2019
Por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas
Junio de 2019


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Por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas

Como especialistas de Historia de la Iglesia en Argentina, será un placer servir con los líderes y miembros de nuestro querido país, ayudándoles a registrar la historia de la Iglesia del pasado lejano y cercano a fin de que esté disponible para nosotros y para las futuras generaciones. La misma nos ayudará para acercarnos más a nuestro Padre Celestial y al Señor Jesucristo, aumentando la fe en ellos.

Todos los Profetas han prestado mucha atención a llevar una historia de todos los acontecimientos que han ocurrido a través de todas las épocas. Tenemos la bendición de que, ahora, con la tecnología que el Señor ha permitido que tengamos, es mucho más fácil el registro y almacenaje de los hechos.

Cuando Alma le entregó a su hijo Helamán los anales, le mandó que los conservara y, además, que llevara una historia de su pueblo. Entre otras cosas, le dijo lo siguiente:

“Ahora bien, tal vez pienses que esto es locura de mi parte; mas he aquí, te digo que por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas; y en muchos casos, los pequeños medios confunden a los sabios.

“Y el Señor Dios se vale de medios para realizar sus grandes y eternos designios; y por medios muy pequeños el Señor confunde a los sabios y realiza la salvación de muchas almas”1.

Sabemos lo que resultó de esos medios muy pequeños: el privilegio de tener el Libro de Mormón.

Deseamos darles otro ejemplo. Alrededor del año 1450, el alemán Juan Gutenberg inventó la imprenta.

Lamentablemente, sus negocios no prosperaron y murió en la pobreza.

Quizás, a veces, nos sintamos como este tipo de plomo por la pequeña contribución que podemos hacer escribiendo nuestra historia; pero, pensemos que, en la maquinaria de la Iglesia, para imprimir el Evangelio en la mente y en el corazón de las personas, se necesitan muchos tipos con cada letra para que, en conjunto, podamos hacer la obra que el Señor desea que llevemos a cabo.

En los últimos días de su vida, seguramente Gutenberg pensó que su invento no sirvió de mucho, menos aún para él, por haber muerto en la pobreza.

A veces, con nuestro servicio en la Iglesia podemos pensar lo mismo que Gutenberg, pero en la obra del Señor cada esfuerzo vale la pena.

Gutenberg quedó en la historia. La imprenta que él inventó sirvió de base hasta que aparecieron las computadoras.

Los escritos que llevemos quedarán registrados en la historia y, a diferencia de la imprenta de Gutenberg, que ha sido reemplazada por las computadoras, esos registros quedarán también registrados en los cielos.

Cuando servimos como presidente de misión y esposa en la Misión España Bilbao, desde el 2003 al 2006, fuimos a visitar el puerto pesquero de Bermeo, en el País Vasco (en el idioma euskera: Euskal Herria o Euskadi. Es una comunidad autónoma española, situada en el extremo nororiental de la franja cantábrica), el cual estaba a solo algunos minutos de nuestra casa. Al llegar, pudimos hacer un recorrido por un barco especializado en la pesca del bonito (atún).

Al comenzar el recorrido, lo que más nos llamó la atención fue que no vimos las redes que normalmente se utilizan para la pesca. El guía nos explicó que el bonito se pesca con anzuelo, “uno por uno”. De esa manera llenan las bodegas, que por cierto son muy grandes, y no regresan a puerto hasta que no están llenas.

Relacionamos esa explicación con la labor que debemos llevar a cabo para registrar la historia de la Iglesia, “una por una”. A veces podemos pensar que de esa manera será poca contribución, pero no es así; podemos llenar las bodegas del Señor con cada una de las historias que escribamos. Maravillosamente vemos los milagros que se producen en la vida de las personas, experiencias que nos ayudan a perseverar en el camino que nos señalaron nuestro Padre Celestial y Jesucristo.

Al seguir recorriendo el barco, llegamos a la cabina de mando. También nos llamó la atención que no vimos el timón tradicional. El guía nos mostró una pequeña palanca de aproximadamente 6 cm, y nos dijo que era el timón de ese enorme barco pesquero. La historia de la Iglesia es una pequeña herramienta que nos ayuda a recordar y aplicar las experiencias vividas para conducir nada menos que nuestras propias vidas.

Recordemos siempre que “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas”.

Confiamos en que podamos trabajar en equipo, de esa manera se divide el trabajo y se multiplican los resultados.

Rogamos que el Señor nos bendiga para que nuestras experiencias, escritas en la historia de la Iglesia, puedan cumplir el propósito por el cual el Señor las requiere.