Liahona
Superar la falta de rumbo espiritual: ¿Qué hago ahora?
Enero de 2024


“Superar la falta de rumbo espiritual: ¿Qué hago ahora?”, Liahona, enero de 2024.

Jóvenes adultos

Superar la falta de rumbo espiritual: ¿Qué hago ahora?

Cuando avanzamos hacia Jesucristo, nunca estamos sin rumbo.

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Flotador en el agua

El paso a la edad de joven adulto fue muy emocionante para mí. Estaba preparado para comenzar a edificar la vida que siempre había querido. Serví en una misión en Brasil y, al volver a casa, asistí a la universidad. Terminé mi carrera, encontré un buen trabajo y me esforcé por vivir como discípulo de Cristo.

Todavía estoy en esa etapa de la vida, haciendo todo lo posible por seguirlo.

Me siento muy agradecido por las oportunidades y bendiciones que he tenido hasta ahora. Sin embargo, al mirar atrás y ver que he hecho todos los convenios posibles hasta este punto (excepto el matrimonio) y que he alcanzado las grandes metas que siempre había planeado, a veces me siento un poco atascado, sin saber cómo progresar, especialmente en el aspecto espiritual.

He visto a jóvenes adultos a mi alrededor que también tienen dificultades. Algunos de ellos incluso han dejado la Iglesia porque se sienten sin rumbo o se enfrentan a expectativas insatisfechas. Sus acciones a menudo han aumentado mi lista de preguntas sobre la vida.

No obstante, en este momento, mis preguntas más importantes para el Padre Celestial son: ¿Cómo puedo superar este sentimiento de falta de rumbo espiritual? ¿Qué hago ahora?

Al lidiar con estas preguntas, he aprendido algunas verdades importantes que me han ayudado a atravesar esta época de incertidumbre.

No permitas que las distracciones te desvíen

Durante este tiempo de no saber qué hacer o qué esperar, he notado cómo las distracciones del mundo pueden fácilmente empezar a tener prioridad sobre las cosas espirituales. La hermana Rebecca L. Craven, Segunda Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, dijo: “En el mundo abundan las distracciones que pueden engañar incluso a los elegidos, lo que hace que vivan sus convenios de manera despreocupada”1.

He visto que otros jóvenes adultos tienen dificultades con su testimonio después de regresar de la misión. También he visto cómo algunos de ellos logran metas como graduarse de la universidad o casarse y, con el tiempo, se desvían de las cosas que más importan cuando no dejan lugar para el Evangelio de Jesucristo en su nueva rutina.

Yo también he pasado por altibajos espirituales. A veces ha sido difícil tener motivación y no ser negligente cuando se trata de hábitos espirituales, especialmente cuando ciertas bendiciones no llegan tan pronto como esperaba. Siempre quiero progresar y mejorar; no quiero estar espiritualmente estancado, pero a veces siento que vivo la vida sin un propósito.

Sin embargo, cuando aparto tiempo para el Padre Celestial y Jesucristo cada día, especialmente en formas pequeñas y sencillas (véase Alma 37:6), siento el consuelo y la estabilidad que Su Evangelio me brinda, aun cuando el mundo sea tan inestable.

El presidente Russell M. Nelson dijo: “Les ruego que dejen que Dios prevalezca en su vida. Dedíquenle una buena parte de su tiempo y, conforme lo hagan, fíjense en lo que sucede con su ímpetu espiritual positivo”2. Cuando elijo de manera consciente tener fe en Jesucristo cada día y dedicar tiempo a esos hábitos espirituales que me conectan con Él, recuerdo mis momentos espiritualmente decisivos y siento que tengo un renovado propósito, esperanza para el futuro y fe.

Busca buenas influencias

Otra ocasión en la que me sentía sin rumbo fue durante mi último año de universidad. La vida era complicada. Fue durante la pandemia, así que me sentía deprimido mientras estaba atrapado en casa terminando las clases. A mi vida le faltaba dirección y conexión.

Incluso me costaba ir a la capilla en esa época. A menudo me obligaba a salir de la cama para escuchar en pijama la reunión sacramental en línea, porque esa era toda la motivación que podía reunir.

Durante ese oscuro período, me puse en contacto con mi familia y amigos y les expliqué cuán carente de rumbo y deprimido estaba. Sentía que no tenía ninguna esperanza para el futuro y no sabía cómo iban a salir las cosas. Fue entonces cuando me dijeron que estaban orando por mí y apoyándome a pesar de que estaban lejos.

Al acudir a mis seres queridos que tienen una fe profunda y al orar al Padre Celestial con apenas un atisbo de motivación espiritual, sentí apoyo y amor sustentadores.

