Bendecidos por la Expiación de Jesucristo

“Hace poco un joven miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días me preguntó qué piensa el Salvador de nosotros cuando seguimos cometiendo los mismos pecados.

“Dije que creo que el Salvador considera que es algo típico de todos los hijos de nuestro Padre Celestial y eso no disminuye el amor que Él y nuestro Padre Celestial nos tienen.

“Podemos ser limpiados de nuestros pecados mediante el arrepentimiento y eso es un gozo, no una carga. Cuando nos arrepentimos, nuestro amoroso Salvador abre Sus brazos a fin de recibir a todos los hombres y mujeres para que disfruten de las mayores bendiciones que Dios tiene para Sus hijos”.

“Seguir a Jesucristo significa cambiar nuestro estado natural mediante la Expiación de Jesucristo. Esa es la única forma de edificar sobre Su fundamento seguro y de permanecer firmes durante las tormentas de las tentaciones y las pruebas que sobrevendrán.

“A fin de experimentar ese cambio, debemos volvernos como un niño, como un niño pequeñito.

“Para algunas personas, eso no será fácil de aceptar. La mayoría de nosotros deseamos ser fuertes y quizás consideremos que ser como un niño significa ser débiles, pero ser como un niño no es ser infantil.

“Sino que es ser como el Salvador, quien en oración pidió a Su Padre fortaleza para poder hacer la voluntad de Él y expiar los pecados de todos los hijos de Su Padre, y así lo hizo. Nuestro estado natural tiene que cambiar para volvernos como un niño y adquirir la fortaleza que debemos tener para permanecer firmes en tiempos peligrosos.

“Este cambio nos hará merecedores de disfrutar de los dones que se reciben por medio del Espíritu Santo. Tener la compañía del Espíritu nos consolará, guiará y fortalecerá”.

“Nunca pierdas de vista Getsemaní. Si estás teniendo un día difícil, y probablemente lo tendrás, siéntate por un momento y piensa en Getsemaní. Piensa en el Salvador y en lo que Él estuvo dispuesto a hacer por ti y por mí. Te prometo que, cuando lo hagas, tus cargas serán aliviadas y sentirás la influencia y el poder del Señor Jesucristo en tu vida. Él ha prometido ayudarte”.

“Este es un video de mi bisnieta aprendiendo a caminar. Aquellos de nosotros que alguna vez estuvimos en su situación tropezamos y caímos antes de que lo resolviéramos por nosotros mismos.

“Sin embargo, para muchos de nosotros, cuando caíamos, teníamos a padres amorosos para alentarnos a seguir aprendiendo porque querían que creciéramos y llegáramos a ser las personas que sabían que podríamos llegar a ser. Del mismo modo, nuestro misericordioso Padre Celestial sabe que fracasaremos más de una vez.

“Nuestros errores y defectos a veces nos causarán remordimiento o dolor. Esto es parte de nuestra experiencia terrenal, a menudo las consecuencias de nuestras decisiones. Sin embargo, si rehusamos dejar que nuestras faltas nos desalienten, esos errores pueden ser un gran maestro. No estar siempre a la altura de la mejor versión de nosotros mismos no es una señal de ser defectuosos, es una señal de ser parte de la familia humana. El fracaso es el precio que tenemos que pagar para mejorar.

“Sí, cometeremos errores, pero cuando nos caemos, podemos levantarnos de nuevo, porque sabemos que Dios está allí para ayudarnos, dondequiera y cuando sea que suceda. Él es nuestro Mentor, nuestro Maestro, nuestro Sanador, nuestra Fortaleza, nuestro Salvador.

“Así que, dondequiera que estés en la vida, no te des por vencido. ¡Nunca pierdas la esperanza! Ten la certeza que nunca estás solo, Dios está contigo, Jesucristo es tu fortaleza. Aprendí en mi vida que hay muchos nuevos comienzos, incluso nuevos comienzos diarios. El Evangelio de Jesucristo, el sacrificio de Jesucristo y nuestra disposición a ir por la senda del arrepentimiento y del perdón abren las puertas a estos nuevos comienzos.

