Liahona
La formación académica: Un fundamento esencial para cumplir con nuestra misión
Enero de 2024


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La formación académica: Un fundamento esencial para cumplir con nuestra misión

De “The Education, the Mission, and the World”, discurso pronunciado en un devocional ante los estudiantes de la Universidad Brigham Young–Hawái el 28 de febrero de 2023. Para ver el discurso completo, visita speeches.byuh.edu.

El mundo necesita saber lo que ustedes saben sobre las maravillosas bendiciones que Jesucristo ofrece a quienes lo siguen.

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Un collage de personas estudiando y aprendiendo nuevas habilidades

El Señor los ama y cuenta con ustedes para que lleven Su luz a todas las personas con las que se relacionan. Él desea que su vida sea como un faro para sus amigos y parientes. Él espera que den testimonio de la realidad de nuestro Padre Celestial: que todos somos Sus hijos espirituales y, por lo tanto, todos los seres humanos son nuestros hermanos y hermanas. El Señor también espera que den testimonio de Su sagrada misión en esta tierra: que es el Hijo del Dios viviente, que fue, que es y que ha de venir (véase Doctrina y Convenios 68:6).

La formación académica como una responsabilidad religiosa

El presidente Russell M. Nelson, nuestro profeta, dijo a los jóvenes adultos en mayo de 2022: “La educación es muy importante; la considero una responsabilidad religiosa”1. El Señor no ve la formación académica como algo separado y distinto de la espiritualidad.

De hecho, en Doctrina y Convenios 88:77–78, Él nos dio el mandamiento de “enseña[rnos] el uno al otro” y prometió Su gracia para ayudarnos a aprender “todas las cosas que pertenecen al reino de Dios”. ¿Y cuáles son las cosas que pertenecen a Su reino? La lista del versículo 79 podría sorprenderlos porque no solo incluye temas del Evangelio como la fe y el arrepentimiento. También incorpora (con algunas de mis posibles consideraciones sobre cómo podrían relacionarse con lo que podemos estudiar): 

  • “cosas […] en el cielo”: ¿Las estrellas y los planetas? ¿La atmósfera de la tierra? ¿La aviación? (¡Creo que el élder Uchtdorf estaría de acuerdo conmigo!). 

  • “cosas […] en la tierra”: ¿La construcción? ¿La industria manufacturera? ¿Los procesos industriales? ¿La tecnología de la información? ¿Las ciencias de la salud y todas sus ramificaciones? ¿La zoología? ¿La biología? ¿La bioquímica? ¿La agricultura? 

  • “cosas […] debajo de la tierra”: ¿La geología? ¿La mineralogía? ¿La oceanografía? ¿La biología marina? 

  • “cosas que han sido”: ¿La historia?

  • “cosas […] que son”: ¿Los acontecimientos actuales? ¿Las ciencias políticas? ¿La sociología? ¿Los negocios? ¿Las políticas públicas?

  • “cosas […] que pronto han de acontecer”: ¿La previsión del clima? ¿Las proyecciones financieras? ¿Los análisis de posibles pandemias? ¿Los avances tecnológicos? 

  • “cosas que existen en el país”: ¿Los asuntos internos como educación, impuestos, legislación, proyectos locales de desarrollo urbano y planificación de la producción alimentaria? 

  • “cosas que existen en el extranjero”: ¿Los asuntos exteriores? ¿Las relaciones internacionales? ¿La diplomacia?

  • “las guerras y perplejidades de las naciones, y los juicios que se ciernen sobre el país; y también el conocimiento de los países y de los reinos”: ¿Las diferentes formas de gobierno, culturas e idiomas? ¿La antropología? ¿Las tradiciones artísticas y literarias de todo el mundo?

¡Vaya! Eso es mucho más de lo que podríamos aprender en toda una vida (¡y estoy seguro de que el Señor también quiere que aprendamos más!).

¿Y por qué desea Él que aprendamos todo esto? 

No es solo para que puedan conseguir un buen empleo, aunque eso es importante para Él. Sin embargo, Su visión es más amplia que eso y Su propósito tiene consecuencias más eternas. Se describe en el versículo 80: “A fin de que estéis preparados en todas las cosas, cuando de nuevo os envíe a magnificar el llamamiento al cual os he nombrado y la misión con la que os he comisionado”. 

La formación académica como preparación para nuestra misión

Este, al parecer, es el gran propósito de la formación académica: estar preparados para la misión que Dios nos ha encomendado, para estar listos cuando Él nos envíe nuevamente. 

