana. José Smith registró que había obtenido las planchas el 22 de septiembre de 1827, dieciocho años y dos semanas antes de la conferencia general de octubre en la que Lucy Mack Smith habló. (Karen Lynn Davidson, David J. Whittaker, Mark Ashurst-McGee y Richard L. Jensen, editores, Histories, Volume 1: Joseph Smith Histories, 1832–1844, tomo I de la serie Histories de The Joseph Smith Papers, editado por Dean C. Jessee, Ronald K. Esplin y Richard Lyman Bushman, Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2012, págs. 14–15).

  24. Lucy Mack Smith, History, 1844–1845, libro 6, págs. 3–4. En esa época, Martin y Lucy Harris tenían a la hermana viuda de Lucy, Polly Harris Cobb, viviendo con ellos. (Madge Harris Tuckett y Belle Harris Wilson, The Martin Harris Story: Special Witness to the Book of Mormon, Provo, UT: Maasai, 1983, págs. 17–18).

  25. Según este relato, José Smith copió caracteres de una parte de las planchas de oro. Martin Harris, uno de los primeros miembros de la Iglesia, apoyó económicamente a José Smith y llevó el documento a la Ciudad de Nueva York y se lo mostró a eruditos como Charles Anthon, un profesor de Estudios Clásicos y Literatura. (Michael Hubbard MacKay, Gerrit J. Dirkmaat, Grant Underwood, Robert J. Woodford y William G. Hartley, editores, Documents, Volume 1: July 1828–June 1831, tomo I de la serie Documents de The Joseph Smith Papers, editado por Dean C. Jessee, Ronald K. Esplin y Richard Lyman Bushman, Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2013, págs. 355–357).

  26. Véase Lucas 2:10.

  27. Lucy Mack Smith, Biographical Sketches of Joseph Smith the Prophet, and His Progenitors for Many Generations, Liverpool: Orson Pratt, 1853, no fue publicado hasta 1853. El libro es más conocido hoy en día como History of the Prophet Joseph Smith by His Mother. Aunque inicialmente apoyó que Lucy Mack Smith escribiera su historia, más adelante Brigham Young desaprobó el libro porque creía que contenía imprecisiones.

  28. Harris hipotecó un terreno para hacer frente al pago de los $3.000 dólares necesarios para publicar cinco mil ejemplares del Libro de Mormón. (MacKay et al., JSP, D1, págs. 86–88).

  29. La familia Smith perdió su casa recién construida por ejecución hipotecaria el 1 de abril de 1829. En la primavera de 1828, José Smith se trasladó al condado de Susquehanna, Pensilvania, para escapar de la creciente oposición contra él en Palmyra, Nueva York. (Walker, “Lucy Mack Smith Speaks to the Nauvoo Saints”, 282n15; Davidson et al., JSP, H1, págs. 238–239).

  30. José Smith obtuvo los derechos de autor del Libro de Mormón y luego regresó a Pensilvania con la idea de poner guardas que protegieran el manuscrito en todo momento. (Lucy Mack Smith, History, 1845, págs. 158–159, Biblioteca de Historia de la Iglesia).

  31. Brigham Young habló justo antes que Lucy Mack Smith, alentando a los miembros de Nauvoo a ser honrados en sus tratos con sus vecinos y no devolver violencia por violencia. (General Church Minutes, 8 de octubre de 1845; véase también “Journal of Thomas Bullock”, BYU Studies, tomo XXXI, nro. 1, invierno de 1991, págs. 24–25).

  32. William Smith, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, había regresado de una misión a los estados del Este en mayo de 1845. Rápidamente surgieron disputas entre Smith y los otros apóstoles en relación a la conducta de Smith mientras se hallaba en el Este, su autoridad como patriarca de la Iglesia, la autoridad de Brigham Young como Presidente de los Doce Apóstoles, y la enseñanza pública de Smith sobre el matrimonio plural. Smith se fue de Nauvoo en mitad de la noche, el 12 de septiembre de 1845. Dos días antes del discurso de su madre, el primer día de la conferencia general, Smith no fue sostenido como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles por motivo de objeciones. Fue excomulgado el 19 de octubre de 1845. (Kyle R. Walker, William B. Smith: In the Shadow of a Prophet, Salt Lake City: Greg Kofford Books, 2015, págs. 229–245, 257–258, 298–300; Clayton y Bullock, “Conference Minutes”, pág. 1008; Willard Richards, “Notice”, Times and Seasons, tomo VI, nro. 16, 1 de noviembre de 1845, pág. 1019; Hosea Stout, Journal, 19 de octubre de 1845).

