Liahona
¿Quién murió?
Abril de 2024


“¿Quién murió?”, Liahona, abril de 2024.

Voces de los Santos de los Últimos Días

¿Quién murió?

Había tomado la Santa Cena cientos de veces. ¿Por qué no había visto el dulce simbolismo?

Imagen
Mesa sacramental

Ilustración por David Green

Como misioneros de barrio, mi esposa y yo hermanamos a una joven pareja. Los amábamos a ellos y a sus hijos. Con el tiempo, aceptaron la invitación de asistir a la iglesia.

Sin embargo, cuando llegamos a recogerlos un domingo por la mañana, se disculparon porque no estaban listos. Sin embargo, su hijo de seis años, Keaton, suplicó a sus padres que lo dejaran ir. Así que, con su permiso, se vistió y vino con nosotros a la iglesia.

Como llegábamos tarde, nos escabullimos en la parte de atrás de la capilla. De repente, sentí un tirón y, al darme vuelta, vi que Keaton sujetaba el saco de mi traje. Con una expresión de ansiedad y los ojos fijos en el frente de la capilla, preguntó: “¿Quién murió?”.

“¿Qué?”, le respondí, siguiendo su mirada. “No murió nadie”.

Al meditar en la pregunta de Keaton, miré la mesa sacramental. Para un niño con poca experiencia en la Iglesia, sería fácil ver lo que parecía ser un cuerpo acostado debajo de la tela que cubría el pan y el agua de la Santa Cena. Entonces lo comprendí: alguien había muerto. Los sagrados emblemas que representaban el cuerpo de Jesucristo estaban justo frente a nosotros. Con tanta experiencia en la Iglesia, ¿por qué no había visto el dulce simbolismo?

Le di las gracias a Keaton por su pregunta y le expliqué que el mantel sacramental cubría el pan y el agua, y lo que estos significan para nosotros. Su sencilla pregunta me había recordado que el Salvador en verdad murió para que nosotros pudiéramos vivir.

Desde ese día, la pregunta de Keaton ha continuado resonando en mi alma. Me ha ayudado a acercarme a la mesa sacramental más centrado en el Salvador. Los emblemas de la Santa Cena se han vuelto más vívidos y su significado permanece conmigo más tiempo a lo largo de la semana. Estaré eternamente agradecido por la inocente pregunta de Keaton.

El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “Al unirnos cada semana en todo el mundo en lo que esperamos que sea un mayor reconocimiento sagrado del majestuoso sacrificio expiatorio de Cristo, ruego que llevemos al altar sacramental ‘más lágrimas […] por lo que sufrió’ […]. Entonces, al meditar, orar y renovar nuestros convenios, ruego que tomemos de ese momento sagrado ‘más paciencia [para el sufrimiento] […] [y] más resignación’ [“Más santidad dame”, Himnos, nro. 71]”1.