Liahona
Una tierna misericordia veinticinco años después
Marzo de 2024


“Una tierna misericordia veinticinco años después”, Liahona, marzo de 2024.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Una tierna misericordia veinticinco años después

Doy gracias a Dios por haber utilizado una carta olvidada para obrar una de Sus tiernas misericordias.

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Padre e hija en las cataratas del Niágara

Fotografía cortesía del autor

Mientras daba clases de Seminario matutino en Eureka, California, EE. UU., pedí a mis alumnos que imaginaran su vida diez años en el futuro. Luego les pedí que escribieran una carta con su testimonio del Evangelio y cualquier otra cosa que quisieran compartir con las versiones mayores de sí mismos. Les dije que enviaría las cartas por correo en diez años.

Pasó el tiempo y nunca envié las cartas. Un día, veinticinco años después, mi hija Heidi encontró las cartas y preguntó por ellas. Después de explicarle lo que había planificado, buscó las direcciones de mis antiguos alumnos a través de las redes sociales.

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Una mano pasando unos sobres a otra mano

Ilustración por Alex Nabaum

Después de enviar las cartas, recibimos respuestas muy buenas. Una de mis antiguas alumnas de Seminario escribió:

“Necesito que tu papá sepa que acaba de encontrar esas cartas por una razón. Mi hija de dieciocho años ha estado teniendo dificultades con su testimonio y siente que ser una ‘chica Santo de los Últimos Días perfecta’ no es para ella. No nos habla de sus sentimientos. Ha sido difícil”.

Mi antigua alumna, devastada por algunas cosas que su hija había escrito recientemente en un blog, agregó:

“Sabía que tenía que hablar con ella al respecto. Como siempre que tenemos estas conversaciones, su expresión facial era fría y desafiante, y no decía nada. Le entregué mi carta y le dije que quería que la leyera.

“La vi volver a leer el primer párrafo varias veces. Yo había escrito que no sabía si tenía un testimonio, que ser una Santo de los Últimos Días perfecta era demasiado y quizás no era para mí.

“Mi hija comenzó a llorar. Necesitaba que supiera que realmente entiendo sus dificultades. ¡Ella nunca lo habría creído sin esa carta! Algunas de sus barreras desaparecieron y realmente siento que la llegada de esta carta fue una tierna misericordia. Si la hubiera recibido hace diez años, ¡quizás la habría desechado o perdido! Por favor, agradece a tu papá por hacernos escribir las cartas y por haberlas olvidado durante todos estos años. Nada es casualidad”.

Nuestro amoroso Padre Celestial vela por todas Sus ovejas y, en Su maravilloso tiempo, Él puede obrar tiernas misericordias y milagros por medio de cada uno de nosotros para traer de vuelta a los que se han alejado del redil.