“Gracias a la Expiación de Jesucristo, nuestros errores nos ayudarán a aprender y a llegar a ser mejores versiones de nosotros mismos”.

“Como discípulo de Jesucristo, doy testimonio de Él. Él es mi Señor y Salvador. Él ha vencido el pecado y la muerte. Por medio de Él, cada uno de nosotros puede hacer lo mismo.

“Hoy me inundaron sentimientos de gratitud por el Salvador mientras considerábamos Su sacrificio en dos lugares especiales. Visitamos el Sepulcro del Huerto, un antiguo sepulcro comparable al lugar donde habría yacido el cuerpo de Cristo luego de Su crucifixión.

“También visitamos la zona que algunos consideran el Jardín de Getsemaní. Mientras caminábamos entre olivos centenarios, escuchábamos versículos de las Escrituras que describían el solemne sacrificio del Salvador por nosotros en el jardín y en la cruz.

“La experiencia agonizante de Jesucristo en el Jardín de Getsemaní y en la cruz merece todo nuestro respeto y total reverencia. Del mismo modo, los maravillosos acontecimientos que ocurrieron al tercer día después de Su crucifixión merecen ocupar un lugar de asombro y gratitud eterna en nuestros corazones y mentes.

“¡Como discípulo de Cristo, tengo la bendición de proclamar mi testimonio de que Él vive!

“Nuestra reciente visita a Getsemaní me hizo reflexionar sobre el sacrificio del Salvador por cada uno de nosotros. Quizás ya sepas que, en hebreo, ‘geth’ significa ‘prensa’ y ‘shemen’, ‘aceite’. Getsemaní es literalmente el lugar de la prensa de aceite.

“Esta descripción se me hizo muy real cuando tuve la oportunidad de presenciar y manejar una antigua prensa de aceitunas en el Centro de BYU en Jerusalén.

“Durante la vida del Salvador, el aceite se elaboraba haciendo rodar primero una gran piedra sobre las aceitunas. Luego, las aceitunas trituradas se sometían a presión con vigas pesadas a fin de producir un aceite fino. Para asegurarse de que se exprimía hasta la última gota de aceite, se colocaban grandes piedras encima de las vigas, aplastando los restos.

“Considera el simbolismo de este proceso al pensar en la experiencia que tuvo Jesucristo en Getsemaní, donde ‘la sangre le brot[ó] de cada poro’ (Mosíah 3:7) mientras el Salvador sufría de forma incomprensible conforme se arrodillaba en intensa oración y se ofrecía a Sí mismo como rescate por nuestros pecados.

“Motivado por un amor perfecto, Él lo dio todo para que nosotros pudiéramos recibir todo. Su sacrificio divino nos recuerda la deuda universal de gratitud que le debemos a Cristo por Su divino don”.

“Tal vez ya hayas fallado en cuanto a las metas y las resoluciones que estableciste para el nuevo año. Recuerda que no tienes que esperar hasta el 1 de enero (del año siguiente) para intentarlo de nuevo. Gracias a Jesucristo, puedes empezar de nuevo hoy y todos los días.

“Cuán agradecido estoy por el don del arrepentimiento que se nos extiende por medio de la Expiación de Jesucristo.

“La secuencia del discipulado es sencilla y directa: ejercer fe en el Salvador, arrepentirse, recibir los convenios y las ordenanzas esenciales, cambiar, esforzarse por retener siempre la remisión de los pecados y seguir adelante fielmente en la senda de los convenios”.

“El arrepentimiento requiere del Redentor. Apartarse del mal sin volverse a Él no produce la sanación espiritual.

“Ezra Taft Benson (1899–1994), Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, enseñó que ciertamente, el arrepentimiento produce cambios en las actitudes y en el comportamiento, pero simplemente cambiar actitudes y comportamientos no es arrepentimiento.

“El presidente Benson dijo: ‘La fe en el Señor Jesucristo es el fundamento sobre el que debe cimentarse el arrepentimiento sincero y significativo. Si en verdad procuramos abandonar el pecado, debemos primero volvernos hacia Aquel que es el Autor de nuestra salvación’”.