  33. Joseph Smith, padre, y Lucy Mack Smith tuvieron tres hijas: Sophronia Smith [Stoddard], Katharine Smith [Salisbury] y Lucy Smith [Millikin]. Las tres hermanas y sus familias se quedaron en Illinois después del éxodo de los santos al Oeste. (Véase Kyle R. Walker, editor, United by Faith: The Joseph Sr. and Lucy Mack Smith Family, American Fork, UT: Covenant Communications, 2005, págs. 187–195, 326–332, 416–418).

  34. Poco después de la publicación del Libro de Mormón, a finales de junio de 1830, Samuel se fue a una misión y llevó consigo varios ejemplares para vender. El primer día viajó unos cuarenta kilómetros (veinticinco millas) y fue rechazado por varios posibles compradores. (Smith, History, 1845, págs. 169–170).

  35. John Portineus Greene era miembro de la Iglesia Metodista Episcopal y la Iglesia Metodista Reformada en Mendon, Nueva York. Su esposa, Rhoda Young Greene, era hermana de Brigham Young. (Walker, “Lucy Mack Smith Speaks to the Nauvoo Saints”, 283n19).

  36. Samuel Smith durmió bajo un manzano y luego desayunó con una viuda. Como muestra de agradecimiento, él le dio un ejemplar del Libro de Mormón. (Smith, Biographical Sketches of Joseph Smith the Prophet, pág. 152).

  37. Según la historia de Lucy Mack Smith, Rhoda Greene tomó el libro y rompió a llorar. (Smith, History, 1845, pág. 187).

  38. Los Greene se bautizaron en abril de 1831. (John P. Greene al hermano D. C. Smith, 29 de enero de 1841, en Times and Seasons, tomo II, nro. 3, 15 de febrero de 1841, págs. 325–326).

  39. Véase Lucas 13:19. En una subsiguiente misión a Mendon, Nueva York, Samuel Smith entregó un Libro de Mormón a Phineas Young, hermano de Rhoda Young Greene y Brigham Young, lo cual finalmente llevó a la conversión y el bautismo de Heber C. Kimball y otros. (Dean L. Jarman y Kyle L. Walker, “Samuel Harrison Smith”, en Walker, United by Faith, págs. 210–211).

  40. La familia Smith se trasladó de Nueva York a Ohio en 1831, y luego de Ohio a Misuri en 1838. Solo permanecieron siete meses en Misuri. (Lavina Fielding Anderson, “Lucy Mack Smith”, en Walker, United by Faith, págs. 62–66).

  41. En el verano de 1838, William Smith y su esposa, Caroline Grant Smith, se pusieron muy enfermos y eran incapaces de cuidar de sí mismos y de sus hijos. Samuel, el hermano de William, los llevó a la casa de sus padres en Far West, Misuri. La esposa de Samuel Smith, Mary Bailey Smith, dio a luz a su tercer hijo el 1 de agosto de 1838. (Walker, William B. Smith, pág. 263; Smith, History, 1845, pág. 247; Jarman y Walker, “Samuel Harrison Smith”, pág. 225).

  42. En 1838, la oposición a los asentamientos de Santos de los Últimos Días en expansión en Misuri produjo enfrentamientos violentos entre los ciudadanos que eran Santos de los Últimos Días y los que no lo eran. Lucy Mack Smith se refiere aquí a los Santos de los Últimos Días que habían sido expulsados de sus hogares durante el conflicto. La hectárea de tierra frente a la taberna Smith estaba “completamente cubierta de camas tendidas a pleno sol, donde las familias se veían obligadas a dormir expuestas a todo tipo de clima… Ver a los niños enfermos, resfriados y llorando de hambre alrededor de sus madres mientras sus padres carecían de los medios que podían hacer que se sintieran cómodos, era suficiente para romperle a uno el corazón”. (Alexander L. Baugh, A Call to Arms: The 1838 Mormon Defense of Northern Missouri, Dissertations in Latter-day Saint History, Provo, UT: Joseph Fielding Smith Institute for Latter-day Saint History; BYU Studies, 2000; Smith, History, 1845, pág. 282).