Algunos de ustedes podrían decir: “¿Enviarme otra vez? Ya serví en una misión. ¿Se me enviará de nuevo?”. 

En realidad, hay una única misión. Si sirvieron en una misión de tiempo completo, ese fue un período maravilloso de servicio centrado en el Señor; pero no fue el principio ni el fin de la misión que Él los envió a cumplir. ¿Y cuál es esa misión? Consideren estas descripciones de las Escrituras: 

  • “Haremos una tierra sobre la cual [los hijos de Dios] puedan morar; y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3:24–25).

  • Un ángel del Señor les dijo a Adán y Eva: “Harás todo cuanto hicieres en el nombre del Hijo, y te arrepentirás e invocarás a Dios en el nombre del Hijo para siempre jamás” (Moisés 5:8). Y Adán y Eva “hicieron saber todas las cosas a sus hijos e hijas” (Moisés 5:12).

  • Después de su Resurrección, el Salvador dijo a Pedro: “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:17), y a Sus discípulos: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19–20).

  • Cuando Cristo apareció en las Américas, dijo: “Las obras que me habéis visto hacer, esas también las haréis” (3 Nefi 27:21).

  • En los días de José Smith, Él dijo: “He aquí, una obra maravillosa está a punto de aparecer entre los hijos de los hombres. Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día. De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra” (Doctrina y Convenios 4:1–3).

  • Y hoy, por medio del profeta viviente del Señor, el presidente Russell M. Nelson, Él nos dice: “El recogimiento de Israel es la obra más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra. Un elemento crucial de este recogimiento es la preparación de un pueblo capaz, preparado y digno de recibir al Señor cuando Él regrese, un pueblo que ya haya elegido a Jesucristo por encima de este mundo caído, un pueblo que se regocije en su albedrío para vivir las leyes mayores y más santas de Jesucristo. Les hago un llamado, mis queridos hermanos y hermanas, para que lleguen a ser ese pueblo recto. Aprecien y honren sus convenios por encima de todos los demás compromisos […]. Dejen que Dios prevalezca en su vida”2.

Si pudiera resumir nuestra misión, entonces diría que es esta: 

  • Guardar los mandamientos de Dios, Su ley más elevada y santa. 

  • Seguir a Jesucristo con todo nuestro corazón, haciendo todo en Su nombre. 

  • Y dar a conocer todo esto a los demás hijos de Dios, recogiéndolos de nuevo con Él en preparación de la segunda venida del Señor. 

¿Cómo puede ayudarlos la formación académica a prepararse para esta misión? Hay muchas respuestas posibles a esta pregunta, pero a continuación se presentan algunas ideas:

  • Aprender sobre el cielo y la tierra puede profundizar nuestra reverencia por Jesucristo, que los creó.

  • Aprender sobre el pasado, el presente y el futuro puede abrirnos los ojos a las consecuencias de obedecer —y desobedecer— los mandamientos de Dios a lo largo de la historia de la humanidad.

  • Aprender acerca de las “perplejidades de las naciones […], países y […] reinos” puede hacernos más sensibles a las diferencias culturales. Cuanto mejor conozcamos el corazón de las personas del mundo (sus necesidades, sus valores y lo que les importa), mejor preparados estaremos para compartir el Evangelio con ellas de una manera que comprendan, acepten y atesoren. 

Tengo plena confianza en que ustedes y yo podemos cumplir esta misión porque Jesucristo ha cumplido la Suya. Nuestro éxito depende de Él, y Él fue fiel a la misión que Su Padre le dio, una misión que solo Él podía cumplir. 

Testifico que Jesucristo cumplió su misión para que ustedes puedan cumplir la suya. Él “marcó la senda y nos guio”3. Ahora su misión es seguir Su senda —la senda de los convenios— y darla a conocer a todos. Como dijo Lehi: “Cuán grande es la importancia de dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra” (2 Nefi 2:8). Denlo a conocer a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, a las ovejas del Señor, a todas las naciones, hasta el fin del mundo. Denlo a conocer con la palabra y con el ejemplo, compartiendo y viviendo lo que saben del Salvador. Denlo a conocer sirviendo a Dios y a Sus hijos con todo su corazón, alma, mente y fuerza en esta maravillosa obra de recoger a Israel, de preparar un pueblo capaz, preparado y digno de recibir al Señor cuando Él regrese. 

