Liahona
“Dios se proveerá de cordero”
Abril de 2024


Mensaje de la Presidencia de Área

“Dios se proveerá de cordero”

Cuando tenía dos años, mi familia y yo sufrimos la pérdida de mis dos hermanos mayores. Crecí viendo a mis padres vivir sin consuelo, incluso la llegada de otros dos hermanos menores no pudo borrar esa tristeza.

Siendo adolescente perdí también a mi madre y la angustia fue muy grande. La separación y la ausencia parecían irremediables. Me preguntaba por qué Dios nos da familias si finalmente permite que la muerte nos separe.

Recuerdo haber leído un relato de la Biblia en la que Abraham, obediente a la voz del Señor, se hallaba listo para ofrecer a su único y amado hijo en sacrificio.

El niño preguntó a su padre: “Padre mío […] ¿dónde está el cordero para el holocausto?”. Abraham respondió: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío”1.

Esta respuesta de Abraham quedó en mi mente y en mi corazón como una esperanza a tantas preguntas de mi alma.

Tiempo después, dos jóvenes misioneras me dieron la respuesta que tanto deseaba al testificarme: “Las familias pueden ser eternas gracias a Jesucristo, el Cordero de Dios. Él sanará tus heridas y proveerá el medio para reunirte de nuevo con tu familia para siempre”.

Entonces descubrí que mi Padre Celestial tenía un plan en el que no había cabos sueltos. Entendí el simbolismo de aquel relato bíblico y me invadió el amor perfecto de un Padre que tanto nos amó que incluso “ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna”2. Efectivamente Él se proveyó de un cordero.

“¿Qué trae a tu mente la palabra Pascua?”, pregunté recientemente a varias personas de distintas edades y creencias. Me sorprendió que todos hayan respondido: Jesucristo y resurrección. Incluso los niños dejaron de nombrar al conejo o al huevo de Pascua.

El presidente Nelson dijo: “La razón principal por la que celebramos la Navidad es debido a la Pascua”3.

El centro del plan de Dios es Jesucristo y Su Expiación, es Su victoria sobre la muerte y el dolor, sobre la separación y la desesperanza. Él es el Dador de la vida, Él es el Lazo que une familias, Él es el Liberador de cargas y angustias, Él es el Portador de la luz y la esperanza, el Señor de las oportunidades, Él es quien nos salva.

El rey Benjamin profetizó del nacimiento de Jesucristo a su pueblo y de Su misión en el plan de felicidad: “Y se llamará Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas […]; y su madre se llamará María”. Hizo además una breve descripción de Su ministerio y de Su infinita Expiación: “Y he aquí, sufrirá tentaciones, y dolor en el cuerpo, hambre, sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir; pues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo […]; lo azotarán y lo crucificaran. Y al tercer día resucitará de entre los muertos”4.

Recordemos la invitación de nuestro profeta, el presidente Nelson:

“¡Les ruego que vengan a Él para que Él pueda sanarlos a ustedes! Él los sanará del pecado, conforme se arrepientan; los sanará de la tristeza y del miedo; los sanará de las heridas de este mundo. Sean cuales sean las preguntas o los problemas que tengan, la respuesta siempre se halla en la vida y las enseñanzas de Jesucristo”5.

Doy testimonio de ello y de que el Padre se proveyó de un Cordero, que es Jesucristo nuestro Señor y Salvador. Amén.

Notas

  1. Génesis 22:7–8.

  2. Juan 3:16.

  3. Russell M. Nelson, “La respuesta siempre es Jesucristo”, Liahona, mayo 2023, pág. 127.

  4. Mosíah 3:7–10.

  5. Russell M. Nelson, “La respuesta siempre es Jesucristo”, Liahona, mayo 2023, pág. 127.