“El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo enseña lo siguiente: ‘Creed que debéis arrepentiros de vuestros pecados, y abandonarlos, y humillaros ante Dios, y pedid con sinceridad de corazón que él os perdone; y ahora bien, si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis’ (Mosíah 4:10).

“De este y otros pasajes de las Escrituras aprendemos que las palabras ‘intención’ y ‘corazón’ están vinculadas al proceso del arrepentimiento. Al depender del Señor y volvernos hacia Él, debemos ser sinceros con nosotros mismos y debemos tener verdadera intención y ser sinceros con Aquel cuyo perdón buscamos. La confesión genuina a Dios y, cuando sea necesario, a los líderes del sacerdocio, debe ser total y completa”.

“Durante nuestra visita al Área Pacífico, Kathy y yo pasamos un tiempo en el estado australiano de Tasmania. Mientras estábamos allí, visitamos una antigua colonia penal en Port Arthur, un asentamiento que en el siglo XIX se utilizaba para albergar prisioneros (muchos de ellos provenientes del Reino Unido). En la actualidad, Port Arthur es un lugar histórico con muchos visitantes. El antiguo recinto carcelario cuenta con cuidados jardines, bosques frondosos y una impresionante arquitectura.

“Durante sus casi cincuenta años de historia, en Port Arthur se intentaron diversas formas de castigo y rehabilitación, con mayor o menor éxito. En contraposición, no pude evitar pensar en el alcance infinito y completo de la Expiación de Jesucristo. La gracia de Cristo puede transformarnos. Con Su ayuda, podemos superar cualquier obstáculo o error. No hace falta que seamos prisioneros de la muerte ni del pecado, sino que podemos llegar a ser perfeccionados en Él”.

“Testifico que Jesucristo vive y que Su amor perfecto, expresado mediante Su sacrificio expiatorio, se extiende a todos los que deseen caminar con Él y disfrutar de Su paz en este mundo y en el venidero”.

“Todos experimentamos las cargas de la vida terrenal. Experimentamos enfermedades, pérdidas, angustia, decepción y dificultades, pero a medida que alineemos nuestros corazones y mentes con Jesucristo, Él nos apoyará. Él brindará socorro”.

“Uno de mis relatos favoritos de las Escrituras es el de la mujer junto al pozo. En Juan 4:5–30, leemos el relato de Jesús dando la primera declaración pública registrada de Su mesianismo a una mujer samaritana que […] vivía en pecado. Sin embargo, Jesús fue a un pozo en Samaria y se encontró con esta mujer, sabiendo todo sobre ella, y aun así le declaró Su mesianismo, invitándola a beber de Su agua viva. La mujer tuvo una experiencia personal con el Salvador y se convirtió en testigo de Él conforme corría por la ciudad, diciendo a todos los que quisieran escuchar que vinieran a ver al Cristo, cosa que muchos hicieron.

“El Salvador también vendrá a nosotros, sabiéndolo todo sobre nosotros. A veces pensamos que debemos ser ‘dignos’ para orar o tener el amor del Salvador, pero esta historia demuestra que Él está dispuesto a venir a nosotros como somos. Quiere que tengamos una experiencia personal con Él y sintamos Su amor, porque ese amor es una fuerza poderosa que puede cambiarnos el corazón para que podamos volvernos a Él más plenamente. Podemos convertirnos en testigos de Su poder transformador en nuestras vidas e invitar a otras personas a ‘venir y ver’ a Cristo, como hizo la mujer samaritana.

“Creo que el hecho de que haya pinturas en los templos que representan la historia de la mujer junto al pozo es muy instructivo. Gracias al Salvador y Su sacrificio expiatorio, nadie está más allá de Su poder redentor. No debemos poner límites sobre a quién creemos que Él puede salvar o a quién debemos tender una mano en Su nombre. La próxima vez que veas un cuadro de la mujer junto al pozo, recuerda que, gracias a Él, hay esperanza para todos nosotros”.

“Cada uno de nosotros ha pasado o está pasando por experiencias de vida difíciles. Quizá te preguntes cómo puede Jesucristo proporcionar alivio en tus circunstancias concretas. […]

“Jesucristo, en efecto, brinda socorro a nuestras almas. Su sacrificio expiatorio cubre e impregna todos los aspectos de nuestras vidas. Él conoce los detalles de todos nuestros sentimientos, preocupaciones, penas y alegrías, y Él sabe socorrer y sanar de forma personal.