Salvaguardias contra el mundo

Esta es su misión y es sin duda una misión maravillosa. El mundo necesita lo que ustedes pueden ofrecer como seguidores de Cristo por convenio. El reto al que se enfrentarán es que tendrán que vivir en este mundo, al tiempo que cumplen su importante misión. Y es un mundo complicado, en el que el adversario utiliza armas sutiles, tratando de engañarlos, haciendo que lo malo parezca bueno o retorciendo lentamente lo que originalmente era bueno hasta convertirlo en algo malo. 

El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo en la Conferencia General de octubre de 2022: “Dadas las muchas ocupaciones de nuestra vida diaria y la conmoción del mundo contemporáneo en que vivimos, podemos distraernos de las cosas eternas que más importan, haciendo del placer, la prosperidad, la popularidad y la distinción nuestras principales prioridades”4.

¿Cómo ocurre esto en nuestras vidas? Es algo así: 

  • Compramos un par de zapatos negros para el trabajo. Con el tiempo, necesitamos un par marrón para los fines de semana. Luego, necesitamos un par azul para que coincida con el nuevo atuendo que acabamos de comprar, pero no combinará con nuestro atuendo favorito; los zapatos blancos se verían mejor con ese. Pronto, tenemos 10 o 15 pares de zapatos. Sin embargo, ¡todavía solo tenemos un par de pies! 

  • Con nuestro cónyuge determinamos que pasar tiempo juntos en familia es una prioridad importante. Después de todo, en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” se expresa que “los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y se mantienen sobre los principios de [entre otras cosas] las actividades recreativas edificantes”. Así que decidimos que cada año nuestra familia realizará una nueva y emocionante excursión. Con el tiempo, los viajes se hacen más largos. Se extienden durante los domingos, en lugares donde no hay capilla para asistir a las reuniones dominicales. También se encarecen y acabamos gastando todo lo que tenemos, ¡además de algunas cosas que no tenemos! Creo que han escuchado esta frase: “¡Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a gente que no nos gusta!”. Pero ponemos todas las fotos en nuestra página de las redes sociales ¡y esperamos tener muchos “Me gusta”! 

El presidente Nelson se refirió a ese desafío cuando dijo: “¿Qué significa vencer al mundo? Significa vencer la tentación de preocuparse más por las cosas de este mundo que por las cosas de Dios. Significa confiar en la doctrina de Cristo más que en las filosofías de los hombres. Significa deleitarse en la verdad, denunciar el engaño y llegar a ser ‘humildes discípulos de Cristo’. Significa optar por abstenerse de todo lo que aleje al Espíritu. Significa estar dispuestos a abandonar incluso nuestros pecados favoritos”5.

Recuerden estas enseñanzas de nuestro profeta. Escríbanlas y vuelvan a leerlas cuando se sientan tentados por las preocupaciones de este mundo: 

  • Preocúpense más por las cosas de Dios que por las de este mundo. 

  • Confíen en la doctrina de Cristo más que en las filosofías de los hombres. 

  • Busquen y deléitense en la verdad eterna, tal como se encuentra en las Escrituras y en las palabras de los profetas y apóstoles vivientes. 

  • Sean humildes seguidores de Cristo. 

  • Absténganse de todo lo que aleje al Espíritu. El Espíritu Santo es real y es un don maravilloso en su vida. Pueden y deben buscar siempre las impresiones del Espíritu. 

  • ¡Abandonen sus pecados favoritos! 

El presidente Nelson también citó esta promesa del presidente Ezra Taft Benson (1899–1994): 

“Los hombres y las mujeres que entreguen su vida a Dios descubrirán que Él puede hacer mucho más con sus vidas que lo que ellos mismos pueden hacer. Les dará

  • más gozo,

  • ampliará su visión,

  • avivará su mente […],

  • elevará su ánimo,

  • multiplicará sus bendiciones,

  • aumentará sus oportunidades,

  • confortará sus almas,

  • les dará amigos y

  • los colmará de paz”6.

Sinceramente, ¿tiene el mundo algo que se pueda comparar a lo que les ofrece el Señor? 

El mundo necesita saber lo que ustedes saben sobre las maravillosas bendiciones que Jesucristo ofrece a quienes lo siguen. 

El Señor cuenta con ustedes

Concluyo con lo que escribí al principio: El Señor los ama y cuenta con ustedes para que lleven Su luz a todas las personas con las que se relacionan. Él desea que su vida sea como un faro para sus amigos y parientes. Él espera que den testimonio de la realidad de nuestro Padre Celestial y de la sagrada misión del Señor en esta tierra.

Su formación académica es crucial para su misión divina. Y su misión es crucial y sumamente necesaria en el mundo de hoy.