He notado que cuando estoy demasiado centrado en las expectativas que no he cumplido, mis dudas o mis dificultades, mi fe se debilita y pierdo de vista las bendiciones de mi vida. Pero cuando me rodeo de forma activa de lo bueno al leer mi bendición patriarcal, escuchar mensajes de la conferencia general y pasar tiempo con seres queridos que influyen en mí para bien, vuelvo a centrarme en la milagrosa diferencia que el Evangelio de Jesucristo marca en mi vida.

Aunque a veces no tengas una senda clara por delante o las cosas no vayan como las has planeado, todavía hay mucha bondad en tu vida y muchas oportunidades a tu disposición para ayudarte a progresar en la senda de los convenios. Siempre hay más que aprender y más espacio para crecer, especialmente en el aspecto espiritual. Pide dirección al Padre Celestial. Él te ayudará a buscar y encontrar las buenas influencias y las oportunidades de crecimiento y aprendizaje que hay a tu alrededor (véase Artículos de Fe 1:13).

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Mujer joven adulta en kayak

Sigue esforzándote

Nuestra espiritualidad personal a veces puede ir en oleadas, con altibajos. Puede que en ocasiones nos sintamos firmes en nuestra fe y en el gozo del Evangelio, pero en otras ocasiones podríamos tener dificultades para saber hacia dónde ir. Podríamos tener dificultades cuando enfrentemos desafíos, surjan preguntas o se retrasen las bendiciones, especialmente cuando estamos haciendo todo lo posible por vivir el Evangelio. En estos tiempos difíciles, a menudo veo que las personas toman uno de dos caminos: uno en el que buscan al Salvador u otro en el que no lo hacen.

A veces comparo esos momentos con el relato de Moisés y la serpiente de bronce (véase Números 21:8–9). Cuando los israelitas estaban desesperados por ser sanados luego de ser mordidos por serpientes venenosas, Moisés les brindó una manera fácil de salvarse: que simplemente miraran la serpiente de bronce que representaba a Jehová. Eso era todo lo que tenían que hacer. Solo una mirada y vivirían, pero muchos eligieron no hacerlo y perecieron (véase 1 Nefi 17:41).

Este relato me hace pensar en cómo, a veces, cargamos el nocivo peso de la desilusión y del resentimiento por nuestras expectativas insatisfechas, ¡cuando la cura está frente a nosotros!

La clave para sentir esperanza, paz y fe en nuestro futuro es simplemente acudir a Jesucristo (véanse Helamán 8:14–15; Juan 3:14–17).

Siempre he sido un crítico muy duro de mí mismo cuando cometo errores, pero debido a que verdaderamente me he esforzado por aprender sobre el Padre Celestial y Jesucristo y creer en Ellos, sé que siempre puedo contar con Ellos para recibir perdón, progreso y sanación en tiempos difíciles. Sé que cuando recurro a Ellos por medio de la oración, el estudio de Ven, sígueme, pasando tiempo en el templo y magnificando mi llamamiento, obtengo un sentimiento de gratitud y renovación.

Al buscarlos, veo el Evangelio de Jesucristo por lo que es: un refugio que nos brinda consuelo, protección y sanación de las serpientes del mundo.

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, amorosamente testificó: “‘Un fulgor perfecto de esperanza’, nacido del amor por Dios y por todos los hombres; eso es lo que queremos para ustedes […]. Esa esperanza radiante irá acompañada del susurro irrefutable de que Dios los ama, de que Cristo es su Intercesor, de que el Evangelio es verdadero. Su fulgor les recordará que en el Evangelio siempre hay, cada día, cada hora, una nueva oportunidad, una nueva vida, un nuevo año. ¡Qué milagro! ¡Qué don! Y gracias al don de Cristo, las mejores cosas de la vida son nuestras si con firmeza seguimos creyendo, tratando y esperando”3.

Acércate a Jesucristo

El ser joven adulto trae consigo muchos cambios, mucha incertidumbre e incluso expectativas insatisfechas a veces, pero el Evangelio de Jesucristo siempre es seguro y firme. Y las promesas de Él y las del Padre Celestial son seguras mientras permanezcamos continuamente en la senda de los convenios. El mundo puede hacer que a veces sea muy difícil centrarnos en Él, pero cualquier paso hacia adelante que nos acerque a Él es un progreso. Cuando avanzamos hacia Cristo, nunca estamos sin rumbo, sino que avanzamos hacia la esperanza, la paz y el gozo.

El autor vive en Mánchester, Inglaterra.