“De una manera hermosa, ¡Él a menudo brinda ese socorro por medio de los demás! Es por eso que Él nos pidió que cuidemos unos de otros, que ‘llor[emos] con los que lloran’ y que ‘consol[emos] a los que necesitan de consuelo’ (Mosíah 18:9).

“Cuando decimos ‘Sociedad de Socorro’, esperamos que puedas sentir y ver al Salvador en la palabra ‘Socorro’, porque en la Sociedad de Socorro nos conducimos mutuamente hacia el Salvador, ofrecemos Su amor y deseamos ser Sus manos para llevar el tan necesario socorro espiritual y temporal a todos los hijos de Dios”.

“Después de vivir en regiones diferentes durante casi tres generaciones, los nefitas volvieron a ser un solo pueblo. El pueblo de Limhi, el pueblo de Alma y el pueblo de Mosíah, incluso el pueblo de Zarahemla. Lo primero que hicieron una vez que se reunieron fue compartir sus historias de liberación y, específicamente, enseñar y testificar del Libertador mismo, Jesucristo. De esos relatos aprendemos que la liberación no siempre está cerca, ¡pero la bondad de Dios sí lo está! (véase Mosíah 25:10).

“Sé por experiencia propia que cuando acudo a Jesucristo, Él se convierte inmediatamente en parte de mi historia. Por lo tanto, debería centrarme menos en cómo me libra de los desafíos de nuestros días y más en el Libertador mismo. ¡Dios es bueno inmediatamente! Por lo tanto, no solo puedo confiar en Su voluntad, sino también en Su tiempo”.

“El arrepentimiento no consiste simplemente en dejar de hacer algo malo, sino acudir o volver a lo que es bueno, lo que es justo, lo que es sano y lo que está alineado con las enseñanzas de Jesucristo.

“En el Diccionario Bíblico en inglés dice: ‘El arrepentimiento significa entregar el corazón y la voluntad a Dios, así como renunciar al pecado al que, por naturaleza, tenemos inclinación’”.

“Hace poco tuve la maravillosa oportunidad de viajar con la hermana Becky Craven y de estar con los santos en la República de Cabo Verde, que es un archipiélago y país insular situado entre África y Portugal. Luego de reunirnos con la Primera Dama de Cabo Verde, paseamos por el patio del palacio presidencial y nos encontramos con este magnífico despliegue de flores. Nuestro acompañante caboverdiano le hizo saber a nuestro grupo que esta planta era conocida comúnmente como ‘Corona de Cristo’ en la isla. Qué magnífico símbolo. Los tallos llenos de espinas de esta planta nos recuerdan la corona trenzada de espinas que se colocó sobre la cabeza del Salvador en un intento de burlarse de Él en los momentos previos a Su crucifixión en el Calvario, pero al igual que con todas las cosas, Jesucristo puede transformar las espinas en gloria. En lo alto de los tallos espinosos se encuentra un glorioso despliegue de hermosas y gruesas flores rojas.

“Cristo nos enseña en el Libro de Mormón: ‘Y mi Padre me envió para que fuese levantado sobre la cruz; y que después de ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres’ (3 Nefi 27:14).

“La crucifixión del Salvador, destinada por Sus enemigos a poner fin a Sus enseñanzas, a Su ministerio y a Sus seguidores, fue parte de Su Expiación eterna. El gran precio que Jesucristo pagó por nuestros pecados para que pudiéramos ser coronados con la vida eterna si venimos a Él.

“El profeta José Smith declaró: ‘Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, este es el testimonio, el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que vive!’ (Doctrina y Convenios 76:22).

“Hermanos y hermanas, añado mi testimonio al de un amado profeta de Dios. Que por medio de la Resurrección, ¡Jesucristo vive! En la Pascua de Resurrección y todos los días, Él vive y nos llama a venir y unirnos a Él para que nosotros también podamos ser transformados, para que las espinas de nuestra vida se conviertan, por medio de Su Expiación, en un símbolo de Su gloria”.