  43. A fin de asegurar la paz, el 31 de octubre de 1838 el comandante general Samuel D. Lucas, del ejército paramilitar de Misuri, presentó varias condiciones a los Santos de los Últimos Días. Creyendo que Lucas estaba abierto a negociaciones adicionales, José Smith y otros cuatro líderes de la Iglesia se entregaron e ingresaron en el campamento militar en las afueras de Far West. El 1 de noviembre, Hyrum Smith fue arrestado y puesto con los otros prisioneros. (Samuel D. Lucas a Lilburn W. Boggs, 2 de noviembre de 1838, Mormon War Papers, Missouri State Archives, Jefferson City; Hyrum Smith, “To the Saints Scattered Abroad”, Times and Seasons, tomo I, nro. 2, diciembre de 1839, pág. 21; Baugh, A Call to Arms, pág. 141).

  44. Smith se refiere probablemente a la caótica ocupación del ejército paramilitar de Far West, Misuri, en noviembre de 1838, cuando se permitió que los antimormones hostigaran a los santos en la ciudad. (Véase Michael Arthur to Clay County Representatives, 29 de noviembre 1838, Mormon War Papers; véase también Smith, History, 1845, págs. 247–249, 253).

  45. El 1 de noviembre de 1838, José Smith y otros seis prisioneros fueron procesados por un tribunal de guerra en el campamento paramilitar, y sentenciados a ser ejecutados a la mañana siguiente en la plaza de la ciudad de Far West. El brigadier general Alexander Doniphan, sin embargo, se opuso al fallo y detuvo las ejecuciones. El comandante general Samuel D. Lucas decidió entonces trasladar a los prisioneros al cuartel general en Independence, condado de Jackson, Misuri, lo cual condujo a rumores de que las ejecuciones tendrían lugar allí. Lo más probable es que Lucy Mack Smith agregara el detalle de los “quince minutos” para dar dramatismo al relato. El 2 de noviembre de 1838, José Smith habló con su madre y su hermana desde el carromato penitenciario, y posteriormente fue aprisionado en la cárcel de Liberty, Misuri, hasta abril de 1839. Finalmente escapó de prisión. (Heman C. Smith et al., History of the Reorganized Church of Jesus Christ of Latter Day Saints, 8 tomos, Independence, MO: Reorganized Church of Jesus Christ of Latter Day Saints, 1896–1903 [tomos I–IV], 1969–1976 [tomos V–VIII], tomo II, págs. 260–262; Eliza R. Snow a Isaac Streator, 22 de febrero de 1839, en “Eliza R. Snow Letter from Missouri”, BYU Studies, tomo XIII, nro. 4, verano de 1973, pág. 547; Hyrum Smith, Testimony, Nauvoo, IL, 1 de julio de 1843, Nauvoo [Illinois] Records, págs. 13–16, Biblioteca de Historia de la Iglesia; Joseph Smith, Bill of Damages, 4 de junio de 1839, Joseph Smith Collection, Biblioteca de Historia de la Iglesia; Bushman, Rough Stone Rolling, págs. 356–382; Smith, History, 1845, pág. 281).

  46. Lucy Mack Smith y su hija Lucy fueron conducidas hasta el carromato entre la muchedumbre. Al no permitirles ver a los prisioneros, tomaron de la mano a Hyrum y a José por debajo de una tela fuertemente asegurada que cubría el carromato. (Smith, History, 1845, págs. 280–281).

  47. Lucy Mack Smith recordaba que Samuel Smith llevó a su casa a su hermano y su cuñada, William y Caroline Grant Smith, que estaban enfermos. (Smith, History, 1845, pág. 250).

