Liahona
Un plan sencillo para nuestro camino hacia la autosuficiencia
Enero de 2024


Solo para la versión digital

Un plan sencillo para nuestro camino hacia la autosuficiencia

“La autosuficiencia es una doctrina del Evangelio de Jesucristo, no un programa”1.

Imagen
Una persona ayudando a otra a escalar una montaña

¿Cuándo fue la última vez que buscaste en oración cómo aumentar tu autosuficiencia?

La autosuficiencia es “la capacidad, el compromiso y el empeño de proporcionar los elementos espirituales y temporales indispensables para sostener la vida de uno mismo y de su familia”2. Es importante en el plan del Padre Celestial para nosotros porque tiene grandes efectos en nuestra vida. Como dijo el presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia: “Cualesquiera sean las causas que nos hagan depender de alguien más para decisiones o recursos que nosotros mismos podríamos proporcionar, nos debilita espiritualmente y retrasa nuestro progreso hacia lo que el plan del Evangelio desea que seamos”3. Esto no significa que nunca vayamos a necesitar ayuda, porque llegar a ser autosuficientes a menudo incluye recurrir a otras personas a medida que crecemos; pero sí incluye progresar continuamente para proveer por nosotros mismos aquellas cosas que podemos.

Llegar a ser autosuficientes ocurre línea por línea (véase 2 Nefi 28:30). A continuación, se presentan algunas ideas sencillas para fortalecer nuestra autosuficiencia.

Comenzar el camino

Todos tenemos que empezar (¡o seguir adelante!) desde algún sitio, y ahora es el mejor momento. El presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces Segundo Consejero de la Primera Presidencia, enseñó:

“Un viejo proverbio dice: ‘El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años; el segundo mejor momento es ahora’.

“Hay algo maravilloso y esperanzador en la palabra ahora. Hay algo habilitador en el hecho de que, si optamos por tomar la decisión ahora, podemos avanzar en este preciso momento.

Ahora es el mejor momento para empezar a ser la persona que queremos llegar a ser; no solo de aquí a veinte años, sino por toda la eternidad”4.

Debemos hacer partícipe a Dios y a otras personas que puedan guiarnos en nuestro trayecto. Podemos procurar, con espíritu de oración, averiguar en qué debemos trabajar para edificar nuestra autosuficiencia. Por ejemplo, podríamos hacer cosas como:

  • “Hacer[nos] cargo de [nuestro] propio testimonio de Jesucristo y Su Evangelio”5, como enseñó el presidente Russell M. Nelson.

  • Aprender a coser el botón de una camisa.

  • Elaborar un presupuesto y seguirlo.

  • Aprender una habilidad para un trabajo.

  • Preparar una buena comida.

  • Aprender a cambiar el neumático de una bicicleta o un auto.

Podemos dedicar tiempo a investigar y entender lo que queremos hacer y buscar lo que el Padre Celestial desea que hagamos de acuerdo con Su sabiduría de conocer lo que es mejor para cada uno de nosotros. Establecer metas sabias nos ayudará a lo largo de este proceso.

Continuar con paciencia y perseverar

Los destinos no se encuentran justo después de la línea de inicio. Los trayectos toman tiempo. No te desanimes si el camino de la autosuficiencia se hace largo o agotador.

El élder Jeffrey R. Holland. del Cuórum de los Doce Apóstoles dijo: “Es la verdad llana y simple que antes de los grandes momentos, por cierto antes de los grandes momentos espirituales, pueden venir la adversidad, la oposición y las tinieblas. En la vida experimentamos algunos de esos momentos y, de vez en cuando, estos llegan justo cuando estamos a punto de tomar una decisión importante o de dar un paso significativo en nuestra vida”6.

Si estamos luchando contra el desánimo, podemos dar un paso atrás. En lugar de intentar lograr un gran objetivo, ¿qué pasaría si tratáramos una cosa a la vez? Tal vez un peldaño hacia nuestro objetivo final sea desarrollar la resiliencia emocional; aprender a gestionar el estrés o desarrollar una buena relación con nosotros mismos no hará sino impulsarnos en nuestro camino hacia la autosuficiencia. O quizá nuestro objetivo sea aprender a comunicarnos mejor con otras personas que puedan ayudarnos.

El presidente Russell M. Nelson dijo: “No debemos desalentarnos si nuestros esfuerzos más sinceros en busca de la perfección nos parecen demasiado arduos e interminables. La perfección es inminente; llegará en su totalidad únicamente después de la resurrección y solo por medio del Señor”7. ¡Así que sigue adelante! ¡El progreso es posible!

Celebrar el éxito

Tanto si completamos una meta a largo plazo como si conseguimos un pequeño logro, es un motivo de alegría. Podemos estar orgullosos de nuestro progreso y nuestros logros. ¡Es momento de celebrar!

Debemos recordar dar las gracias al Padre Celestial (véanse 1 Tesalonicenses 5:18; Mosíah 26:39) y a otras personas que nos ayudaron a ser más autosuficientes.

Mejorar continuamente

Después del éxito, ¿qué sigue?

El élder Hugo E. Martínez, de los Setenta, dijo:

“La autosuficiencia es una doctrina del Evangelio de Jesucristo, no un programa. Es un proceso de toda la vida, no un hecho puntual.

“Nos volvemos autosuficientes en el transcurso de nuestra vida al crecer en fortaleza espiritual, mejorar la salud física y emocional, procurar nuestra educación y empleo, y al estar preparados temporalmente [véase Manual General, 22.1]. ¿Terminará esta tarea en algún momento de nuestra vida? No, es un proceso de aprendizaje, crecimiento y trabajo para toda la vida. Nunca termina; es un proceso continuo y diario”8.

A medida que sigamos creciendo, nosotros y los miembros de nuestra familia seremos bendecidos con una mayor fe, fortaleza y autoestima. Luego, con nuestro excedente de autosuficiencia, podremos ir a ayudar a otras personas a hacer lo mismo.