  48. Mientras Mary Bailey Smith, la esposa de Samuel, vivía en el condado de Daviess, Misuri, una turba la sacó a ella y a sus hijos (incluso a su bebé recién nacido) de su hogar a la intemperie, y redujo la casa a cenizas. En ese momento Samuel Smith estaba ausente. Por estar continuamente expuesta al frío y debido a las carencias nutritivas, Mary Smith nunca se recuperó completamente. (Jarman and Walker, “Samuel Harrison Smith”, pág. 225).

  49. José Smith partió hacia Washington D.C. el 29 de octubre de 1839. Elias Higbee y él se reunieron con el presidente Martin Van Buren, el senador John C. Calhoun y miembros de la delegación del Congreso en Illinois; reportaron pérdidas de dos millones de dólares y presentaron una retahíla de abusos contra los mormones en Misuri. Sin embargo, no recibieron apoyo federal, ni económicamente ni en forma de intervención federal en los asuntos de estado. (Bushman, Rough Stone Rolling, págs. 392–393, 396–397; Spencer W. McBride, “When Joseph Smith Met Martin Van Buren: Mormonism and the Politics of Religious Liberty in Nineteenth-Century America”, Church History, tomo LXXXV, nro. 1, marzo de 2016, págs. 19–27).

  50. Probablemente el río Misisipí, cerca de Quincy, Illinois.

  51. En forzoso cumplimiento de la orden del gobernador Lilburn W. Boggs, unos ocho mil miembros de la Iglesia comenzaron la penosa emigración desde Misuri a principios de 1839, y muchos hallaron refugio en Quincy, Illinois, en el lado oriental del río Misisipí. En febrero de 1839, Lucy y su esposo se unieron al éxodo a Illinois, caminando en el barro y acampando en la nieve. (William G. Hartley, “‘Almost Too Intolerable a Burthen’: The Winter Exodus from Missouri, 1838–1839”, Journal of Mormon History, tomo XVIII, nro. 2, otoño de 1992, págs. 6–40; Smith, History, 1845, pág. 286; Jarman y Walker, “Samuel Harrison Smith”, pág. 228).

  52. Doctrina y Convenios 101:86–89; véase también Doctrina y Convenios 123:6.

  53. José Smith dio un informe de su visita a Washington D.C. en la conferencia que se celebró el 8 de abril de 1840. El señor Durfee podría ser Jabez Durfee, cuya esposa, Elizabeth Durfee, era miembro de la Sociedad de Socorro de Nauvoo. (Robert B. Thompson, “Conference Minutes”, Times and Seasons, tomo I, nro. 6, abril de 1840, pág. 93).

  54. Doctrina y Convenios 127:7.

  55. Smith quizá se refería a la muerte, el 10 de septiembre de 1845, de Miner R. Deming, sheriff del condado de Hancock, que mostró compasión hacia los mormones durante los juicios en mayo de 1845 a cinco hombres acusados del asesinato de José y Hyrum Smith. La muerte de Deming puso fin a una paz inestable entre mormones y no mormones por problemas locales, y condujo a una mayor violencia por parte del populacho. (Dallin H. Oaks y Marvin S. Hill, Carthage Conspiracy: The Trial of the Accused Assassins of Joseph Smith, Urbana: University of Illinois Press, 1975, págs. 193–194).

  56. Cinco miembros de la familia de Lucy Mack Smith fueron enterrados en Nauvoo: Joseph Smith, padre, que murió el 14 de septiembre de 1840; Don Carlos Smith, que murió el 7 de agosto de 1841; José Smith y Hyrum Smith, que murieron el 27 de junio de 1844; y Samuel Smith, que murió el 30 de julio de 1844. (“Joseph Smith Pedigree Chart”).

  57. Al final de su discurso, la voz de Lucy Smith se debilitó, y gran parte de la congregación no pudo escuchar sus palabras. Luego se levantó Brigham Young y expresó lo siguiente: “Mamá Smith propone algo que llena de gozo mi corazón: ella vendrá con nosotros. Puedo responder por las autoridades de la Iglesia: deseamos que ella y sus hijos vengan con nosotros, y me comprometo personalmente en nombre de las autoridades de la Iglesia, a compartir con ellos todo cuanto tengamos. Nuestra mano está extendida para ayudar a Mamá Smith”. (Clayton y Bullock, “Conference Minutes”, pág. 1014).